Barreda volvió a prisión

Ricardo Barreda, el odontólogo que en 1992 mató a su esposa, su mujer y sus dos hijas, volvió ayer a la cárcel por haber violado “injustificadamente” el arresto domiciliario con el que había sido beneficiado en mayo de 2008, dispuso la Justicia.

Sin embargo, ahora aguarda que el próximo lunes el mismo juez que ordenó encarcelarlo por esta violación al régimen del arresto domiciliario disponga la libertad condicional que estaba a punto de conseguir por haber cumplido más de dos tercios de la condena a prisión perpetua que se le había impuesto por la masacre.
Es que el trámite de la violación del arresto domiciliario y la posibilidad de dar por cumplida la pena corren por vías separadas; no obstante, la libertad condicional está sujeta a los informes psiquiátricos del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB).

Esos informes ya están en manos del juez Raúl Dalto, el mismo que convalidó los cómputos que indicaban que podían darse por cumplidos los dos tercios de la pena de Barreda, y el que ayer consideró que el cuádruple homicida violó “injustificadamente” el arresto domiciliario.

Barreda había sido filmado por un canal de televisión el pasado lunes 17 de enero, mientras caminaba por las calles del barrio de Belgrano con una bolsa de nylon en sus manos, a varios metros del edificio donde estableció residencia.

Según el fallo al que accedió DyN, Barreda explicó que se descompuso en el hall del edificio y que fue hasta la farmacia donde le dieron un café con siete cucharadas de azúcar y -ayudado por su abogado- recordó que le tomaron la presión.
Pero el juez no creyó en sus palabras porque -según recordó- las cámaras lo mostraron “mirando vidrieras”, sin aparentes problemas de salud, mientras su novia, Berta, caminaba unos metros más adelante.

Ayer a la tarde Barreda fue trasladado desde la casa de su novia, en Belgrano, hasta la Superintendencia de Investigaciones de la Policía Federal, en Villa Lugano, donde lo revisó un médico legista y se completaron una serie de papeles.
Desde allí, cerca de las 17, fue llevado hasta la cárcel de Gorina, un penal de régimen semiabierto donde el dentista ya había estado alojado antes de mayo de 2008, hasta que obtuvo el arresto domiciliario.

Pasadas las 18 Barreda llegó al penal, con una bolsita de papel madera en la mano, y saludó en el patio a varios de sus compañeros. Luego recibió la visita de su abogado defensor, Eduardo Gutiérrez, quien advirtió que apelarán la resolución y volvió a justificar la salida de la casa de su cliente aquella mañana del 17 de enero por una urgencia médica.

Barreda había sido filmado por un canal de televisión el pasado lunes 17 de enero, mientras caminaba por las calles del barrio de Belgrano con una bolsa de nylon en sus manos, a varios metros del edificio donde estableció residencia.

Pero hoy el abogado querellante de la causa, Horacio González Amaya, aseguró que no esa no fue la primera vez que Barreda salió de la casa sin permiso, afirmó que solía “pasear” por Belgrano y sostuvo que la diferencia es que antes “no había testigos” para sostenerlo ante la Justicia y ahora hubo una cámara que lo registró.
El juez Dalto explicó públicamente que “no me satisficieron” los dichos de Barreda para justificar su salida de la casa de Belgrano.

“Consideré en este caso en particular que esa salida no estaba justificada porque no existió la urgencia médica que él alegó”, explicó el magistrado a TN.

Pero el abogado Gutiérrez cuestionó la decisión del juez e incluso planteó que su cliente ya debería gozar de la libertad condicional porque “no se puede tener a una persona que está en condición de obtener la libertad a la espera de 15 ó 20 días hasta que se constituya una sala de feria”.

“Cuando le comuniqué la decisión del juez ya lo había visto en la televisión y no lo tomó con alegría. Volver a la cárcel no alegra a nadie”, dijo el abogado.
La Cámara Penal platense tiene pendiente resolver si otorga la libertad condicional a Barreda, luego de que el juez consideró que ya cumplió con la pena de prisión perpetua.

Barreda fue condenado en 1995 por haber matado a escopetazos el 15 de noviembre de 1992, en su casa de La Plata, a su esposa, Gladys McDonald (57), su suegra Elena Arreche (86) y sus hijas Cecilia (26) y Adriana (24).

El odontólogo contó que su mujer le pidió que limpiara telarañas del techo y al buscar los elementos halló la escopeta con la que cometió la masacre. El argumento del homicida fue que las mujeres lo sometían a maltratos y humillaciones.

Después de una larga pulseada judicial para tratar de revertir el fallo o evitar la cárcel, consiguió que en 2008 la Justicia le otorgara el arresto domiciliario en Belgrano, donde vive con su actual pareja, a la que conoció en prisión.

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