Cumplió 100 años la fábrica de pastas secas La Fortuna

La actividad se inició el 20 de abril de 1910 en la calle Italia 168/170 de Avellaneda

El pasado 20 de abril, la fábrica de pastas secas La Fortuna cumplió 100 años de vida. Innumerables recuerdos y anécdotas se evocan en el presente, a través del relato del actual titular de la firma, Horacio Giuliano, sobre una gran familia que ha dejado una huella indeleble en la historia de Avellaneda.

“Hemos festejado estos 100 años con mucha emoción, con muchos recuerdos. Nos acordamos de todos nuestros familiares, nuestros empleados, distribuidores, que de una u otra manera participaron en el crecimiento de nuestra empresa”, dijo con entusiasmo Horacio, uno de los tantos protagonistas en la historia de la familia Giuliano.

La fundación de esta empresa familiar se remonta a la llegada al país de los abuelos de Horacio en 1907, provenientes de Italia, tras huir de la catástrofe que fue la erupción del volcán Etna, en Sicilia, que terminó por destruir su vivienda. El abuelo de Horacio Giuliano (Domingo) ya había viajado a Nueva York y a Buenos Aires, porque tenía en mente irse de Italia, que por entonces atravesaba una etapa muy difícil, en los años previos a la primera guerra mundial.

“La hermana mayor de mi papá, mi tía Paulina, empieza con la fábrica de fideos secos en la calle Italia 168/170 de Avellaneda. Ahí arranca la primera etapa, asociada con Roberto Perrone y Pedro Ruberto (su marido). Las actividades se inician el 20 de abril de 1910 con la habilitación otorgada por la Municipalidad de Avellaneda. Inician lo que iba a ser un establecimiento fideero muy importante en la época. Comienzan elaborando la pasta de una manera muy artesanal, ya que se hacía toda a mano. Se hacían las roscas tipo cabellos de Angel, entrefinos, etc, a mano, y los fideos largos se cortaban en tramos de 60 cm y luego se extendían sobre cañas; los mostacholes se cortaban a cuchillo sobre una mesa. Después del secado se embolsaban, los fideos guiseros y soperos de hasta 70 kg. Los fideos largos se colocaban en cajones de madera y se distribuían a granel. Iban hasta los almacenes y se reponían en unos muebles antiguos con cajones de frente vidriado (fideeras).

Era una tarea muy ardua y se demoraba en descargar, las entregas se realizaban, llegando en Jardineras a caballo con el logo de La Fortuna, por calles de tierra», en el Gran Buenos aires y la Capital Federal.

Luego de unos años Perrone se separa de la sociedad y fallece Don Pedro Ruberto, por lo que la tía Paulina queda al frente de la empresa. Entonces para no quedarse sola, pide ayuda y se asocia con dos de sus hermanos más cercanos en edad: Antonio y José y la sociedad se denomina Vda. de Ruberto y Giuliano Hnos. Años más tarde (en 1928), se incorporan a la sociedad otros dos hermanos Giuliano: Orlando (padre de Horacio) y Reinaldo. Se retira Paulina y la nueva sociedad se denomina Giuliano Hnos. A partir del año cuarenta y ocho la sociedad se denomina Giuliano hnos. SRL.

Moderna fábrica de pastas frescas La Fortuna
«A principios de los años cincuenta instalan en la avenida Mitre 1010 una moderna fábrica de pastas frescas La Fortuna con elaboración a la vista, fiambrería y quesos italianos. A principios de los sesenta ésta se vende. Se retira de la sociedad José. Los hermanos restantes fundan Afisa compañía Financiera en la calle 25 de mayo. Luego Antonio se retira de la fábrica. En el año 1968 fallece Reinaldo y Horacio y Juan Carlos compran el 50 % de la empresa. En el año 1972 pasa a denominarse Orlando Giuliano e Hijos S.A. y aquí -dice Horacio Giuliano- vaya mi recuerdo y agradecimiento a quien nos ayudara tanto, mi tía María Giuliano de Corró».

La fábrica, que en pastas secas es la más antigua de Avellaneda, comenzó a crecer desde entonces y empezó a tener importancia en el mercado, en el ámbito de Capital Federal y Gran Buenos Aires.

En el año 1935 el Presidente de la Unión Industrial Argentina, Don Luis Colombo, hace entrega a la Empresa asociada, una distinción y diploma al cumplir 25 años de existencia.

Además de fideos, en la fábrica se elaboraba harina 0000. Fueron los primeros en fabricar y envasar una harina con minimas cantidades de cenizas y muy buena cantidad de proteínas (gluten). Esa harina salió al mercado en paquetes de 1 kg con la marca Giuliano y la gente la recuerda aún en su envase amarillo.

A lo largo de la charla con La Ciudad, Horacio Giuliano fue repasando con exhaustiva cronología los distintos momentos que vivió la fábrica. “Hasta el año 1920, la pasta se hacía y se secaba al sol y la dificultad del secado dependía del tamaño y formato del fideo.»

«Las amasadoras, las prensas de émbolo hidráulicas y los secaderos estáticos fueron las primeras máquinas que demandaban las exigencias técnicas de aquella época. A principios de los años treinta, la prensa hidráulica fue reemplazada por la prensa de tornillo sin fin, a partir de la cual se desarrolló a continuación la unidad continua que comprende la dosificación, el amasamiento de la mezcla y el moldeo. Allí mi padre era el experto en controlar el punto de secado”. A partir de los años cincuenta, las prensas se completaron con dispositivos destinados al tratamiento en vacío y para aquella época alcanzaron un nivel de producción extraordinario. Al mismo tiempo aparecieron las primeras líneas continuas (prensa, colgador, secador, etc) para la producción de pastas largas.

«Más tarde nos dedicamos a mejorar la tecnología y la capacidad de producción de las máquinas, con el resultado de que las prensas, cuya capacidad de producción era baja hasta entonces, se adquieren a finales de los años sesenta, nuevas máquinas para capacidades horarias de más de 1.000 kg.»

Una nueva y excepcional novedad tecnológica cerró los años setenta: la alta temperatura en el proceso de secado. Esta tecnología revolucionaria abrió un nuevo capítulo en la fabricación de pastas alimenticias.

La actualidad
«En los años 90 participamos en las ferias Brasil, ABRAS donde hacemos conocer nuestros productos,y comenzamos a exportar para Paez Mendonca, empresa líder en hipermercados, logrando exportar durante más de cinco años el 30 % de la producción, hasta que los vaivenes de la política económica del Dr. Cavallo de1 peso = 1 dólar nos hizo perder ese mercado.»

Horacio Giuliano repasó con nostalgia el momento crítico de la fábrica. “A pesar de los inconvenientes que tuvimos que atravesar en el 96, como toda empresa endeudada en dólares, perdimos la planta de Avellaneda, pero continuamos fabricando con otra planta en la localidad de Luján», afirmó con energía.

“Hoy no podemos exportar porque el cambio no nos sirve, pero en el mercado interno estamos bien, orientados en la fabricación de las pastas Premium que más le gusta a la gente: toda la línea de moños corbatas, medianos, moñitos de sémola y cintas Argentinas con huevos La Fortuna; tallarines largos, nidos, canelones y lasagnas Vico, que es otra de nuestras marcas.»

A los 66 años, Horacio Giuliano hace un balance más que positivo de su gestión y quiere seguir manteniendo en alto una marca llena de tradición en Avellaneda.
Desde hace 100 años la fábrica de fideos La Fortuna produce pasta de óptima calidad con la experiencia de quien ha iniciado la producción con criterios artesanales y después ha modificado este proceso adecuándolo al progreso tecnológico. Teniendo siempre presentes los criterios fundamentales para la obtención de una pasta de calidad superior: harina de trigo duro seleccionado, calidad de agua, un largo proceso de secado lento de deshidratación para que la pasta mantenga su sabor, huevo en polvo deshidratado y pasteurizado y elaborados con matrices de bronce que le da una textura porosa de alta absorción a las salsas que acompañan a las pastas.
“Espero poder seguir llevando la marca como corresponde, elaborar una buena pasta de calidad de plena confianza para toda la gente. Le agradezco a todo el público que sigue comprando nuestros productos porque por eso estamos, sino, no existiríamos. Nuestros consumidores, nuestra clientela, son el capital que tenemos”, finalizó.

Una familia que dejó su huella
Siguiendo la historia cronológicamente Horacio cuenta que su hermano Juan Carlos ingresó siendo un adolescente y dedicó toda su vida, en la sección producción. En 1968 ingresa su esposa Lidia que administra la empresa durante 37 años,
criando y educando a la vez a sus hijos Marcelo y Esteban.
Esta familia dió destacados profesionales a la sociedad, como algunos de los primos hermanos de Horacio:
Dr. Domingo Giuliano: Contador y Síndico del Banco Avellaneda y de la Municipalidad de Avellaneda.

Dr. Domingo Ruberto Giuliano: Contador del Banco Nación Argentina Casa Central.

Dr. Pedro Antonio Giuliano: Contador Público Nacional, se recibió junto con el Dr. Antonio Cafiero, Subsecretario de Hacienda en la Primera Presidencia de Perón.

Profesora Carmela Giuliano: Cantante lírica del Teatro Colón, excelente voz de contralto, cantó en los teatros más importantes del mundo; y en su momento le ayudó a recuperar la voz a la mismísima Mercedes Sosa, La Negra.

Gustavo Giuliano: notable músico, bajista de Patricia Sosa.

Carmelo Giuliano (Pocho): jugó en la primera de Independiente junto a Pepé Santoro, y después se fue a jugar al Hércules de Alicante, donde en 1978 fue consagrado el mejor jugador de España. Hoy es Periodista Deportivo en Alicante.

Licenciada Martha Giuliano Iglesia, Psicologa Educacional de la U.C.A., Discípula de Victor Frankl, Logoterapeuta.

Guillermo Daniel Iglesia Giuliano: Experto en Artes Marciales. Graduación: Kugyo Happo Biken Menkyo Kaiden. Instructor del Grupo Halcón de la Policia Federal.

Y por supuesto, dedicó un párrafo aparte para su padre Orlando que fue, un ser de inigualable generosidad.

«Mi papá, Don Orlando como se acuerdan todos los vecinos de Avellaneda, en sus últimos años, iba con su Falcon blanco y su baúl siempre cargado de pastas. Les llevaba fideos cada domingo a los Bomberos Voluntarios de Avellaneda. Vivía con esa gentileza permanente ayudando a distintas instituciones de bien público.

Se organizaban Spaguetti Party para conseguir fondos que luego eran donados al Cotolengo Don Orione, Obra Cardenal Ferrari; Fundación Padre Mario Pantaleo; C.O.D.I.S.A., el Club Argentino de Rugby para el viaje a Australia en el salón
Hollywood, Club de Leones de Avellaneda, Rotary Club de Avellaneda y de Lomas de Zamora, Bomberos de Avellaneda, Sociedad Italiana Roma, Martin Fierro, Coopearadora del Hospital Fiorito, Fundación Maranata, Centros de Jubilados, Centro Umbro, Fundación Danna de Olga Zubarry, Fundación Felices Los Niños; Fundación Padre Luis Farinello, etc. Llegaron a trabajar más de 50 personas y algunas llegaron a tener 40 años de antigüedad en la empresa como el Sr. Leo Zerda, gran recitador de nuestro folklore en Martin Fierro. La empresa le cedió en comodato durante más de treinta años las instalaciones de avda. Mitre 1884 a la Asociación Cultural y folklórica Martin Fierro, quienes fueron sus socios fundadores; también del Club de Pato Barracas al sur en la calle Alsina. Socios de los más antiguos del Centro Comercial e Industrial de Avellaneda, Leales y Pampeanos, Racing, e Independiente.»

«Papá le enseñó el oficio a muchos emprendedores de la época que querían fabricar fideos secos y frescos. El fabricante de Maquinas Cerrini, Puntilla y Pavan lo contrataban para poner a punto las instalaciones y capacitando al personal de distintas fabricas de todo el país.»

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