“Complejo 1902”, una nueva joya se suma al patrimonio arquitectónico de Avellaneda

Restauran un histórico edificio, en Avenida Mitre al 300.

La cuadra de Avenida Mitre al 300, donde está el antiguo Palacio Municipal, remodelado recientemente, muestra varios guiños que dejan en evidencia que quiere recuperar la belleza de otros años.

Un claro ejemplo es el hermoso edificio histórico ubicado en Mitre 320, que está siendo restaurado a lo largo de este año y los primeros resultados asombraron a los vecinos de la zona. El inmueble nació en 1902 y, luego de estar entre diez y quince años en abandono, la firma “Estudio Colucci Desarrollo Inmobiliario” y otros grupos de inversión lo adquirieron el año pasado y arrancaron con el trabajo de recuperarlo a pleno.

“Empezamos a finales de 2019 y creemos que a fin de este año las obras ya estarán terminadas por completo”, comentó a La Ciudad, Favio Colucci, titular del Estudio a cargo de la restauración. “Obviamente, la pandemia
atrasó la idea original que teníamos con respecto a los plazos estipulados, pero llegaremos con los nuevos tiempos pautados”, sostuvo.

“Es un edificio muy hermoso y especial del Partido de Avellaneda, por eso original y todos sus detalles históricos, que son únicos. Aunque la adquisición del inmueble sea para negocios inmobiliarios, en este tipo de
trabajo siempre se vuelca la pasión y el respeto por estos edificios que son parte de la historia”, expresó Colucci.

El emprendimiento, bautizado “Complejo 1902” (en honor al año que se levantó la casona), consta de un local en la planta baja y seis oficinas en la planta alta. Todas se encuentran a la venta o en alquiler.

Al respecto, Colucci explicó: “La obra está pensada para mantener el diseño y estilo original, pero combinado con la modernidad y servicios acordes a las necesidades actuales. Por ejemplo, las oficinas serán muy modernas, con detalles de categoría. En la planta alta habrá baños de damas, caballeros y discapacitados; cocina, sala de espera con iluminación natural en el frente y otra en el sector trasero; recepción con acceso desde la escalera; oficinas con cerradura codificada y caja de seguridad, y la escalera contará con silla eléctrica, para el cómodo acceso de las personas con movilidad reducida”.

 

El deseo de los inversionistas de este emprendimiento coincide precisamente con el de los vecinos de la zona: que esa cuadra y sus alrededores pueda recuperar la puesta en valor que floraba hace un tiempo. “Ojalá que este arduo trabajo que todavía estamos llevando a cabo pueda servir para embellecer esa zona y que además podamos darle
un empuje para que otros inmuebles históricos que se encuentran ahí puedan recuperarse, restaurarse y que todo eso logre que se sumen más comercios y haya más movimiento. No hay que olvidar que a pocos metros del Complejo 1902 está la antigua Municipalidad, la cual también fue restaurada de gran manera”, aseguró Colucci entusiasmado.

Fachadas que hablan
La arquitecta y docente universitaria María Isabel Descole realizó, en exclusiva para La Ciudad, un gran trabajo y aportes para explicar absolutamente todo sobre la casona de Mitre 320 y su historia: “No es fácil datar con precisión, pero el tipo de construcción y las decoraciones nos permiten ubicarla en los primeros años del siglo XX. Responde a la tipología de “casa chorizo”, construcción característica de las ciudades argentinas, así llamadas por contar con una sucesión de habitaciones a lo largo del terreno. La ornamentación de la fachada de estas casas era el símbolo del éxito alcanzado por sus dueños. Los ornamentos se realizaban con cuerpo de hierros y ladrillos, y se revestían en revoque “símil piedra”, mezcla de agua, cemento, arena y algún otro agregado para darle brillo y
color. Estas fachadas fueron y siguen siendo verdaderas obras de arte, donde el “frentista” era un artesano especializado, relacionado con talleres de escultura, donde encargaba las piezas de mayor trabajo artístico: mascarones, balaustres, guirnaldas, guías de laureles, escudos nobiliarios o “cartouches” y todo tipo de imágenes”, detalló la arquitecta.

“Algunas de ellas se aprecian en el frente de Mitre 320, donde la profusión de decoración y materiales expresa un importante nivel socioeconómico del propietario original. Es una fachada donde se han equilibrado los ornatos en símil piedra con herrería artística y carpintería de madera muy valiosa, ya que el material exhibe formas curvas, indicando un nivel de carpintería especial. Se destaca visualmente un detalle de policromía en las cerámicas de color celeste que logran un excelente contraste con el símil piedra. En cuanto al estilo, presenta elementos de distinto origen por lo cual podríamos decir que estamos frente a un lenguaje ecléctico. Una verdadera joya que remite a épocas pasadas de esplendor. La fachada sigue hablando en el presente porque expresa una manera de vivir y el sentido que tenía la arquitectura en el centro de la ciudad industrial”, sentenció Descole.

 

Por otra parte, la arquitecta explicó cómo era esa zona de Avellaneda al despuntar el Siglo XX. “Sin dudas, el período que va desde 1890 hasta la crisis de 1930 fue el de mayor esplendor de Avellaneda como ciudad industrial. A sólo dos cuadras de la casa que analizamos estaban el puerto sobre el Riachuelo y el Mercado Central de Frutos, donde se comercializaban granos, lanas, cueros, crines y todos los productos de la ganadería y la agricultura. La Avenida Mitre era el gran centro comercial para la población que trabajaba allí, a la cual se sumaba una clase media en ascenso dedicada al comercio y a las industrias del mercado interno. Ya se encontraba el edificio municipal de Mitre 366, el Teatro Roma con su primera fachada neoclásica, la Plaza Alsina, la Iglesia y la antigua Escuela N° 1. Era un paisaje urbano con edificios de hasta dos plantas. La ciudad crecía al compás febril de los transportes de cargas, carros y ferrocarriles y el ruido de las sirenas de los barcos”, describió con precisión y belleza la arquitecta Descole.

noticias relacionadas