Desde las primeras horas de la tarde, como ocurrió en las dos ediciones anteriores de la carrera, fanáticos y curiosos comenzaron a reunirse en torno al Obelisco porteño, donde se realizó la largada simbólica desde una rampa especial por la que pasaron cada uno de los competidores.

La mayor ovación del público apostado a lo largo de la avenida 9 de Julio llegó poco antes de las 15.00 cuando irrumpieron Marcos y Alejandro Patronelli, el primero de ellos último campeón del Dakar en la categoría cuatriciclos y en plena recuperación de la fractura de peroné que sufrió hace un mes.

Una hora después la autopista 25 de Mayo, primer paso obligado de los vehículos en la salida de la Capital Federal para dirigirse a Victoria, se colmaba de entusiastas espectadores que no querían perderse el paso de los protagonistas, que incluso recibieron el saludo y aliento desde los balcones de edificios lindantes.

El actual campeón Carlos Sainz, con la Touareg Race 3 del equipo Volkswagen, fue el primer auto en asomarse a la rampa, mientras que los primeros cuatriciclos y motos que habían dejado la Rural ya se encontraban cerca de Victoria, donde miles de fanáticos le daban la bienvenida al Dakar por primera vez.

Poco después llegó el turno del estadounidense Robby Gordon, quien con su imponente Hummer color naranja se adueñó otro año más de la atención en la 9 de Julio con su clásico salto desde la rampa, que hiela la sangre pero que hace las delicias del público.

Fiel a su estilo, Gordon acaparó todos los flashes y tras hablar largos minutos con los presentadores del evento le pidió “permiso” al director de la prueba, Etienne Lavigne, para hacer su ya clásica pirueta.

En ese momento la multitud comenzó a pedir a gritos el “sí” del francés y el estadounidense le regaló `dos saltos` al público.

El mendocino Orlando Terranova, que este año volverá a correr con un auto de BMW, fue otro de los que se llevó muchos aplausos.

Durante la largada simbólica, el ministro de Turismo de la Nación, Enrique Meyer, ratificó su optimismo sobre la participación de Argentina en el Dakar 2012, una opinión que completó Lavigne, al dejar abierta la posibilidad de que la competencia se reedite en el país, pero con un recorrido que involucre a Brasil y a Paraguay, como se lo adelantó a Télam dos meses atrás.

El rally más exigente del mundo, que a lo largo de 33 años de historia tuvo su epicentro en Africa pero que en los últimos tres se afianzó en tierras sudamericanas, tuvo finalmente en la largada 406 máquinas, 170 motos, 30 cuatriciclos, 139 autos y 67 camiones.

De ellos, respectivamente, habrá 21, 15 y 33 en esas primeras tres categorías mencionadas.

En esta edición el trazado llevará a los competidores al extremo norte de Argentina y de Chile, en las fronteras con Bolivia, rozarán Perú, hasta llegar a Arica (Chile), donde pasarán el ansiado día de descanso para luego emprender el camino de regreso hacia Buenos Aires.

De los 9.500 kilómetros por los que pasará el Dakar, 5.000 serán de carrera pura y tendrán todos los aditamentos necesarios para este rally. Rutas, fuera de pista y dunas.

Los organizadores pusieron espacial énfasis en que el recorrido dibujara etapas cada vez más selectivas en la segunda parte del rally, de manera de mantener el suspenso hasta último momento y que con el correr de los días se vaya poniendo cada vez más difícil y exigente.

El trayecto de competencia propiamente dicho de la primera etapa unirá Victoria con Córdoba, con un largo enlace de 556 kilómetros y unos 200 de especial, según las categorías más o menos, primero de tramos rápidos después de montaña.

Para limitar la cantidad de adelantamientos en las vías más estrechas las motos y los cuatriciclos tendrán un recorrido aparte en la mitad de la etapa y serán las primeras categorías en largar mañana, en mangas a partir de las 4.30 para esas dos categorías.