Hasta 1972 la definición del segundo se regía por la velocidad de rotación de la Tierra, pero la falta de uniformidad de este fenómeno —condicionado, por ejemplo, por efectos gravitatorios o la fuerza de mareas— llevó a utilizar relojes atómicos basados en la frecuencia de resonancia atómica. Desde entonces, el Sistema Internacional de Unidades (que rige las mediciones en el mundo) determinó que la unidad de tiempo se define estableciendo el valor numérico fijo de la frecuencia del cesio, un metal que se puede hallar en la naturaleza en formaciones rocosas.
“Se va a reemplazar el átomo de cesio por otro, pero todavía no se decidió cuál va a ser. Los que están en carrera son el iterbio, el estroncio y otros iones que permitirán realizar experimentalmente la definición del segundo con menor incertidumbre que la actual”, detalla Laiz.Esta semana el reloj comenzará a correr y avanzará la carrera por la nueva definición del segundo. Es un desafío para el mundo y para el INTI, que es el Instituto Nacional de Metrología y es quien se ocupa de realizar, mantener y diseminar a la industria y la sociedad los patrones nacionales de medida en el país.