Reflexiones de Monseñor Rubén Frassia

El Obispo de la Diócesis de Avellaneda – Lanús, en sus reflexiones radiales semanales, se refirió al Evangelio según San Mateo 5,17-37 – ciclo A:  Cuando sea sí que sea sí. Cuando sea no que sea no.

Jesús dijo a sus discípulos: “Les aseguro que si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos. Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: No matarás, y el que mata, debe ser llevado ante el tribunal. Pero yo les digo que todo aquel que se irrita contra su hermano, merece ser condenado por un tribunal (…) Ustedes han oído que se dijo: No cometerás adulterio. Pero yo les digo: El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón (…) Ustedes han oído también que se dijo a los antepasados: No jurarás falsamente, y cumplirás los juramentos hechos al Señor. Pero yo les digo que no juren de ningún modo (…) Cuando ustedes digan ‘sí’, que sea sí, y cuando digan ‘no’, que sea no. Todo lo que se dice de más, viene del Maligno.”

 

Cuando sea si que sea si. Cuando sea no que sea no

¡Qué cosa simple es la Palabra y la enseñanza del Señor! ¡Es verdad! Las cosas no son las cosas externas, no son las cosas que aparecen, no son las fotos. Son las motivaciones principales que cada uno tenga. Y en las motivaciones principales -o la intención, o la interioridad del corazón- se anidan todas las cosas.

 

No mancha lo que entra de afuera, más bien mancha, si es malo, lo que sale del corazón: con la mala intención, con la perversión, con una mirada fea, egoísta. Ciertamente esas cosas, aunque no se cometan, si están asentidas y consentidas en el  interior, ya están; ya tienen moralidad, ya tienen ética. Esto es muy importante.

 

Cuando uno dice “pero ¿cómo tengo que vivir?, ¿cómo tenemos que vivir? ” Tenemos que aprender a vivir, tenemos que aprender a amar y tenemos que aprender a vincularnos con los demás y a tratar a los otros como otros. Es evidente que hemos aprendido mal porque hemos tratado a mucha gente ¡COMO OBJETO!, ¡COMO COSA! ¿Sabemos lo que es tratar a una persona como “cosa”, una cosa que se usa y se tira?

 

Muchas veces tratamos a las personas así, como cosas, porque no sabemos mirar, porque no sabemos tratar, porque no sabemos QUERER. Por eso hay fracasos en los matrimonios: porque todo está supeditado al gusto, a la sensibilidad, a la genitalidad, a esas cosas y nada más. Son cosas pasajeras. Lo importante son las cosas esenciales. Querer el bien del otro y tratar al otro como otro. Querer su bien en serio, aunque yo esté o no esté.

 

Hay que pedirle al Señor ser maduros, ser profundos. A veces los años, o las canas aunque se puedan teñir, no nos dan madurez. Hay mucha gente grande que reacciona con mucha inmadurez.

 

La presencia del Señor y la Verdad, hacen que nos ubiquemos en tres cosas fundamentales: en la justicia, en la misericordia y en la fe. Esos son los caminos que tenemos que recorrer. Ser justos, ser misericordiosos y vivir en la fe. Y que nuestras palabras sean sostenidas por el testimonio.

 

Antiguamente, la palabra de una persona era más fuerte que la firma de un cheque. Hoy la palabra no tiene sostén. Hoy se dice cualquier cosa. ¿Qué cambio?, ¿el mensaje? NO ¡Cambiamos nosotros con nuestras actitudes!, ¡con nuestras involuciones y con nuestras inmadureces! Que sea SI cuando es SI y que sea NO cuando es NO…y lo demás es lo demás.

 

Que el Señor nos enseñe a ir a lo profundo, a no quedarnos en la orilla, a internalizarnos en el mar, a entrar en el océano. Cuando es SI que sea SI y cuando es NO que sea NO.

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