Si se educa la voz, cualquier persona puede cantar

Entrevista a Adriana Rolla, quien con tan solo quince años comenzó su carrera artística para la cual trabaja y estudia intensamente. Desde entonces, no deja de apostar al crecimiento profesional y de crear proyectos nuevos que hacen que se expanda. Entre ellos, el centro de enseñanza de Artes Escénicas y Musicales, academia que lleva su nombre.

La música forma parte del patrimonio cultural de las sociedades. Aunque también puede aprenderse y enseñarse. Mucha gente canta y baila en forma no profesional. ¿Hay edad para ello? Sin duda no, y en cualquier etapa de la vida, cantar, bailar, tocar un instrumento, escuchar música, es sinónimo de actividad saludable. Mi tía María solía recomendarme que cantara. Ella había aprendido que hacerlo no solo la acompañaba en sus tareas cotidianas sino que además, le mejoraba el humor.

 

Para algunos como para Adriana Rolla, el canto le brinda mucho más que buenos momentos, es ya parte de su vida y de su persona.

Con la humildad que la caracteriza se dispone a compartir este diálogo conmigo:

 

– ¿Cómo te definís profesionalmente?

– Yo siempre me defino como cantante. Le sumo la actriz, porque se requiere para esto. De hecho el Premio Hugo lo gané como actriz de reparto. Después me fui especializando en la docencia. Pero yo me siento cantante y después, docente.

 

– ¿Y cómo se alcanza el ser profesional del canto?

– En realidad mucho estudio y siempre seguir estudiando. Porque todo esto es muscular, es entrenamiento permanente. Yo empecé tomando clases particulares, después ingresé en el conservatorio nacional. Allí las clases son grupales, ayuda observar cómo y qué corrigen los docentes a cada uno. Igualmente continué con la preparación individualizada. Hasta incluso busqué distintos profesores para seguir creciendo.

 

-Sucede en cualquier profesión u ocupación cuando uno avanzó en el conocimiento y la práctica suele ir por más…

– Vas creciendo. Vas buscando nuevas técnicas, otros sonidos. La formación lírica, que es la que yo tengo, es amplia pero la colocación de la voz varía en los distintos géneros o con diferentes técnicas, por ejemplo. Uno quiere sumar conocimientos.

 

-¿Cómo se elige un repertorio?

Primero hay que ver qué nos gusta. Luego cuál es nuestro registro vocal: contra-alto, mezzo, soprano. Mezzo con determinadas notas de soprano, ahí se puede encontrar una obra que tenga un agudo con el que pueda lucirse el cantante. Depende también del tiempo en que se estuvo formando. No todas las obras son para principiantes.

 

– Haciendo un recorrido por tu trayectoria se observa que has pisado muchos escenarios… incluido nuestro legendario Teatro Roma, ¿qué sensaciones has experimentado sobre ellos?

– Sí, la última vez que estuve en el Roma fue con una gala dirigida por Ángel Mahler!!!

Arriba del escenario uno tiene todo tipo de experiencias, porque antes de salir es una adrenalina que hace que uno piense “¿Me saldrá bien?”; hay miedo, incertidumbre; por otro lado, uno se dice así mismo “Vamos, tiene que salir bien, siempre salió bien”.

La tranquilidad cuando termina y sentís los aplausos, te dicen lo que la gente recibió, decís, “Ok, fui por buen camino”. También sentís la necesidad de un compañero y ves si le podés dar una mano. Otra cosa es la incomodidad de estar con un vestuario con el que estás incómodo y tenés que esforzarte para estará relajada (risas).

 

– ¿Cómo se construyen los personajes?

– Cada personaje tiene su “cosita” particular que te destaca. Por ejemplo, cuando yo hice mi primer musical con el que entré al elenco de Pepe Cibrián y Ángel Mahler, me escribieron un solo para mí, lo que dice el personaje de Olga a quien interpreté, es sublime en la obra. Pepe (Cibrián) me enseñó cómo llegar al público; aprendí a contar, cantando.

Vos tenés que investigar mucho sobre cada personaje. Cuando tuve que hacer “Cantervielle” tuve que investigar la época en que cayó el Imperio Ruso, porque en ese momento, yo era una duquesa rusa venida a menos que tuvo que salir a trabajar como ama de llaves con unos yanquis que coparon el castillo de Cantervielle. Pero yo tenía una educación de duquesa que la tenía que poner al servicio del personaje. Tenés que estudiar cómo se caminaba, qué se decía, qué tenían permitido, qué no. Yo por ejemplo, tengo la costumbre de cruzar las piernas, ¡no lo podía hacer!… Cuando me pasan a “Drácula”, tuve que ir a otra época. En este caso no podía tomar sol porque si estaba en la fría Transilvania, ¡no podía estar tostada! Pepe (Cibrián) es muy exigente con todo eso y, a la vez, te da mucha libertad para crear, de modo que uno se llega a adueñar del personaje.

 

-¿Qué recomendarías a aquellos que quieran ser cantantes profesionales?

– ¡Muchas cosas! Aunque lo primero es estudiar, ¡que nada se logre de carambola! Formarse vocalmente muy bien, porque si te dañás las cuerdas en algún momento por un mal esfuerzo, esa cicatriz va a volverse herida otra vez. También nunca creértela. Porque no solo dirán “de qué se la da”. Hay que saber que puede haber gente superior a uno…

 

– ¿Cuánto hay de don natural y cuánto de estudio?

– Todos pueden cantar, si vos educas la voz cualquier persona puede cantar. Sin embargo, para ser profesional tiene que haber algo natural. Esta es mi opinión, eh!

 

-¿Qué proyectos tenés en mente?

– Estuve haciendo cursos para la voz durante el 2020 y estoy en contacto permanente con fonoaudiólogos. Por otra parte, me gustaría enriquecer mi repertorio con música de oratorio. Sin embargo, ahora estoy muy abocada a la reorganización de mi escuela a raíz de la pandemia.

 

-Contáme acerca de tu propia Academia. ¿A quiénes está dirigida?

-A cualquier niño/a, adolescente, joven o adulto que quiera comenzar como un hobby. Porque también puede ser un despertar de algún chico/a que después se da cuenta que esto le gusta y entonces empieza a formarse profesionalmente. Nos ha pasado que algún profesor descubrió las condiciones para aprender determinada disciplina en alguno de nuestros estudiantes. Brindamos formación en instrumentos y técnica vocal a través de clases individuales. Ofrecemos también clases de piano, órgano, violín, violoncello, guitarra clásica, eléctrica, bajo. Las clases grupales ahora las hacemos con un máximo de diez, aunque las aulas son muy grandes, son de comedia musical, montaje de obras, danzas: clásica, jazz, ritmos urbanos. Pintura está suspendida por el momento. Estamos trabajando con las clases presenciales con exigentes protocolos pero también mantenemos la propuesta virtual, para que cada uno tenga la oportunidad de sumarse de la manera que se sienta más seguro.

 

Adriana Rolla, ha protagonizado diversos espectáculos musicales en la compañía de exigentes y renombrados directores como lo son Pepe Cibrián y Ángel Mahler, integró elencos, coros, realizó giras en el interior y el exterior de nuestro país. También recibió el premio Hugo en la categoría “Mejor Actuación de Reparto Femenina” y una mención especial en el concurso “Pavarotti”. Estudió canto lírico, técnica vocal, repertorio, oratoria. Interpretó roles protagónicos en obras como “Fantasma de Canterville”, “Drácula”, “Calígula”, “Jorobado de París”. Pisó el escenario del Teatro “Avenida”, “El globo”, “Astral”, auditorio “Hotel Bauen”. “La Bella y La Bestia” la tuvo como pitz singers en la cuerda de mezzo soprano. Interpretó a Eva Perón en el “Luna Park”. Cantó acompañada por la Orquesta Sinfónica de Olavarría y la de Avellaneda. Fue dirigida por el maestro Dionisio Riol y deleitó a públicos de toda la Argentina con zarzuelas y otros ritmos españoles. Da clase de proyección vocal para empresas. Enseña formación artística y vocal. Junto con trabajadores de la salud coordina seminarios de liderazgo y calidad de vida.

 

Podés seguirla en las redes: “@academiaadrianarolla”

 

 

Por Silvia Donnet

(Lic. y Profesora en Ciencias de la Educación)

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