Profesor Adolfo Lozano, pura pasión gallega

Dicta clases de Cultura en el Centro Gallego de Avellaneda.

Cuántas veces se ha dicho que la sangre tira. En ese sentido, no es necesario tener que bucear tan profundo en nuestros orígenes para confirmarlo. El día menos pensado, la estirpe aflora y nuestros genes salen a la luz, como un tesoro desenterrado desde el fondo del mar.

Algo así le sucedió al Profesor Adolfo Lozano, el día que visitó Galicia por primera vez, descubriendo su verdadera pasión.

Adolfo José Lozano Bravo nació el 4 de octubre de 1938 en el barrio suburbano de Ciudadela y desde pequeño vivió en los porteños barrios de Almagro y Caballito.
Hijo de José Lozano Fernández, un gallego oriundo de Castro de Rei – Lugo, y de Modesta Bravo Reigada, asturiana de origen y nacida en Vegadeo, Adolfo debió esperar 32 años para comprender que por sus venas corría la auténtica pasión gallega.

«Empecé a incursionar en esto como quien comienza a coleccionar alfileres. Y con el tiempo me fui metiendo en el tema, que llegó a apasionarme. Todo surgió desde mi primer viaje a Galicia, en 1970, visitando la casa que había sido de mi padre», recordó emocionado y orgulloso, el profesor Lozano.

Alumno incondicional de la escuela pública, se recibió de Contador en la UBA y ejerció durante un tiempo su profesión, mientras colaboraba en el negocio familiar (un comercio mayorista de golosinas y cigarrillos), junto a su padre y hermanos.
Promediando los 30 años, su especialidad en los números lo acercó a otra de sus importantes actividades principales: la docencia.

«Fui profesor de contabilidad en una escuela media durante 25 años (en el Colegio religioso San Francisco de Sales, de Almagro). En ese aspecto tengo mucho manejo pedagógico y didáctico por el contacto con los chicos. Creo que la docencia es algo vocacional y que todos debemos ejercitar, en la medida en que tengamos conocimientos. Sobre todo, conocimientos que no queden en lo abstracto», destacó el entrevistado.

«El contacto con mis alumnos me enseñó muchísimo. Pienso que aprendí mucho más yo de lo que enseñaba», afirmó con humildad.

Y fue junto a sus alumnos que Adolfo conoció otra veta impensada en su rol de docente. En 1972, dio una conferencia sobre su viaje a España y un directivo del Centro Gallego que presenció la charla lo invitó a disertar nuevamente sobre el tema. Desde entonces, Lozano ha dedicado gran parte de su tiempo a difundir la cultura gallega en distintos ámbitos, impulsado, a su vez, por la impronta de sus raíces.

El entusiasmo de las charlas fue acompañado y enriquecido con los viajes, que Adolfo empezó a realizar casi en forma sistemática. «Comencé a hacer turismo personal. En el 70 me fui de viaje con mi mujer. Y poco a poco me fue picando ese bichito de Galicia, España, Portugal, así que viajaba cada dos o tres años», relató el docente, que en 1985 empezó a organizar actividades turísticas con sus alumnos. Lo llamó Turismo Cultural a Galicia y, según contó su anfitrión, «tuvo un eco impresionante», al punto que sus viajes eran noticia en todos los diarios de la época.

Avellaneda, un pedacito de Galicia
«En Avellaneda y en toda la zona sur existe una comunidad muy grande de gallegos. Muchos nacidos en Galicia», remarcó el profesor Adolfo, aclarando que no son sólo descendientes. «Cuando comenzaron a llegar migraciones a Buenos Aires se asentaron en la zona de las barracas y formaron distintos núcleos. De hecho, el Centro Gallego de Avellaneda, donde doy clases, es la primera institución gallega que hay en Argentina», explicó.

El experto en cultura gallega apuntó que el gallego es uno de los tres idiomas históricos de España, junto con el vasco y el catalán y que los tres datan de la época romana y son dialectos del latín.

«Aprendí el idioma en forma autodidacta. En casa lo hablé mucho con mi padre y siempre lo entendí. Me fui perfeccionando con todos los viajes que hice, con la bibliografía y con todo el material que fui acopiando», resaltó.

Las charlas que ofrece en el Centro Gallego de nuestra ciudad están destinados a un público adulto «porque es, en general, el que se acerca», aseguró Lozano. «Los jóvenes tienen otras inquietudes y otros gustos».

El contenido de curso abarca todo lo que sea cultura. En particular este año, Adolfo ha incorporado un material que resulta muy dinámico y que sus alumnos valoran mucho, que es el cine. Desde el mes de mayo, cada sábado, Lozano proyecta un video, que puede ser un documental o una película propiamente dicha, sobre la temática gallega: orígenes, formas de vida, lugares determinados, aldeas, la vida marinera…

«A lo largo del año, y durante las dos horas y pico que duran mis clases, hago una proyección de 45 minutos o, como mucho, una hora; y después comparto algunas lecturas históricas o de autores y algunas canciones. Las clases no son para nada convencionales sino más bien informales», sostuvo el docente, que también es profesor de Cultura Gallega en las Universidades de Belgrano y Morón y en el Centro Gallego de La Plata.

Con una vida familiar «bastante acotada» (se casó en 1967 y se separó en 1974 y no tuvo hijos), Adolfo focalizó toda sus actividades en torno a su fervor por el «mundo gallego».

En 1997, colaboró activamente en la creación del único colegio gallego que hay aquí, que es el Colegio Santiago Apóstol, respaldado por la Xunta de Galicia.
En el camino, también fue miembro directivo del Instituto Argentino de Cultura Gallega; Presidente de Cultura en el Centro Galicia de Buenos Aires, la entidad social y deportiva más importante que tiene la colectividad en nuestro país y corresponsal de un programa de televisión español.

Más tarde trabajó para la empresa de turismo Longueira y actualmente se desempeña en la compañía Abran Pista, como asesor turístico.

Se ha destacado por ser conferencista en la Universidad de Treveris (Alemania), en Lisboa (Portugal), Santiago de Compostela (en Galicia) y en gran cantidad de universidades de Argentina y países limítrofes.

Actualmente, luego de haber realizado más de un centenar de viajes a la Península Ibérica, Lozano cuenta con un valioso patrimonio que incluye doscientas mil diapositivas, más de cinco mil libros, más de mil cd y material audiovisual en casetes y vhs.

Por si fuera poco todo lo que ha hecho en todo este tiempo, al profesor Lozano le queda tiempo para hacer con idéntico fanatismo su programa semanal Diario de Viaje, en Radio Cultura (FM 97.9), todos los sábados de 13 a 14 hs.

«Allí hago entrevistas, generalmente son comunicaciones telefónicas a España. He entrevistado al presidente de la Xunta; a distintos ministros; a marineros, que explican técnicas de pesca; músicos y gente común», contó sonriente.

Hoy a los 73 años, el profesor Adolfo Lozano sigue disfrutando de cada charla y compartiendo toda su «pasión gallega»: «Sigo haciendo cosas. Tengo una personalidad muy dinámica. Si tengo tiempo me gusta inventar cosas para hacer. Es un poco mi vocación de hacer cosas y poder canalizar mi personalidad», concluyó.

Para más información, visite: http://www.adolfolozano.com.ar/

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