Reflexiones de Monseñor Rubén Frassia

El Obispo de la Diócesis de Avellaneda – Lanús, en sus reflexiones radiales semanales, se refirió al Evangelio San Lucas 12,32-48 (versión breve): «¡En vida!».

Jesús dijo a sus discípulos: «Estén preparados, ceñidos y con las lámparas encendidas. Sean como los hombres que esperan el regreso de su señor, que fue a una boda, para abrirle apenas llegue y llame a la puerta. ¡Felices los servidores a quienes el señor encuentra velando a su llegada! Les aseguro que él mismo recogerá su túnica, los hará sentar a la mesa y se pondrá a servirlo. ¡Felices ellos, si el señor llega a medianoche o antes del alba y los encuentra así!» Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora va llegar el ladrón, no dejaría perforar las paredes de su casa. Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre llegará a la hora menos pensada».

 
¡En vida! 
Siguiendo la reflexión del domingo pasado -donde fundamentalmente se nos dice que «allí donde está nuestro tesoro, está nuestro corazón»- es importante la actitud que como cristianos debemos tener sobre la vigilancia, la espera y el discernimiento, porque uno no puede vivir una vida distraída, desatenta. La vida es un don, un regalo de Dios, y cada uno de nosotros no sabe cuándo va a ser llamado por el Señor.

 

 

 

Por eso no podemos estar distraídos o decir «bueno, yo ahora hago lo que quiero, vivo según lo que siento, no me importa nada, no me preocupo por nada, total tengo tiempo para más adelante cambiar» ¡Cuidado!, no seamos insensatos y no pensemos «en el más adelante» porque cuando uno deja todo para «el más adelante» probablemente eso llegue a ser NUNCA.

 

 

Tenemos que darnos cuenta que estamos invitados a una fiesta, la fiesta de la vida; y en esta vida tenemos que responder. Sería un tremendo error pensar que uno en esta vida tiene tiempo para «el más adelante», cuando debe obrar responsablemente en este momento, en el aquí y ahora.

 

Hay que responder y vivir responsablemente. Pongamos atención. Los dones, regalos que Dios nos hace -seamos obispos, sacerdotes, diáconos, fieles laicos, casados, jóvenes, adultos o ancianos- no dejarlos «para más adelante» porque quizá pueda ser NUNCA o TARDE. Eso frente a Dios, o frente a uno mismo, o frente a los demás. En vida se dicen las cosas. En vida se vive. En vida se ama. En vida se respeta. Y en vida se es fiel al don que hemos recibido.

 

Que el Señor nos bendiga a todos y que estemos preparados porque «el Hijo del hombre llegará a la hora menos pensada» y yo quisiera estar preparado cuando el Señor me llame y espero que ustedes también estén preparados para el encuentro definitivo y gozoso con el Señor. ¡Feliz fiesta de San Cayetano!

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