Reflexiones de Monseñor Rubén Frassia

El Obispo de la Diócesis de Avellaneda – Lanús, en sus reflexiones radiales semanales, se refirió al Evangelio según San Lucas 19, 29-40: La omnipotencia deDios en la impotencia de la Cruz.

Jesús siguió adelante, siguiendo a Jerusalén. Cuando se acercó a Betfagé y Betania, al pie del monte llamado de los Olivos, envió a dos de sus discípulos, diciéndoles: «Vayan al pueblo que está enfrente y, al entrar, encontrarán un asno atado, que nadie ha montado todavía. Desátenlo y tráiganlo; y si alguien les pregunta: «¿Por qué lo desatan?», respondan: «El Señor lo necesita»».  Los enviados partieron y encontraron todo como él les había dicho. Cuando desataron el asno, sus dueños les dijeron: «¿Por qué lo desatan?» Y ellos respondieron: «El Señor lo necesita». Luego llevaron el asno adonde estaba Jesús y, poniendo sobre él sus mantos, lo hicieron montar.  Mientras él avanzaba, la gente extendía sus mantos sobre el camino. Cuando Jesús se acercaba a la pendiente del monte de los Olivos, todos los discípulos, llenos de alegría, comenzaron a alabar a Dios en alta voz, por todos los milagros que habían visto.  Y decían: «¡Bendito sea el Rey que viene en nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!». Algunos fariseos que se encontraban entre la multitud le dijeron: «Maestro, reprende a tus discípulos». Pero él respondió: «Les aseguro que si ellos callan, gritarán las piedras».

 

La omnipotencia deDios en la impotencia de la Cruz

Es el misterio del misterio porque Cristo sabe que con esta exaltación -»¡bendito el que viene en nombre del Señor!»- va a la muerte con libertad de Hijo. Y es importante reafirmarlo: Cristo va a la muerte con libertad de Hijo; el momento crucial es el misterio de Cristo que se cristaliza en todo lo que significa el proyecto y el plan de Dios.Dios Padre envía su verbo, su Palabra, en el seno virginal de María y nace de ella el verdadero Dios y verdadero Hombre, Jesucristo. Con su encarnación Cristo  viene a darnos la vida y la salvación; nos da su doctrina, su enseñanza, su Evangelio, pero también nos da su vida.

 

El Señor lo dice muy claramente: «nadie me quita la vida, sino que libremente la doy» El elige un camino que nosotros no elegiríamos; elige no la fuerza, elige no la riqueza, elige no la prepotencia, el poder, sino que más bien lo demuestra por medio de la debilidad y la pobreza.Jesús entra en Jerusalén para dar cumplimiento al misterio dela muerte y resurrección. De allí la importancia de meditar, seriamente, todo lo que está por acontecer. El misterio de Cristo se vuelve a repetir; sucedió en la historia pero sucede nuevamente en este tiempo, en este año. La lectura de la Pasión para rumiarla, meditarla, reflexionarla, hacerla carne, pues sólo la fe es capaz de leer la omnipotencia de Dios en la impotencia de la cruz.

 

El Señor se entrega, se da, Dios vence el dolor y la muerte no sacándolos del camino del hombre sino asumiéndolos en sí mismos.Acompañemos a Cristo en este misterio para que este misterio de dolor, de iniquidad, de soledad, se convierta en nosotros en un misterio de salvación, de gracia, de adhesión, de seguimiento y de misión. Que Cristo nos de fuerzas para que nosotros, en Él, podamos cumplir con la misión y que podamos llegar a decir: «nadie me quita la vida sino que yo libremente, como Jesús, me doy»Les dejo mi bendición: en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

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