Mons. Frassia en el jubileo de los niños de la Diócesis de Avellaneda-Lanús

La diócesis de Avellaneda-Lanús celebró el jubileo por sus 50 años con un encuentro de niños y personas con capacidades diferentes en el estadio del club El Porvenir, en Gerli, donde el obispo diocesano, monseñor Rubén Frassia, presidió una misa concelebrada.

La participación fue estimada en unas 6.000 personas, aunque comentarios de directivos del club permitían considerar la asistencia, en su mayoría niños y jóvenes, en unas 8.000. Además de dos tribunas llenas, hubo que habilitar el sector de plateas, que originalmente no estaba previsto, para un millar de asistentes.

Un ambiente efusivo, de festejo, reinó en la celebración con cantos, globos de colores, carteles, coros, muñecos, desde las 14 del día sábado 21 de mayo, en una tarde de sol radiante. Banderas, sombreritos y distintivos distinguían por sus colores –azul, blanco, amarillo, colorado y verde- a cinco decanatos distintos.

A los costados de la cancha, grandes carteles daban cuenta de la presencia de distintas parroquias y capillas, de la Acción Católica Argentina y de varias comunidades y movimientos, como Schoenstatt, scouts o el Cottolengo de Don Orione. Algunos tenían estampados las manos de los niños y otros tenían pegados papelitos con intenciones redactadas por los chicos.

Así, entre otras, un cartel de la parroquia Nuestra Señora de los Remedios y capilla Inmaculada Corazón de María, como “Yo quiero que todos sean felices y que no nos pace nada”, “Deseo para este año pedir por los pobres”, “Yo deseo que halla más familias juntas y no se separen”, “Yo le quiero pedir a Dios que me ayude a cuidad a mi nueva perrita y que no se enferme, por favor” o “Quiero que toda mi familia no se enferme y los chicos vengan a acción católica”.

Pasadas las 16, comenzó la misa, que el obispo concelebró con 24 sacerdotes. Todo el mundo cantó: “Que descienda, Señor, sobre nosotros tu gracia, en la medida que esperamos en Ti”. Se acercó al altar un libro muy grande simbolizando la Palabra de Dios en la Sagrada Escritura. Con buena dicción, una chiquita de 9 años, Sol Riesz, del colegio Sagrado Corazón, de Lanús, leyó una de las lecturas de la misa.

Monseñor Frassia dio la homilía, dirigiéndose a los chicos con un lenguaje sencillo y asequible. “La verdad no tiene precio, no se compra en ningún shopping, en ningún maxiquiosco –dijo-. La verdad nos la da Dios, tenemos que tomarla y seguir caminando”.

Luego, repartió la comunión en la base de una de las tribunas, en tanto los sacerdotes se distribuían por distintos lugares del estadio para dar la Eucaristía.

Con alegría, aplausos, un ambiente animado, la fiesta concluyó con la entrada de dos grandes muñecos representando a Jesús y a María, y apagando una gran vela de una gran torta de cartón colocada en el centro del campo de juego.

Jorge Rouillon

Jubileo de los Niños

Homilía de monseñor Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús en el Jubileo de los Niños.

Queridos chicos, queridos hermanos sacerdotes, queridas religiosas, religiosos, querido pueblo fiel: Hoy es un día de mucha alegría porque nos reunimos aquí para celebrar y dar gracias por estos cincuenta años diocesanos. También estamos reunidos porque queremos, y hemos escuchado, la Palabra de Dios, la Palabra de Jesús, que nos hace algunas propuestas y nos dice que tenemos que pensar, escuchar, aceptar y vivir. Hoy Jesús nos dice que El “es el camino, la verdad y la vida”. También nos dice algo muy fuerte: “no se inquieten, no tengan miedo”.

Vean qué cosas tan fuertes nos dice Jesús. El quiere ser nuestro amigo; El quiere ser nuestro Señor; El nos llamó a vivir en la Iglesia como pueblo; hizo un pacto con nosotros y en un momento de nuestra vida nos dijo “¡tú vas a ser mi Pueblo, y Yo para ti seré tu Dios!”.

Hizo un pacto donde nosotros tenemos que saber que no estamos solos; ¡que Dios está en nosotros!, ¡que Dios está con nosotros!, ¡que Dios camina al lado nuestro!.

Y en esta tan hermoso día, Jesús quiere entrar en nuestra vida y en nuestro corazón; quiere hacernos una fiesta. Porque cuando Dios está, hay fiesta; cuando Dios está, hay paz; cuando Dios está en nuestra vida hay una serenidad y una alegría extraordinaria.Ustedes que son chicos ¿pueden vivir esta experiencia?.

Ustedes que son chicos ¿tienen que esperar para más adelante? ¡No!, ¡es ahora, en este momento!, precisamente porque todos son chicos, son niños, son preadolescentes, porque son jóvenes, porque son adultos, porque son mayores, porque son consagrados, hoy más que nunca tenemos que darnos cuenta que no podemos vivir sin Jesús, que no podemos vivir sin su amistad.

Hoy si Él quiere ser nuestro amigo, nosotros tenemos que responderle: “Señor, yo quiero ser tu amigo”: en las horas buenas y en las horas amargas; en los momentos lindos y en los tiempos feos; cuando todo está bien o cuando muchas cosas salen mal; cuando hay éxitos y también cuando tenemos fracasos; cuando sale bien una cosa, o cuando sale mal. Jesús quiere ser nuestro amigo, pero ¿a dónde nos lleva esta amistad?, ¿a qué nos lleva? Nos lleva a vivir en la verdad y ustedes saben que hay mucha gente que no vive en la verdad. Por eso, hoy tenemos que prometerle a Jesús: “yo creo que se puede vivir en la verdad”, “yo creo que es posible vivir en la verdad”, “yo creo que es posible vivir no mintiendo”, “yo creo que es posible no burlándose de los demás”, “yo creo que es posible ayudar a otros”, “yo creo que es posible respetar al otro”, “yo creo que es posible porque Tú lo crees también y Tú lo haces posible”La verdad no tiene precio.

No se compra en ningún quiosco, en ningún Shopping, en ningún maxi quiosco, no se compra en ningún lado. Dios nos da la verdad, tenemos que tomarla y seguir caminando.Vean, es muy triste ¡vivir una vida de mentira!, ¡es penoso construir una vida en la falsedad!, ¡es muy triste vivir una vida desperdiciándola! Por eso Jesús nos trae la Verdad y nosotros podemos vivir en la Verdad. Pero hay algo más: El es el camino y tenemos que seguir detrás, tenemos que mirarlo, tenemos que conocerlo, tenemos que leer su Palabra, ver lo que nos dice, escuchar lo que nos habla y responderle con todo el corazón y con toda el alma, con toda nuestra vida.

Jesús es la verdad, pero también es algo más: ¿qué toca Jesús?, ¡toca la vida!, ¡toca la existencia!, ¡somos muy importantes porque, si Dios nos dio la vida a través del amor de nuestros padres, aunque estemos sanos, aunque estemos enfermos, tenemos vida! El da sentido a nuestra vida. Aunque tengamos cosas, aunque muchas veces no tengamos cosas, Dios vino a iluminar nuestra vida y a fortalecerla. ¡Da sentido, por eso es muy importante saber que este Dios está del lado nuestro!.
Nos quita los miedos y nos hace andar en la verdad.La vida hay que vivirla. La vida hay que respetarla. La vida hay que cuidarla. La vida se cuida desde el seno materno; desde el inicio, desde el comienzo que ya tiene vida, hay que cuidarla.

Escuchen esto: una mamá esperaba un hijo que “venía enfermo”, estaba por nacer enfermo; el médico, medio atrevido, le dijo “señora, su hijo va a nacer enfermo y yo le aconsejo que lo aborte”; pero esa mamá le dijo: “vea, el que va a nacer ya es mi hijo y yo lo voy a tener hasta las últimas consecuencias”; y esa mamá tuvo al hijo, fue muy valiente, el hijo nació enfermo pero la mamá lo ama entrañablemente y ese niño enfermo percibe el amor de su madre. ¿Ven que la vida no son sólo palabras? La vida exige compromiso, exige actitudes, exige obras que se tienen que manifestar, que se tienen que mostrar. Desde pequeños tenemos que respetar la vida. Respetar a un anciano. Respetar a uno que camina más lento que nosotros.

Respetar a una persona que, a lo mejor, hace una pregunta siete veces porque se olvidó lo que había preguntado. Pero la vida se respeta, se cuida y se ama.Este buen Dios, esta tarde, quiere estar con nosotros. Abrámosle el corazón, dejémoslo entrar.

Está atardeciendo y que se quede con nosotros en este cumpleaños de nuestra diócesis; que tengamos mucha alegría, esa alegría de los amigos de Jesús, esa alegría de los discípulos, esa alegría que hoy uno tiene que tomar decisiones.
No respetamos a un niño cuando le decimos “como sos niño, no podés tomar decisiones”. Mejor decir, como sos niño, podés tomar decisiones de niño, pero tomalas hoy porque tenés libertad, inteligencia y voluntad. Queridos hijos, que en esta fiesta la Virgen, la Madre de Dios y nuestra Madre, nos ayude a vivir en familia. Y la familia somos todos: los que están cerca, los que están lejos, los que piensan como nosotros, los que no piensan como nosotros; pero somos una familia. Que vivamos una familia con mucha alegría. Que vivamos una familia cristina, católica, con mucha alegría. Que sepamos que tenemos que alimentarnos con ciertos medios fundamentales para nosotros: con la escucha atenta de la palabra de Dios, con la oración, con la confesión, con la Eucaristía y con el servicio a los hermanos; estos medios nos permiten seguir siendo amigos de Jesús. Que así sea.

Mons. Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús

noticias relacionadas