Angel Brovida recordó a los quinteros de la costa en el Rotary de Sarandí

Fue el orador invitado de la velada. El reconocido empresario metalúrgico de nuestra ciudad, nació en esa franja costera y es un fiel testimonio de la época dorada de una zona hoy casi olvidada, que supo ser uno de los centros de abastecimiento más importantes de Buenos Aires.

En una reunión regada de recuerdos, el pasado 21 de septiembre, mientras transcurría la tradicional cena del Rotary Club Sarandí, Angel Brovida, reconocido empresario metalúrgico e invitado especial de la velada, trasladó imaginariamente a los presentes a la entrañable costa de Sarandí. Una superficie de alrededor de 400 hectáreas, cercadas por el cemento de la ciudad, donde aún subsiste un singular paisaje de agricultores, muchos de ellos descendientes de inmigrantes genoveses, que llegaron a nuestro país en el siglo XIX.

Angel Brovida nació en esa franja costera y es un fiel testimonio de la época dorada de una zona hoy casi olvidada, que supo ser uno de los centros de abastecimiento más importantes de Buenos Aires. Descendiente de familias genovesas y piamontesas, su padre llegó a la costa de Sarandí en el año 1922 y allí creó su quinta junto a sus cinco hermanos.

Fue así que hasta el año 1940, las quintas vivieron su momento de esplendor, por sus vinos, su agricultura, hortalizas y frutas. Hay quienes aseguran que por aquella época vivían en la costa unas dos mil personas, en alrededor de ciento cincuenta quintas.

Lo más famoso de la costa sin duda eran sus vinos, elaborados con uva “Isabella”, más conocida como “chinche”, de poca graduación alcohólica, muy sabroso y de grandes cualidades para prevenir enfermedades, según los entendidos en la materia.
El proceso de industrialización iniciado en la década del ‘40 fue el primer gran golpe que recibió el ecosistema de la costa de Sarandí. La degradación del Río de la Plata determinó el deterioro de las aguas con que los pobladores regaban los cultivos y la zona se transformó con el tiempo en un páramo de difícil acceso y escasa actividad productiva.

La situación ambiental se ve actualmente agravada por el estado de los arroyos Santo Domingo y Sarandí, que representan los límites norte y sur de la zona de quintas. Los habitantes del lugar aseguran que los arroyos arrastran contaminación de varios partidos bonaerenses y el “caldo” que llevan y desemboca en el Río de la Plata es una mezcla “escabrosa” de residuos orgánicos, líquidos de curtiembres, industrias metalúrgicas, textiles y químicas.

No obstante, los quinteros resisten el olvido y el abandono. Hoy en día sigue funcionando en la costa la Escuela N°47 Martín Miguel de Güemes, inaugurada en el año 1909. Y tal como recordó Brovida, todavía está en pié la idea de construir allí un museo que recopile la memoria oral, escrita y fotográfica de este pequeño pero particular territorio del Partido de Avellaneda. (El video completo de la charla puede verse en la página www.rotarysarandi.com.ar).

Al finalizar la velada, a la que también asistió invitado el subdelegado municipal Jorge Santalucía, el presidente de Rotary Club de Sarandí, Oscar Boccuzzi, hizo entrega a Angel Brovida de un banderín rotario como recuerdo de su paso por la institución.

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