Cadedis, un centro cultural para personas con discapacidad

Con el objetivo de promover la integración social y familiar, y de generar espacios de recreación y esparcimiento, la Casa del Discapacitado de Avellaneda (Cadedis) viene trabajando desde hace más de veinte años en su sede de Brandsen 4481, en Villa Dominico.

Si bien la entidad data de 1986, su nacimiento tendría que situarse un año antes, cuando un grupo de padres dio el puntapié inicial a este proyecto, ante la necesidad de crear un espacio alternativo y de contención para sus hijos, quienes por edad ya no contaban con un ámbito de inserción.

“Cadedis es como un centro cultural para personas con discapacidad, un lugar donde la gente hace diversas actividades, socializa, se comunica, se encuentra con otros, no está solo y además tiene la satisfacción de producir algunas cosas”, explicó Horacio Fernández, director de la Casa del Discapacitado.

“Este no es un espacio socialmente previsto por el Estado, el cual prevé las escuelas 500 para hacer la primaria y los talleres laborales o protegidos -agregó- pero este tipo de perfil de gente, de 18 años en adelante, ya no está para la escuela y tampoco para esos talleres”.

Consultado sobre los inicios de la institución, Fernández comentó que “Cadedis surgió por el  año 1985, a partir de la gestión y el empuje de un grupo de padres preocupados por el futuro de sus hijos con discapacidad. Al año siguiente, durante la gestión de Luis Sagol como intendente, la institución fue municipalizada”,
Allá por 1985, más exactamente un 18 de marzo, el grupo de padres fundador de lo que hoy es Cadedis comenzó a reunirse con sus hijos en el parque de Domínico, para compartir la merienda y diversas actividades.

Al municipalizarse la iniciativa, dicho grupo pasó a ser la cooperadora de la Casa del Discapacitado de Avellaneda (Codisa), la cual hoy está festejando sus bodas de plata y que como Asociación independiente de Cadedis, colabora estrechamente para que ésta pueda funcionar.

“Un grupo de padres se reunía en el parque, porque estos chicos venían de la escuela 505, habían terminado y no tenían otra actividad. De ahí surge la formación de esta asociación”, explicó a La Ciudad la presidente de Codisa, Mirta López.
Los familiares de las personas con discapacidad necesitaban el apoyo del gobierno municipal porque esta era una actividad hecha totalmente a pulmón y no todo el mundo estaba en condiciones de afrontar los costos. Al pasar al ámbito estatal, la Municipalidad dotó a la entidad de conducción técnico-profesional, personal y comida.

“La Municipalidad encuentra estas instalaciones, que eran de un club venido a menos llamado Dínamo –agregó López- y la persona que lo representaba cedió su uso al municipio, por cien años, con la cláusula que sea solamente usado con esta finalidad”.

Más allá que el municipio financia todos los gastos de infraestructura que garantiza el funcionamiento de Cadedis, Codisa cumple un rol más que fundamental en el día a día.

La cooperadora tiene un presupuesto importante al que hacer frente porque es propietaria del micro que circula de lunes a viernes, recoge a todas las personas con discapacidad por sus respetivos domicilios por la mañana y los vuelve a llevar a la tarde.

“Ese micro les significa el pago de un chofer, una celadora, el combustible, el seguro y el mantenimiento, que no es poca cosa porque tiene treinta años de antigüedad”, aseguró Fernández.

El micro y la necesidad de una renovación
Desde que el grupo de padres conformó la Cooperadora de la Casa del Discapacitado, el micro fue una de las necesidades más importantes que asumió como objetivo.
“La cooperadora, viendo la necesidad de que los chicos llegaran a la institución, adquirió en su momento dos micros, que quedaron a cargo de la Municipalidad. Como eso no funcionaba porque había muchos problemas en cuanto a los choferes y al mantenimiento, la cooperadora adquirió luego un nuevo micro para reemplazar a esos dos”, resumió Mirta López.

Para poder solventar los gastos que ocasionan el funcionamiento y el mantenimiento del micro, Codisa trabaja para que las obras sociales les paguen el transporte a los padres. “Además hacemos rifas, actividades y contamos con socios colaboradores como el Bingo, Brobel S.R.L., Supermercado La Veneciana, Fideart y Sedería Cristina” afirmó López.

Finalmente, la titular de Codisa agradeció a toda la comunidad de Avellaneda que colabora en forma permanente comprando rifas y participando de las distintas actividades y resaltó que uno de los proyectos de la Cooperadora es renovar el micro, que ya tiene treinta años, pero que debido a los altos costos se les hace imposible sin la ayuda externa.

“El micro también los lleva y los trae a cada uno de los talleres que se hacen fuera de Cadedis, por lo que tiene un rol sumamente importante. Sin micro, se desmorona esta forma de estructura institucional, porque hay muchos que están en sillas de ruedas y de otra forma no podrían venir”, puntualizó Horacio Fernández.

Un día en la Casa del Discapacitado de Avellaneda
La actividad de los integrantes de Cadedis comienza bien temprano por la
mañana, cuando el micro recorre diversas zonas de Avellaneda, casa por casa, para que todos puedan asistir.

“El micro es un espacio de tipo institucional, donde se juegan cuestiones de socialización y comunicación importantes. Tenemos que considerarlo así
porque al tener un solo micro, algunos viajan dos horas a la mañana y dos
horas a la tarde”, aseguró Horacio Fernández.

Tras llegar a Cadedis cerca del mediodía, almuerzan, hacen una sobre mesa como en toda familia, donde se juega o se conversa, y luego se dividen en
grupos para participar de los distintos talleres, los cuales son asignados de acuerdo al interés de cada uno y a la sugerencia de la terapista.

Entre los talleres, se encuentran los de panificación, natación, títeres, huerta, plástica, artesanías, teatro, canto y danzas.

En cuanto al taller de panificación, cabe destacar que los integrantes del taller producen diversos alimentos que son comercializados en la cadena familiar, con el objetivo de recaudar dinero para ser repartido entre ellos o bien para adquirir algo que puedan utilizar en la propia sede de Cadedis.

“Por ejemplo -resaltó Fernández- este año con parte de lo recaudado se
compraron un DVD para ver películas los días de lluvia”.

Por otra parte, el taller de natación es posible gracias a sendos convenios con los clubes Wilcoop y Sporting de Wilde, el de títeres por la colaboración del Instituto Municipal de Teatro y el de Huerta por la empresa Gancia (Cepas) que cede un espacio en el predio que tiene sobre la avenida Belgrano.

“El taller de natación es el que tiene más demanda y el de títeres es muy importante porque es un espacio transicional -explicó el director- ellos a través del títere pueden decir cosas que no podrían decir si no tuvieran este espacio mediador”.

Además, resaltó la importancia del taller de canto, el cual es coordinado por Mauro Gorgno, que tiene una discapacidad motriz y es egresado del Instituto Municipal de Folklore y Artesanías Argentinas, quien trabajó mucho para poder conformar el coro de canto folklórico.

Además de los talleres, se organizan salidas recreativas y culturales, como por ejemplo la visita a museos o canchas de fútbol. “También participamos de los Torneos Bonaerenses y el año pasado, con un equipo de fútbol, clasificamos para las finales en Mar del Plata. Estuvimos una semana, fueron siete días fantásticos”, afirmó Fernández.

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