Avellaneda tendrá el Museo Nacional del Fútbol

Estará ubicado entre las calles Colón, Arenales, Milito, y las vías del ferrocarril. Se realizará junto a un nuevo parque urbano.

Las obras surgirán de las propuestas realizadas en El Concurso Nacional de Ideas, que en el marco de Avellaneda, “Capital Nacional del Fútbol”, el Municipio llevó a cabo junto al Colegio de Arquitectos de la Provincia de Buenos Aires Distrito 2, y estuvo destinado a la realización del edificio para el Museo Nacional de Fútbol y un parque público urbano.

Como resultado del mismo, el primer premio fue la propuesta presentada por los autores/as: Diego Ernesto Abramzon, Martín Mastrantonio, Mauricio Di Candia, Luisina Bartolucci, Juan Dillon, Lautaro Fernández Romero, Bárbara Rodowicz, Juan Griffi y Candela Perea; y sus colaboradores: Nicolás Oro, Belén Britos, Julia Álvarez, Daniela Venecia, Débora Luna, Celina Weidmann y Carolina Zunino.

De esta manera, el nuevo “Parque/Museo”, con enfoques innovadores, se ubicará en el terreno delimitado por las calles Colón, Arenales y Milito, y las vías del ferrocarril.

El proyecto ganador se desarrolla respetando los dos galpones existentes. Uno de ellos se convertirá en un auditorio, que se unirá con el otro galpón mediante un techo transparente generando así un punto estratégico de encuentro.

Por otro lado, se generará un tercer elemento, el edificio para el museo, que ofrecerá un recorrido sensorial único en su clase, donde el visitante será el protagonista.

Ante la gran cantidad de propuestas a esta convocatoria conjunta, el próximo martes 12 de abril en el Parque Municipal La Estación, ubicado en Güemes al 700, se realizará la entrega de premios y menciones a los participantes.

 

Memoria enviada por los autores 

La preexistencia habla de una playa ferroviaria, con sus galpones y vías, habla de estadios en el paisaje que definen la identidad de un barrio, habla de viviendas y de límites urbanos. Es la voluntad del proyecto entender la preexistencia como una oportunidad, y no como un impedimento, de sentar el precedente de que hay valor en el tiempo, en lo que fue y en lo que puede ser.

 

El proyecto se desarrolla respetando los dos galpones existentes, y generando un tercer elemento, el museo, como pieza de conexión entre ambos. Se aprovecha el edificio sur para proponer el mercado y el norte se convierte en el contenedor del auditorio, siendo el tercer edificio, el museo, el nexo entre ambos. Además, se propone la unión entre ambos mediante una cubierta generando así el punto estratégico de encuentro pertinente a la escala del parque. De esta manera, se quiere mantener la identidad del lugar dando espacio a las nuevas funciones, modernizando la plaza y, sobre todo, permitiendo que las necesidades proyectuales futuras se sigan acoplando al proyecto al evitar que el museo sea un hito único e inalterable en el tiempo.

 

El museo toma la volumetría de sus linderos para ser el nexo entre ambos, pero se deconstruye interiormente para ser la pieza única y necesariamente distinta del conjunto. Esta deconstrucción se plantea mediante una planta libre donde la planta baja es funcional encontrándose el programa de apoyo y la administración dándole respuesta a la escala de ese sector.

 

El hall central da a conocer la flexibilidad del espacio, donde la circulación interior toma un rol protagonista dentro de la obra, permitiendo la oportunidad de distintos recorridos ofreciendo al usuario la posibilidad de armar su propia experiencia. Las exposiciones se plantean como un espacio abierto, alejándose de la concepción clásica de salas y proponiendo distintas situaciones de alturas y vistas en los diferentes niveles.

 

Esta dicotomía entre la volumetría exterior y la resolución interior es propuesta para aportarle al museo un recorrido sensorial único de su clase, donde uno descubre distintos lugares de alturas variadas mientras recorre una planta libre lista para recibir cualquier tipo de exposición.

 

 

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