Bergoglio rezó la Misa Crismal y dijo que el “pueblo está cansado de un mundo que agrede”

Durante la celebración de Jueves Santo, en la Catedral Metropolitana, el cardenal aseguró que el pueblo “no quiere sacerdotes crispados” sino que pide “paciencia y mansedumbre”. Además, presidió la Renovación de las Promesas Sacerdotales y dijo que “el sacerdocio es para el Pueblo fiel, para todos los hombres que necesitan ser ungidos con la misericordia y la caridad de nuestro Padre Dios”.

El cardenal Jorge Bergoglio dijo hoy durante la Misa Crismal del Jueves Santo, celebrada en la Catedral Metropolitana que “el espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado para la unción”.

Bergoglio, que durante el oficio realizó la Bendición de los Oleos y presidió la Renovación de las Promesas Sacerdotales dijo durante la homilía que “el sacerdocio es para el Pueblo fiel, para todos los hombres que necesitan ser ungidos con la misericordia y la caridad de nuestro Padre Dios”.

“Necesitamos de esa unción del Espíritu que nos hace acompañar al pueblo de Dios en la confesión de Jesucristo como nuestro único Salvador y Señor, y lo necesitamos de manera muy especial en estos tiempos de tanta pobreza material y de tanto asedio a la fe”, agregó.

El Espíritu “impregna con el sello de la Unción la Cabeza, el Corazón y las Manos de Jesucristo y lo consagra Sacerdote para siempre. En esa misma Fuente tiene su origen nuestro ministerio sacerdotal. El mismo Espíritu que ungió al Señor nos ha consagrado a nosotros sacerdotes por la unción”.

Afirmó que este espíritu que “está sobre el Señor y al cual Él obedece dejándose conducir, está también sobre nosotros, guiándonos y conduciéndonos internamente. No es la carne ni la sangre lo que guía nuestro caminar de pastores. No es la prudencia humana ni el interés propio lo que nos mueve a ir de aquí para allá. El Espíritu es quien inspira nuestras acciones y lo hace para alabanza y gloria del Padre y para el bien del pueblo fiel de Dios”.

Posteriormente el arzobispo de Buenos Aires pidió a los sacerdotes repetir su frase “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado para la unción”.

“Estamos llamados a ser piedras, es verdad. Pero piedras ungidas. Duros como la piedra por fuera, para edificar y sostener, para proteger al rebaño y cobijarlo, pero no duros ni crispados por dentro. Por dentro el sacerdote tiene que ser como el aceite en el frasco, como el fuego en la antorcha, como el viento en las velas, como la miga del pan”, remarcó.

Bergoglio afirmó que “nuestro Pueblo fiel está cansado de un mundo que agrede, que enfrenta a hermanos contra hermanos, que destruye y calumnia. Nuestro pueblo no quiere sacerdotes crispados. Y la crispación viene de pretender controlar el propio poder. Precisamente lo contrario del saberse-conducido propio del buen pastor. Nuestro pueblo fiel nos pide paciencia y mansedumbre”.

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