Adrián Muoyo, orgullo avellanedense

Es Coordinador de la Biblioteca del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales -tiene de todo en materia de la cinematografía Argentina-.

En la ochava noreste de las intersecciones de las calles Moreno y Salta (la dirección exacta es Moreno 1199) de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, conviven la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (ENERC) y la Biblioteca y Centro de Documentación y Archivo del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), una biblioteca pública especializada, que tiene de todo en materia de la cinematografía Argentina.

En ese edificio, La Ciudad dialogó con Adrián Muoyo, un avellanedense de ley, periodista -egresado del Taller-Escuela-Agencia (TEA)- y docente, que cuando ingresó a la biblioteca en el año 93´ logró aunar sus dos máximas pasiones: la escritura y el cine.

“Yo siempre escribí sobre cine y conocí esta biblioteca como investigador. En un momento surgió una vacante y entré y fui haciendo toda la carrera, hasta convertirme en jefe hace 4 años”, dijo con total naturalidad quien es en la actualidad el Coordinador de la Biblioteca INCAA-ENERC.

En un breve recorrido por sus instalaciones, Adrián describió con orgullo el patrimonio que la biblioteca supo conseguir a lo largo de los años.

“Esta es una biblioteca pública especializada y que tiene todos los temas vinculados con la cinematografía: historia, técnica, economía, biografías… Aquí vienen desde el investigador especializado, tanto argentino como extranjero, hasta el interesado o estudiante, desde la primaria a niveles universitarios. Es decir, todo tipo de público, porque la biblioteca está preparada para cualquier nivel de consultas. De hecho se han publicado muchos libros en los últimos años, basados en investigaciones hechas en la biblioteca”, sostuvo Muoyo, en relación al valioso material con que cuenta la institución.

“Contamos con alrededor de 4000 libros específicos de cine, tenemos más de 200 títulos de revistas sobre cine, e incluso sobre esas revistas nosotros estamos haciendo un tratamiento especial que es la catalogación analítica artículo por artículo. Y disponemos de 3000 artículos hoy día catalogados en la base de datos. Entonces vos buscás sobre determinado tema, sobre determinado director o una determinada cinematografía y te trae todos los libros que hay sobre el tema y además las revistas que tienen artículos sobre esa cuestión. Básicamente tenemos libros, revistas y un archivo con unos 200.000 recortes que se recolectan de los principales diarios de la Argentina diariamente. Y esto se viene haciendo desde fines de la década del 60’ hasta la actualidad, es decir que desde hace casi 40 años, todo lo que se fue estrenando está documentado”, destacó el responsable.
Con respecto a los criterios de archivo de la información, Adrián explicó que desde el año 1989, la biblioteca está en “un proceso de mejoramiento continuo desde el año 89, aplicando normas y estándares internacionales, y haciendo el archivo bien riguroso. Se guarda todo, porque vos no sabés si el día de mañana si un director que hoy te parece ignoto se convierte en famoso”. Y añadió: “De cada película argentina que se estrena, se hace un sobre de artículos. Y de las películas extranjeras se guarda lo mismo pero dentro de una carpeta clasificada por director. Por darte un ejemplo: Cameron, tiene subcarpetas por cada una de sus películas: Titanic, Avatar, etc. Mientras que las películas argentinas están ordenadas alfabéticamente por película. Además tenemos una colección de 400 guiones catalogados, más 110 de festivales y otro montón sin catalogar”.

Sobre el uso de los recursos tecnológicos, la biblioteca se mantiene actualizada, explotando las bondades que ofrecen las redes sociales.

“Desde hace 5 años establecimos un sistema de canje de publicaciones (se envían y reciben por correo postal) que es un modelo de lo que se está haciendo en muchas partes de América Latina. Y desde hace 8 años que formamos parte de una red de bibliotecas a nivel iberoamericano con la que nos mantenemos en contacto a través de un grupo yahoo, estableciendo un foro y en definitiva una comunidad”, comentó Adrián.

El Coordinador también resaltó otros logros y las asignaturas pendientes. “Tenemos catalogada toda la información institucional, porque el Instituto –aunque con algunos baches- publica libros desde hace 30 años. También asistimos y asesoramos técnicamente a las bibliotecas que surgen en el interior del país, les enviamos publicaciones y alentamos su crecimiento. Y existe en nuestra biblioteca una colección reservada, a la que sólo acceden los investigadores, que incluye guiones originales antiguos del período clásico del cine argentino. Y algunas reliquias con un valor histórico extra: tenemos, por ejemplo, el guión original de Apocalipsis Now, firmado por (Francis Ford) Coppola. Nos queda empezar a organizar toda la colección de afiches y fotografías, pero ya empezaremos”, resumió.

Su pasión por el Cine
“El cine fue algo que yo lo tuve desde chiquito porque soy de una familia a la que le gustó siempre el cine”, reconoció Adrián destacando la influencia familiar.

“Siempre fue algo natural. Cuando empecé a trabajar a los 17 años, yo hablaba con mis compañeros y creía que todos conocían a Errol Flynn, Tyrone Power o Ava Gardner, y del cine argentino a Jorge Salcedo, Olga Zubarry, eran como de la familia de uno”. (Sonrió)

“Desde que me recibí escribí básicamente de cine. Ahora algo de tango. Porque es algo que llevé internalizado siempre, más por pertenecer a Avellaneda, de por sí una ciudad tanguera. Y pude expresar mi otra pasión que es el periodismo escrito”, admitió.

“Aquí en la biblioteca tenemos un promedio de 500 consultas por mes. Lo importante es que la gente la conozca, que pueda consultarla. Y los que trabajamos acá lo hacemos con muchas ganas y mucha vocación. Somos conscientes que es una delegación estatal y que representamos al país. Te decía de Avellaneda, pero de por sí Argentina es un país con una gran actividad cultural y con una gran tradición cinematográfica y un gran presente cinematográfico. Entonces eso tiene que estar reflejado en la biblioteca. Nunca alguien se va insatisfecho. Siempre encuentra lo que busca y si no lo encuentra lo orientamos para que sepa dónde lo puede encontrar. Pero nunca se va con las manos vacías”, concluyó.

La misma casa, el mismo barrio

Muoyo contó que por lo avatares de la vida, nunca desarrolló una actividad en Avellaneda, pero que siempre vio a nuestra ciudad con una gran actividad cultural.

“Nací en Avellaneda, mi familia se instaló ahí a principios del siglo XX, mis abuelos eran gallegos. Y cuando mi abuelo murió en la década del 70´ era el vecino más antiguo de la cuadra (en Crucecita). Yo vivo ahí, en la calle Paso, en la casa que compraron en el año 1916 mis abuelos y en donde vivió toda mi familia. Nos criamos en el barrio, que era muy distinto según cuentan, porque no estaba completamente urbanizado. Había un ombú, ahí en Paso entre Mitre y San Martín. Recordaban siempre la época de (Alberto) Barceló, porque, casa de por medio, vivía uno de los hombre de él…”

Tras una pequeña pausa a Adrián se le vienen muchos recuerdos y los comenta en voz baja –como a lo largo de la charla- para no molestar a los visitantes de la biblioteca. “El sistema de institutos culturales de cine, teatro, artes plásticas, fotografía. Que no los tiene otra municipalidad, impresionan. Me acuerdo por ejemplo en la década del 80´ haber visto el teatro abierto, el boom de Gerónima en el Instituto de Cine. ¡La escuela de música! Me acuerdo cuando se formó en la década del 80´. Esa escuela dio grandes músicos de este gran momento que vive el tango en la actualidad: Andrés Linetzky, director de Vale Tango, gente de la orquesta El arranque es salida de ahí”. Y la lista de rasgos culturales sigue: “Me acuerdo de la actividad del Teatro Roma, de haber ido cuando estaba en el secundario a ver obras. La feria de las colectividades, que habla de una ciudad en la que se integraron muchas comunidades y muestra todo de lo que se ha nutrido Avellaneda: tanos, gallegos, alemanes, japoneses, africanos. Las fiestas patronales. Yo siempre iba porque era abanderado de la escuela 7”, recordó con orgullo.

“El haber vivido siempre en Avellaneda te da una perspectiva de debate cultural, de intercambio de ideas, de generación de proyectos artísticos”, sintetizó el periodista.

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