Advierten que el 51% de los niños presenta dificultades en el habla

Los jardines de infantes reciben cada vez más niños con dificultades en el pronunciamiento de las palabras, por lo que abordan estrategias para incentivar la lectura y evitar su inhibición.

Un estudio del Colegio de Fonoaudiólogos de La Plata realizado en diez jardines de infantes de esa ciudad revela que el 51% de los niños presenta dificultades en el habla y pronuciamiento de las palabras y advierte sobre su inferior capacidad de lectura si no son tratados a tiempo.

Claudia Bello, directora de psicología comunitaria y pedagogía social de la provincia de Buenos Aires, dijo a la agencia de noticas Télam que “si bien el desarrollo del habla varía a medida que el niño crece y que construye su propio lenguaje, hay factores que inciden en que lleguen a la escuela con dificultades”.

“Es importante que los adultos escuchen al niño, hay veces que por el escaso tiempo no se generan situaciones de diálogo, se superponen las voces de cada uno y la televisión incide en forma negativa para acortar la comunicación en el momento en que la familia se puede reunir”, apuntó la experta.

Bello destacó que los jardines de infantes deben “propiciar situaciones de diálogo y, a través de juegos, canciones y estímulo de la lectura” para detectar dificultades en el lenguaje e iniciar el trabajo entre la docente, la fonoaudióloga y los padres.

La funcionaria aseguró que en el nivel inicial bonaerense hay 400 profesionales que trabajan estos problemas dentro de la escuela desde un enfoque orientativo y educativo, distinto al costado clínico que pueden aportar los profesionales de la salud.

“Es importante que cuando se detectan dislalias (pronunciamiento equivocado de palabras) o cualquier otra dificultad del niño, respetarle sus tiempos y no decirle la palabra correcta de antemano, escucharlo, dejar que termine la frase y preguntarle qué es lo que quiere decir”, explicó la especialista.

El estudio de los fonoaudiólogos platenses remarca que si no se advierten a tiempo estas dificultades en el vocabulario “puede haber un fuerte impacto en el futuro, ya que los niños pueden desarrollar una menor capacidad de lectura y escritura en la vida adulta” y “hasta puede asociarse con respuestas violentas frente a los conflictos”.

Bello indicó que una vez detectado el problema la escuela debe intervenir “mediante juegos, canciones y estimulación de la narración y la lectura” para promover “la participación del chico, ya que muchas veces opta por quedarse callado”.

En este aspecto manifestó la importancia de “no sacar al niño fuera del aula para trabajar su dificultad, sino incorporarlo a través de juegos y canciones, aunque -aclaró- las docentes tienen que estar atentas a que a veces existen problemas en la construcción del lenguaje que son normales”.

La fonoaudióloga María Fernanda Rodríguez Moreda destacó que “en manos de profesionales, los inconvenientes en el lenguaje espontáneo de los niños en edad preescolar se pueden revertir sin que permanezcan secuelas en la adolescencia”.

La directora de psicología comunitaria bonaerense sostuvo además que “muchas veces los problemas de construcción del lenguaje provienen de una cuestión cultural”, debido a que en la familia hablan “con determinados códigos y de una forma particular que no es la que la escuela espera” de los niños.

En esos casos “la escuela debe respetar estas normas y dejar que el chico las lleve al ámbito escolar”, recalcó la funcionaria y añadió que de otra forma “se inhiben en la participación en el aula y existe el peligro de que todo lo que no pueda decirse con palabras, el niño lo haga con la violencia”.

“Hay que poner el alerta cuando el niño tiene otras dificultades como la tartamudez o permanecer en silencio en determinadas situaciones”, apuntó Bello y dijo que “cuando en una salita hay más de cinco chicos con dislalia se debe recurrir a un fonaudiólogo clínico”.

Laura Pitluk, especialista en educación inicial, señaló que hay chicos “que no se comunican o no se les comprende lo que dice porque tienen otros códigos, otra lengua”, y refirió un caso en un jardín de Chubut donde descubireron que un niño “no dialogaba porque su familia hablaba de una forma diferente y no comprendía a su docente”.

Pitluk destacó que incentivar la lectura, acercar al niño a una biblioteca y que haga trabajos de producción de textos acorde a su edad o mediante narraciones, títeres, poesías e investigación se pueden corregir dificultades del habla.

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