Aceptación, competencia, control, sentimientos que angustian

Escribe la Lic. Andrea Fabiana Varela Seivane

Generalmente las personas tienden a vincularse con otras que las complementan, reforzando y validando sus creencias. La persona que tiene temor a ser controlada, paradójicamente suele iniciar una relación con alguien que está predispuesto a precisamente, controlar la relación, es decir, la persona, habitualmente, se ve envuelta en situaciones que confirman sus temores.

La preocupación principal de estas personas, están en relación con un sistema de imágenes duales de sí mismos, esto es, que representan extremos contrapuestos. Por un lado, una faceta que muestra una desvalorización ó inferioridad, que resulta, por otro lado, sobre compensada con una actitud de seguridad y superioridad ante los demás.

Estas conductas repetidas de las personas, van modelando el entorno exterior e interior, y así se va modelando su identidad personal, y su programa de vida. Estas creencias, que son irracionales, son en general generadas y sobre todo, mantenidas, por el seno familiar y por experiencias personales, que fueron acaeciendo a lo largo del desarrollo madurativo, y que muchas veces lleva una gran cuota de inmadurez.

Estas creencias, de alguna manera, entrañan una supuesta protección y prevención de hechos desagradables, o un resguardo fácil o una guía de cómo obrar. Los temas preferentes, abordados por las creencias, producen siempre una manera fija, reiterada y automática, de pensar, de actuar, y de responder afectivamente hacia el entorno psicosocial.

Las preocupaciones principales, entonces, han sido sobre aprendidas por el sujeto, han sido deformadas, y se encuentran habitualmente, muy arraigadas, constituyendo la base de su estilo de vida. Esta creencias del paciente, que traen gran angustia y sufrimiento, generalmente giran en torno a tres grandes temas, que derivan de su sentido de vulnerabilidad, personal o social, y que incluyen sentimientos de aceptación, en tanto sentirse aceptado por los demás, sentimientos de competencia, en tanto sentirse competente y exitoso, y sentimientos de control, en tanto sentir que pueden controlar de manera autónoma, los diferentes aspectos de su vida, sin depender de los demás.

Ejemplos de estos sentimientos, son muy habituales, más que lo que podemos suponer, en tanto que están incorporados en nuestro discurso y no nos damos cuenta de ello. Por ejemplo, en relación con la aceptación, tengo que complacer y caer bien a todos los que me rodean, necesito ser comprendido y querido por alguien, no soy nadie si nadie me ama, no puedo tolerar estar solo o sentirme rechazado.

También, en relación con la competencia, es común escuchar, tengo que ser alguien en la vida, el éxito es todo, tengo que ser el mejor, tengo que ser absolutamente competente y casi perfecto en todo lo que hago, cualquier error es un desastre y no puedo soportarlo. Y por último, también hay frases incluidas en nuestro discurso y sin darnos cuenta, en relación con el control, por ejemplo, soy el único que puede resolver mis problemas, no puedo tolerar que los demás me digan lo que tengo que hacer, si dejo que alguien se me acerque demasiado va a terminar controlándome o dominándome, no puedo pedir ayuda, tengo que hacerlo solo, no puedo demostrar que soy un incompetente. Queda claro, que estos sentimientos traen consigo una cuota de perturbación muy grande, dolor y sufrimiento, y para poder plantear esto como un problema que se padece, es necesario e imprescindible la toma de conciencia.

A partir de esta toma de conciencia, es cuando va a comenzar la posibilidad de volver a ser, la persona, más abierta, receptiva y comprensiva, con los demás, y va a poder ampliar sus intercambios sociales, por fuera del ámbito reducido de su familia. Los temores, siempre, se basan en la posibilidad de sentir que es imposible el control personal del propio temor, y es por eso que se reemplaza por estos sentimientos, que traen a la persona, la inhabilitación para desempeñarse en los ámbitos habituales, familiar, de amistad, laboral, de pareja, etc.

Es necesario ir elaborando junto al paciente, la irracionalidad de estas creencias, e ir evaluando que costos, y que beneficios tienen estos sentimientos. Es un proceso largo, y que requiere esfuerzo, que va aponer a prueba, poder cambiar de estilo de vida y sacar de encima, la carga y las limitaciones que representan estos sentimientos siempre angustiosos.

Lic. en Psicología
Andrea Fabiana Varela Seivane
MN 34156
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