Ordenaciones diaconales en Avellaneda-Lanús

Monseñor Rubén Oscar Frassia, Obispo de la Diócesis de Avellaneda-Lanús, ordenará diáconos en orden la sacerdocio a Juan Carlos Molina, Federico Nadalich, Ricardo Nariccio y diáconos permanentes a Juan Victorio Rolón, Eduardo Omar Sabaini y Carlos Norberto Pernica el sábado 23 de marzo a las 10 horas en la Catedral de Avellaneda.

El sábado 23 de marzo, a las 10, en la catedral Nuestra Señora de la Asunción, monseñor Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús, ordenará diáconos en orden la sacerdocio a Juan Carlos Molina, Federico Nadalich, Ricardo Nariccio y diáconos permanentes a Juan Victorio Rolón, Eduardo Omar Sabaini y Carlos Norberto Pernica.

Dentro de la estructura eclesial, los diáconos participan de una manera especial en la misión de Cristo. Su tarea consiste en asistir al obispo y a los presbíteros en la celebración de los divinos misterios sobre todo de la Eucaristía y su distribución, asistir a la celebración del matrimonio y bendecirlo, proclamar el Evangelio y predicar, presidir las exequias y entregarse al servicio de la caridad; puede ser conferido a hombres casados, constituyendo así un enriquecimiento importante para la misión de la Iglesia.

Es en este sentido que, para monseñor Frassia “los hermanos que van a recibir el orden del diaconado, son bien conscientes de que tienen que ser seguidores de Jesucristo, ser hombres de Dios. Los diáconos son los servidores que tienen la primacía del espíritu, imitando siempre a Cristo”.

El prelado recuerda que hay que seguir el ejemplo de Jesucristo “que no vino a ser servido sino a servir” y agregó que “durante los años de formación que recibieron, los futuros diáconos meditaron, pensaron y reflexionaron esta misión: servir de acuerdo a lo que Cristo hace, de acuerdo a la voluntad del Padre”.

Como conclusión de la convocatoria a las ordenaciones, monseñor Frassia advirtió que “servir no es hacer muchas cosas, ni actuar según la opinión de los demás; servir es identificarse con Jesucristo y con Él hacer la voluntad del Padre”.

Se añade a continución un breve comentario de quienes serán ordenandos.
Juan Carlos Molina: Tengo 25 años y soy oriundo de Avellaneda, donde viví toda mi vida. Me eduqué en una escuela pública del barrio porteño de Barracas y, como joven, empecé a participar de la comunidad de la parroquia Nuestra Señora del Rosario. Ya de adolescente el Señor me fue suscitando el deseo de seguirlo en el sacerdocio, sobre todo por la admiración que me generaba mi párroco, el p. Fernando Abraham.Por eso, una vez terminado el secundario, decidí ingresar al seminario, de esto hace ya siete años, un 18 de marzo de 2006.

Luego de los años de formación y de haber conocido distintas comunidades y realidades eclesiales de la diócesis de Avellaneda-Lanús, a la que pertenezco, nuestro Obispo, Mons. Rubén Oscar Frassia, decidió ordenarme diácono en orden al sacerdocio ministerial. Sin duda, este es un momento decisivo de mi vida, que me encuentra sirviendo en la parroquia Santa Faz de Lanús junto a su párroco, el p. Alejandro Zelaya. El Señor quiso que la cita: «Dios nos capacitó para ser servidores de la Nueva Alianza del Espíritu» (2 Co 3,6) ilumine mi ministerio diaconal;  de modo que recuerde que mi capacidad viene de Él, que me redimió y me invitó a ponerme a su servicio y al servicio de los hermanos.

Federico Nadalich: Tengo 30 años, soy de la diócesis de Avellaneda-Lanús, y me encuentro actualmente en la parroquia Ntra. Sra. De los Remedios, en Remedios de Escalada. En este camino hacia el sacerdocio, durante los años de formación en el Seminario Pablo VI, estuve en las parroquias de San Pablo, de Avellaneda; Santa Inés, de Lanús; Ntra. Sra. Del Carmen, de Wilde; y la Catedral diocesana Nuestra Señora de la Asunción. Además tuve la posibilidad de participar de la pastoral vocacional de la diócesis.Junto a mis compañeros de curso, ingresamos al seminario  en 2006 y realizamos el introductorio en la casa San José, en Villa Domínico, pasando al año siguiente al Seminario Pablo VI, en Wilde, y mientras vivíamos allí, cursábamos en la facultad de teología de la UCA, en Devoto.Además de encontrarme trabajando pastoralmente en la parroquia de Remedios de Escalada, estoy trabajando en la pastoral juvenil de la diócesis, lugar que considero de gran importancia ya que los jóvenes son muy importantes para la Iglesia.

Ricardo Nariccio: Nací el 5 de febrero de 1986. Fui bautizado el 7 de marzo del año siguiente en la parroquia San José de Pompeo, Lanús Oeste. Soy el menor de cinco hermanos varones; estudié en la escuela pública a la par que me fuí preparando para recibir los sacramentos de iniciación cristiana en la parroquia de mi barrio. Hice el Polimodal en la E.E.M. N°2 de Lanús, donde según mis profesores «se destacó no solo por sus buenos rendimientos académicos, sino también por su compromiso con el centro de Estudiantes».

A los 18 años comencé mis estudios universitarios, soy Lic.  Administración de Empresas de la UBA, en el turno vespertino, ya que en el resto del día trabajaba. En julio de 2004 participé del retiro organizado por el MJVC, momento clave en la vocación. Desde allí reforcé mi participación en la ACA de mi parroquia, como así también mi compromiso con la Adoración Eucarística y el trabajo en un grupo misionero.

El 18 de marzo de 2006 ingresé al Seminario Pablo VI;  igual que mis compañeros mi formación teológica la realicé en la UCA. Luego,  mis apostolados fueron en las parroquias Santa Faz, Santa Rosa de Lima, Santo Cura de Ars y también colaboré en la Pastoral Universitaria. Actualmente, el obispo me destinó a vivir el año de diaconado en mi comunidad de origen y a trabajar en la Pastoral Juvenil.

Diaconos permanentes
Juan Victorio Rolón: 51 años, nacido en Zárate, casado hace 29 años con Leonarda. Tienen 4 hijos, 3 nietos «una familia hermosa que Dios nos Regala todos los días». Licenciado y Profesor de Enfermería desde hace 31 años, dice: «vocación que me permitió acompañar y formar colegas para asistir al prójimo que transita diferentes dolencias, estas vocaciones las compartimos con mi esposa e hijos una o la otra enfermería o docencia.

Trabajamos muy duro toda la familia hasta tener nuestro techo propio en Villa Caraza, donde llegamos en 1988, a 3 Cuadras de la Pquia. Nuestra Señora de Fátima  a la cual asistimos desde entonces (bautismos, comuniones y confirmaciones inclusive la mía) mis hijos y nietos estudian en el Colegio Parroquial JUAN XXIII.»»No puedo dejar de mencionar a un actor clave en este sentir del servicio al prójimo desde el amor de Jesucristo, siempre presente en todos los parroquianos, me refiero al Padre Félix Llama (consejero, amigo, hermano) quien un día me miro y me dijo «¿me ayudas?» y sin darme cuenta nunca dejé de responder al llamado que Dios me marcó.»»Hoy me acompañan infinidad de hermanos, pero en especial el P. Gabriel Favero, quien con un abrazo oportuno marcó la continuidad y el ejemplo del Amor de Cristo, constante por el que más necesita. Diáconos amigos que siempre estuvieron en la parroquia y en mi vida, las expectativas para este ministerio al cual fui llamado y acepté consciente de todo lo que implica es poder transmitir el Evangelio y Servir hasta donde mis fuerzas den».

Eduardo Omar Sabaini: 55 años, 33 años de casado con Graciela «con la cual hemos formado una hermosa familia compuesta por cinco hijos y dos nietas.» Vengo de la Pquia. San Judas Tadeo de Lanús, «aunque mi adolescencia la viví en la Pquia. Nuestra Señora de los Remedios de la que tengo cuantiosos recuerdos y muchos hermanos en el Señor.»

De su vocación al diaconado dice: «Soy un convencido que la vocación está impresa en el corazón de cada persona, y que en muchos casos uno no la descubre hasta que otro te lo hace ver. En la Iglesia, como en la vida, muchas veces nos sentimos bien haciendo tal o cual cosa y siempre nos destacamos en algo (los carismas de Pablo) pero tiene que venir alguien y decirte «¿sabes que te veo para…?» y eso se lo debo a algunos, hoy diáconos permanentes, como por ejemplo D.P. Roberto López y al padre Antonio Facerias S.F. que me fueron acompañando y guiando. En estos tiempos, no sé si porque me entregue más al Señor, veo algunas señales más claras e íntimamente me digo que si me regaló una familia tan linda y me enseñó tantas cosas sobre la familia, querrá que  trabaje en eso; ya que hacen tanta falta obreros en ese campo; pero mi corazón enamorado está abierto a escuchar donde El me quiera y necesite, ya que siempre me sorprende y me hace descubrir dónde está la felicidad. Recen mucho por nosotros para que toda esta tarea que emprendemos sea para bien de nuestra querida Iglesia y para Gloria del Buen Dios.»

Carlos Norberto Pernica: casado con Norma Beatriz Garrone, hace 30 años, fruto del cual nació Ezequiel Pablo. «Norma y yo comenzamos nuestro transitar por los caminos del Señor en la Pquia. Nuestra Señora de Loreto de Sarandí y por los designios de Dios, hoy pertenecemos a la Pquia. Nuestra Señora de las Mercedes de Wilde y colaboramos también –entre otros servicios- con el Movimiento de Encuentro Matrimonial Mundial, pero fue en las Mercedes  donde escuché  cada vez más fuerte y frecuente  la voz del Señor, en la persona de muchos hermanos, invitándome a seguirlo y servirlo más de cerca y de un modo especial para luchar, contra viento y marea, por el triunfo de Cristo Rey; mostrar, creyendo firmemente en el amor que Dios nos tiene, y pidiendo Su ayuda en la tarea de «cambiar el mundo por amor».  Sé que no es tarea fácil, pero Él es mi roca y quien me prepara para el cotidiano combate, de allí la elección del  lema  para esta nueva etapa (Sal 144).

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