Acerca de los Hurras

Escribe Luis Alposta

Hoy después de muchos años – como dice el tango – recuerdo que la palabra ¡hurra! es una interjección y que ¡hip – hip! es otra, que unida a la primera conforma, una tercera: ¡hip – hip! ¡hurra!, algo que, cuando éramos pibes repetíamos tres veces después de cada partido de fútbol en el que salíamos victoriosos. Y una interjección sirve para eso: para expresar, por lo común repentina o impremeditadamente, un estado de ánimo.

¡Hip hip! ¡hurra!, que viene de lejos, es usado en muchos idiomas como muestra de júbilo, triunfo o victoria deportiva. Proviene de la muy antigua expresión Hierosolyma est perdita, Jerusalén ha sido destruida. En Alemania se utilizó como símbolo de esta frase la primera sílaba de Hierosolyma, la que devino en hip, interjección que, en repeticiones pareadas, expresa alegría por un triunfo. Luego agregaron la expresión hu-raj, al Paraíso. De manera que ¡hip – hip! ¡hu-raj! querría decir “los infieles han perdido Jerusalén y estamos en la ruta al Paraíso”.

¡Hurra!, que significa aclamar, dar vivas y que se usa para expresar admiración, entusiasmo y alegría, es también el grito reglamentario que en algunos países da la tripulación de un navío para rendir honores a un huésped ilustre: ser recibido con hurras, se dice.

Cuando a Barquina, poco antes de morir, su médico le preguntó cómo se sentía, la respuesta no se hizo esperar: -Y.. aquí estoy, Tordo. Dando los hurras finales.

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