“Aeroplanos” de Carlos Gorostiza llega a Unión de Wilde

Este sábado a las 21 horas se pondrá en escena la obra “Aeroplanos”, de Carlos Gorostiza, en el teatro de Unión de Wilde, ubicado en Zeballos 6258. Uno de sus protagonistas, Héctor Calori oriundo de Piñeyro, habló en exclusiva con La Ciudad.

Con la actuación de los reconocidos actores Héctor Calori y Guillermo Marcos, este sábado a las 21 horas se pondrá en escena la obra “Aeroplanos”, de Carlos Gorostiza, en el teatro de Unión de Wilde, ubicado en Zeballos 6258.

“Aeroplanos” cuenta la historia de dos amigos de todo la vida, de sus vivencias, anécdotas, pero también sobre sus miedos, a la soledad, a la muerte y a la independencia.

“Es una obra que no deja un mensaje en sí, sino que hace una reflexión sobre la vida y el paso de los años”, resumió a La Ciudad Héctor Calori, de larga trayectoria en la escena nacional.

A priori se podría pensar que por la temática y por tratarse de un clásico del teatro nacional, el público mayor se vería más identificado. Sin embargo, son los jóvenes los que esperan a Calori y Marcos después de la función para contarles que la obra “los dejó pensando”.

“El público joven también se engancha, porque habla del ser humano, del devenir de la vida, por ese andarivel vamos a pasar todos”, comentó Calori.
Con “Aeroplanos” Calori estuvo en muchos escenarios de la provincia, incluso en “Veladas de Estudio” de Piñeiro, localidad que lo vio crecer y que hoy lo tiene como vecino, y las sensaciones son muy similares. “Mucha gente termina emocionada porque a todos nos pasó lo mismo que les pasa a los personajes. Es una manera de entender que a ese lugar llegamos todos”, sentenció.

Lejos de tener un mensaje melancólico, la obra busca ser esperanzadora porque, según explicó el actor, buscó darle un “giro” para apostar a disfrutar del momento que se está viviendo porque “ese minuto es irrepetible”. “La eternidad está en el minuto que vivimos”, dice el personaje de la obra marcando la importancia de disfrutar y vivir el presente.

“Está bien tomar conciencia de las dificultades y de los problemas, pero tampoco hundirse en eso, porque no sirve”, sostuvo Calori quien también lleva a su vida personal el consejo del personaje.

Falta de trabajo y teatro en los barrios
El mercado laboral no es fácil para nadie y los actores no están exentos a esa falta de oportunidades. De aquellos años donde las novelas y las series costumbristas reunían a la familia frente al televisor, poco queda. Hoy, las nuevas tecnologías y las plataformas de streaming hicieron que el consumo de TV tomara otros rumbos: los jóvenes casi no consumen televisión y, lo poco que consumen, no es producción local.

“La ficción para los actores se vino abajo, se perdió, grandes productoras pueden generar algo y tiras hay una o dos, no hay laburo, mucho menos se cuentan historias que tienen que ver con gente que supere los 55 años -afirmó Calori- pareciera ser que al consumidor de televisión es un tipo que tiene entre 20 y 40 y todas las historias tienen que ver con ese target, pero lo cierto es que la televisión básicamente es un formato para grandes”.

Ese “achique de laburo”, como describe el actor de Piñeyro y protagonista de “Aeroplanos”, hizo que los actores apuntaran todas sus miradas a las salas teatrales y a recorrer el país.

“Se fue achicando el laburo y nos queda como reducto lo que llamo casa matriz, que es el teatro y salir a los barrios, que es algo que me da un enorme placer”, dijo Calori.

A diferencia de presentarse en grandes teatros, las pequeñas salas de barrio como la de Unión de Wilde hacen que el profesional de las tablas tenga una responsabilidad que excede lo meramente actoral. En algunos casos, son espectadores que jamás han visto una obra de teatro o bien es gente que volvió después de varios años.

“Es público virgen, que nunca vio teatro en su vida o que vuelve después de mucho tiempo. En el interior y en algunos lugares de la provincia, no tienen la posibilidad de moverse hacia los grandes centros urbanos para ver teatro, por eso es un placer único, porque además uno siente que cumple una función más allá del hecho artístico en sí mismo”, reconoció.

“El público agradece con mucho entusiasmo y cariño el hecho que vayamos a los barrios a hacer la obra”, concluyó Héctor Calori, un tipo de barrio que no perdió su esencia.

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