Un músico avellanedense y su magnífico talento

Conocer y dialogar con personalidades destacables es sumamente reconfortable, pero el amor a las raíces aumenta en considerables proporciones cuando, encima, son vecinos de Avellaneda. Es el ejemplo de Gabino Lucio Fernández (54 años), un excelentísimo músico, compositor y cantante que viene pisando, año tras año, cada vez más fuerte en el ambiente artístico.

 

La historia de amor entre este vecino de Wilde y la música nació cuando tenía nueve años y su papá había inaugurado un negocio de ventas de instrumentos musicales en la por entonces Avenida Cadorna (actual Fabián Onsari) al 100. Gabino recuerda que el sitio se convirtió en un lugar de encuentro de reconocidos músicos de la zona como el recordado bandoneonista Rubén Juárez o el guitarrista Cacho Tirao. Tal era el magnetismo del negocio, que una tarde pisaron el local el mismísimo Charly García y David Lebón (ver “Lujosas visitas inesperadas”). “En ese lugar empecé a tocar y probar diferentes instrumentos, en especial los teclados. Me encantó y mi curiosidad y fascinación por conocer la música hizo que saque de oído el tema “El Golpe”. Mi viejo, al captar esa facilidad y escucharme, me mando a estudiar con una profesora del barrio”, contó Fernández, al Diario La Ciudad.

Al principio, al pequeño Gabino le aburría la parte teórica y hasta pensó en abandonar, pero gracias al apoyo incondicional de su padre, continuó con su aprendizaje;  y no paro más.

Más tarde siguió sus estudios en el conservatorio Alberto Williams (Capital Federal), pero por problemas financieros que afrontó su familia, desembarcó en el Teatro Roma: “Ahí conocí a un gran profesor de origen alemán, que era el director musical de la filarmónica de Viena, quien me enseñó un montón sobre todo lo relacionado a la música. Era un groso total y me brindó mucha confianza y sabiduría”.

Y finalmente, luego del Roma y del servicio militar, se recibió en el conservatorio nacional Carlos López Buchardo.

Con el diploma en mano, el talento musical de Gabino (un virtuoso en piano y saxo) se apreciaba en cada presentación amateur que realizaba, pero ya dejaba entrever que su techo -si es que existe- era bastante alto.

¿Qué recordás de esos primeros caminos dónde el público te iba conociendo?
Fue maravilloso e inolvidable. Durante mucho tiempo recorrí varios lugares, under como no tantos, y en ocasiones hasta pude compartir escenario con varios renombrados artistas, como el Paz Martínez, entre otros. Desde un primer momento, gracias a la música pude conocer sitios y profesionales que me ayudaron y apoyaron para seguir y no bajar los brazos.

¿Y tu primer trabajo profesional cuándo ocurrió?
Llegó en 1991, y fue verdaderamente un gran desafío. Resultó que reemplacé, nada menos, que al director del grupo “Los Plateros”, conjunto internacional y reconocido mundialmente. Me convertí en su director musical y pianista durante una soñada gira por todo el país y, en Buenos Aires, estuvimos en el teatro Ópera y Coliseo.

Se puede decir que empezaste con todo…
(Risas) Afortunadamente sí. Es más, la historia siguió, porque en la temporada de verano realizada en Mar del Plata, me convocaron de nuevo para ocupar el lugar del director Federico Mizrahi, porque éste iba a encarar la obra “Arrancame la vida”, junto a Chico Navarro y Andrea Tenuta.

Nunca me voy a olvidar de lo que viví en esa época. Los integrantes de esos Plateros eran de Alemania y Estados Unidos, con obviamente un talento único.

Luego de esa vivencia y aprendizaje, el avellanedense y su talento siguieron presentándose en innumerables lugares con excelentes halagos y repercusiones, hasta que en el 2005, la vida le brindó otra sorpresa: Gabino Fernández se convirtió en integrante estable de la banda de Víctor Heredia: “Estar al lado del Negro (Heredia) desde hace tantos años es maravilloso. En la banda me hago cargo del teclado, saxo y coros y, gracias al compañerismo y humildad de Víctor, también compongo y tengo libertades para opinar o mostrar material. Sin dudas, es un gran grupo humano”. Además, por ocupar ese privilegiado lugar, también compartió escenario con excepcionales profesionales como Mercedes Sosa (hasta ensayó en su casa), Pedro Aznar, León Gieco, Teresa Parodi, Julia Zenko, Jairo, Abel Pintos, entre otros.

Por su parte, y como si todo esto fuera poco, desde 2011 es el “maestruli” de Susana Giménez. Sí, resulta que un amigo lo recomendó a Marisa Badía (hermana de Juan Alberto y una de las responsables de Telefé) para ser uno de los apuntados a ocupar el piano en el programa de la Diva. “Nos presentamos varios músicos, donde afrontamos un intenso casting, en el cual quedamos sólo cuatro y, entre todos ellos, Susana tenía que elegir a uno y me escogió a mí. Fue otra alegría en mi carrera y un nuevo desafío porque para estar sentado en ese piano hay que ser como un arquero preparado para atajar pelotas de todo tipo”, explicó. Y para reforzar el ejemplo futbolero, contó un particular suceso que vivió durante el ciclo: “Un día vino a cantar Ricardo Montaner y al terminar su repertorio, Susana le consultó si cantaba otros estilos además de su música y, de repente, arrancó a entonar un tema de Pablo Milanés y tuve que seguirlo como sea. Obviamente sin ensayo ni preparación. Por suerte salió excelente y cuando terminó, Montaner me felicitó al aire”.

En Telefé, también fue integrante de la banda que musicalizaba a los participantes de “Elegidos” (programa conducido por Marley) y, en la TV Pública, fue parte de “Tomate la tarde”, con Gastón Recondo y Juliana Gattas (voz de Miranda).

No obstante, como se adelantó anteriormente, Gabino no sólo se destaca en hacer sonar a los instrumentos, además compone (ya sea sólo la melodía o con letra) y algunos de sus temas Víctor Heredia los editó en sus discos. Fue el caso de “La esquina del tiempo” o “Canción de agosto”, que la interpretó Abel Pintos o “Parte del cielo”, la cual la entonó Pedro Aznar. “Que uno de los integrantes de Los Beatles argentinos, como llamo a los Serú Giran, haya grabado una canción mía fue un sueño hecho realidad”, añadió, con su humildad que lo caracteriza.

¿Cuánto falta para ver a uno de los hijos pródigos de Avellaneda en algún teatro local?
Justamente, antes de la pandemia estaba preparando un concierto en el Teatro Roma, el cual espero llevarlo a cabo cuando todo esto se normalice.

¿Y de qué se tratará el postergado show?
Voy a presentar mi disco, con mis canciones, y también mostrar la banda que armé, que es un seleccionado de lujo: Misael Hilal, batero de Axel, Lerner y ahora de Soledad Pastorutti; Gabo Cuman, el bajista de Cristian Castro cuando realiza gira por América, y en teclados se encuentra Mariano Braun, quien trabaja con Pimpinela y Roque Narvaja. Estoy muy entusiasmado, aprovechando este parate obligatorio para limar más cosas y poder desarrollar algo muy bueno. Será muy especial tocar en mi Ciudad, en mi casa, y espero que al público le agrade.

Los Océanos también disfrutaron de las melodías de Gabino

En lapsos donde no había presentación o grabación (especialmente junto a Víctor Heredia), Fernández se llevó su música a navegar por los cruceros “Royal Caribbean”, en primera instancia como director musical de una compañía de tango y luego con una banda denominada “impact”, con aires más rockero.

Con dicha empresa de navegación recorrió, por ejemplo, toda América Latina, mares del Caribe y Estados Unidos: “Son experiencias que suman para aprender, conocer personas del medio y también colabora para que la mente se descontracture y surjan cosas nuevas. Por ejemplo, en el último viaje que realicé, compuse una zamba que apenas arribé se la llevé a Víctor para que la vea y le encantó”.

 

Lujosas visitas inesperadas

Era una tranquila tarde de sábado y el papá de Gabino había cerrado la puerta del negocio de la ex avenida Cadorna, en Wilde, por seguridad y para que su hijo Gabino –por entonces de 10 años- pudiera estudiar.

A los pocos minutos, un hombre interrumpe la calma al golpear la puerta y, al abrirle y escuchar la presentación del visitante, la sorpresa invade al dueño del local, ya que resultó que era un integrante de la producción del mítico grupo Serú Girán. El hombre deseaba que el padre de Gabino le indique como podían llegar a un club de Lanús porque la banda tenía que presentarse ahí esa misma noche. Sin embargo, la sorpresa aumentó (y en elevadas dimensiones) cuando de repente se acercaron nada menos que Charly García y David Lebón a conocer el negocio wildense y los instrumentos que se vendían. “Estuvieron poco tiempo pero fue increíble ver a esos genios tocar las guitarras del negocio familiar y hablar con mi papá. Es una anécdota que no me la olvidaré más”, rememoró Fernández, todavía con cierta fascinación a pesar de los años.

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