2022 nos deja un ejemplo para tener en cuenta

Escribe Horacio Gerardi.

 

Finaliza 2022, no sé cuáles eran las predicciones para este año, que agoraban los horóscopos, las cartas de Tarot o las profecías ancestrales.

Sé que el mundo, cada cuatro años, sucumbe ante el evento deportivo que paraliza durante 30 días el normal desempeño del planeta, el campeonato mundial de fútbol y este era uno de esos años.

Según el último censo Argentina tiene 47 millones de directores técnicos,
sí, en su interior cada habitante alberga uno. También tiene una importante cantidad de periodistas deportivos, que no siempre tienen razonamientos lógicos, y que es difícil de entenderlos por el nivel de decibeles que utilizan para expresarlos.

El mundial de este año era distinto, se jugaba en un lugar inédito, por sus características, costumbres y clima. A tal punto que se programó para la fecha más atípica que registra la historia.

Pero hagamos un análisis previo. En agosto de 2018 Lionel Scaloni es nombrado DT de la selección argentina de fútbol, lo que en el barrio se denomina “le tiraron una papa caliente”. Los periodistas deportivos se apresuraron a definirlo como “interino” y dar nombres de los que deberían ser realmente, algo muy parecido a hacer lobby por alguien.

Scaloni, con muy bajo perfil, armó su equipo de colaboradores y comenzó a trabajar.

Si recopiláramos todos lo que se habló y criticó al cuerpo técnico por su elección de jugadores, obtendríamos un bochornoso documento de extensa duración. Nadie estuvo exento, Diego Maradona en una nota al periodismo expreso que al único mundial que podía ir Scaloni era al de “motociclismo”.

Ninguno de los integrantes del equipo técnico hizo mención a las críticas, simplemente siguieron trabajando, a conciencia, seguros de que estaban haciendo las cosas bien.

En julio de 2021 Argentina ganó la Copa América luego de 28 años de no lograrlo, el poco conocido arquero Dibu Martínez se destacó atajando penales.

El periodismo deportivo comenzó a cambiar su relato disimulando la falta
de criterio que había tenido, cuando agredió sin razón a un grupo que estaba trabajado en pos de un objetivo.

La selección se había transformado en la “Scaloneta” y como tal, se consagró campeona de la Finalissima. El 1 de junio del 2022 venció a Italia
por 3 a 0 en el estadio de Wembley.

Previo al mundial la selección venció a Emiratos Árabes por 5 a 0. La mayoría de las jugadas de gol dejaron a un delantero albiceleste solo frente al arquero.

Llegó el esperado debut frente a Arabia Saudita. En el primer tiempo Argentina, dejando un jugador solo frente al arquero, salvo el penal de Messi, convirtió 4 goles, tres fueron anulados por offside. Los árabes no generaron jugadas de gol.

Sabemos cómo fue la encendida arenga del DT de los árabes. Podemos imaginar que en el vestuario argentino solo se habló de evitar el offside para que los goles fueran válidos.

A los dos minutos del segundo tiempo los adversarios convirtieron su primer gol, un balde de agua helada, pocos minutos después el segundo, un mazazo. Cuando la selección reacciona el arquero de arabia se transforma en superhéroe y atajó todo. La única que no logró detener la sacó un defensor de cabeza, parado sobre la línea de gol. Argentina perdió con el equipo más débil de su grupo.

La máquina de criticar se volvió a encender y busca culpables, que tal o cual jugador no debía haber jugado, que los cambios…

En tanto el entrenador de Arabia Saudita declaraba ante la prensa que Argentina era un muy buen equipo y pronosticaba que iba a ser el campeón del mundo.

No es necesario recordar el resto, vayamos a lo importante, al mensaje que nos dejó esta experiencia.

Un equipo técnico de gente capaz logró armar un buen equipo, un grupo humano ejemplo de humildad, trabajo y esfuerzo. Donde nadie se sentía titular ni reclamaba serlo. El titular era el que a criterio de los entrenadores debía jugar, el resto apoyó siempre.

Nadie dijo una palabra de más, ni crítico, ni alardeo, desde el principio al fin.

El abrazo fue la expresión corporal que transmitió energía, apoyo, confianza, agradecimiento.

La Selección Argentina de Futbol fue un verdadero ejemplo. Luchó sin bajar los brazos en cada circunstancia adversa. Fue auténtica en su manera de ser y de jugar.

Vinieron con la copa a Argentina a abrazarse con la gente, millones de argentinos intentaron hacerlo. No se pudo, todos lo comprendieron.

Cada uno de los integrantes fue a su terruño, visitó al pueblo que los vio nacer, al club para el que jugaron por primera vez. Julián Álvarez les dijo a los jóvenes que lo homenajearon “Si son buenas personas y se esfuerzan, los sueños se cumplen”, algo similar dijo cada uno de los miembros de esta selección a sus coterráneos.

2022 fue el estuche de esta joya, esta maravillosa experiencia que nos queda a los argentinos. Si se hacen las cosas bien, con dedicación, humildad y trabajo, los buenos resultados llegan. Predicando con el ejemplo millones de personas te lo reconocerán y querrán abrazarte.

De aquí en más utilicemos esta experiencia a nivel país, para obtener buenos resultados.

 

Horacio Gerardi 

horaciogerardi@yahoo.com.ar

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