Monumento a la madre con iniciativa vecinal

Escribe Antonio J. González. Dibujo del escultor Julio César Vergottini de la obra en la campaña promonumento, año 1961.

Nació la idea en un directivo empresario de Avellaneda, además de ser docente en escuelas locales. “Siendo profesor de Ciencias Económicas en la Escuela Carlos Fiorito de Piñeyro -dice Alfredo Espósito en un reportaje en el periódico La Democracia en setiembre 1961- propulsaba con el centro de alumnos y exalumnos del establecimiento, el culto del recuerdo de la madre en su día”. Y la idea de una escultura dedicada a la memoria de la madre comenzó a tomar identidad.
“…Las primeras palabras las cambié con mi hermano espiritual, Victorino López. Coincidimos de inmediato. Luego, Juan T. Cerrudo y Wilfrid Galán fueron eslabones siguientes. Cuando transmití esta iniciativa nuestra al intendente Atilio Fernández, la acogió entusiasmado, pues a este respecto habíamos dialogado muchos años antes…”.

Y así puso en marcha el proyecto. “…se sucedieron en el Teatro Municipal Roma, posteriores reuniones y se fue formando la comisión…”, dice Espósito. En esa comisión figuran nombres notables de Avellaneda como el dirigente bibliotecario Ricardo Muñiz, la Dra. Juana Bidondo, la pintora y directivo de Gente de Arte Elina Querel de Salzman, el empresario Eduardo Giúdici, el periodista Humberto Cucchetti, el poeta y tradicionalista Amadeo Desiderato, entre otros.

Se encargó el diseño, y luego la ejecución de la escultura, a Julio César Vergottini que tenía su taller en la sala de máquinas del viejo puente Pueyrredón. El prestigioso escultor era una garantía de calidad y armonía en la imagen. Presentó un boceto –que publicamos con esta nota- y luego la obra que fue fundida en bronce. Se recibieron numerosos apoyos y aportes vecinales que dieron vigor al proyecto.

Varios cambios de criterios se produjeron con respecto a su destino. La plaza Alsina no era un ámbito adecuado por sus limitados espacios, aunque contaba con su ubicación privilegiada. Por eso se decidió inaugurarla en una de las plazoletas aledañas al puente de ferrocarril en Crucecita. Pero este destino tampoco ofrecía el marco que necesitaba, y por fin se trasladada a un sector del Parque Los Derechos del Trabajador en Domínico, donde desde entonces apreciamos la dinámica y la idea artística de una madre lanzando a caminar a su pequeño hijo.

Quedaron cumplidas las aspiraciones de quien inició este trabajo colectivo. Espósito había dicho entonces: “Desearía hacer una expresión de anhelos: Que en cada pueblo o ciudad de mi patria se erija en mármol, bronce o granito el símbolo sagrado del más emocionado sentimiento humano”.

Avellaneda cumple con esos deseos, ya que además de la obra de Vergottini, existen otros testimonios escultóricos en espacios públicos de la ciudad con el homenaje a la madre, como la obra que se encuentra en la plazoleta de Wilde que corre cerca de las vías ferroviarias.

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