Más de 700 chicos de zonas humildes asisten al programa de verano de la UNLa

El objetivo es brindar un mes de jornadas gratuitas de deportes y actividades culturales a chicos 15 comedores escolares y comunitarios de Lanús, Avellaneda, Lomas de Zamora y Esteban Echeverría.

Los chicos además reciben almuerzo y merienda. Y profesionales controlarán su salud. Se realizará hasta el 25 de enero. Los más grandes harán un taller inicial de oficios. Y todos tendrán actividades pre campamentiles, con charlas de concientización sobre el uso de los recursos de la naturaleza y su preservación.

Nuevamente este verano, la Universidad Nacional de Lanús (UNLa) brindará un mes de jornadas gratuitas de deportes y actividades culturales a chicos que asisten a comedores escolares y comunitarios de Lanús, Esteban Echeverría, Lomas de Zamora, Almirante Brown y Avellaneda. Este año el Programa «Los derechos de los niños no se toman vacaciones» comenzó hoy (lunes 7 de enero) y culminará el 25 del mismo mes.

Es importante destacar que el Programa se inició en 2000, apenas tres años después de la creación de la Universidad Nacional de Lanús, y que desde entonces se viene realizando todos los veranos en forma ininterrumpida, y es llevado adelante por la Secretaría de Cooperación y Servicio de la UNLa en articulación con el Área de Deportes de la Universidad.

En esta decimotercera temporada consecutiva, su objetivo primordial es, como en todas las oportunidades anteriores, posibilitar el acceso de chicos de hogares de escasos recursos a actividades culturales, deportivas y recreativas gratuitas, en el marco de la difusión de la Convención Internacional de los Derechos del Niño. La idea base es que, además de pasar un día de recreación al aire libre, los pibes conozcan sus derechos y tengan un primer acercamiento a la universidad pública.

Como sucede todos los años, durante el programa las más de 30 hectáreas de la UNLa recibirán diariamente a 700 chicos provenientes de comedores comunitarios de la zona, de 5 a 12 años, de lunes a viernes, en el horario de 13.30 a 17.30. En el campus practicarán deportes, harán actividades culturales y recibirán un refuerzo de almuerzo y una merienda. Además de los talleres recreativos, los chicos verán espectáculos artísticos y disfrutarán de un taller de cuentos, donde adultos mayores se acercaron a la Universidad a leerles libros.

El viernes 11 de enero, además, presenciarán un espectáculo de los Reyes Magos y se llevaron regalos a sus casas, donados por la Asociación de Trabajadores de la UNLa (ATUNLa), el gremio docente de la Universidad (ADUNLa), empresas de la zona, el aporte de trabajadores de la UNLa y particulares.

Este los chicos asistirán a talleres de ajedrez, teatro, juegos, informática, bijouterie, danza, artes plásticas y percusión (talleres armados de acuerdo a las edades e intereses propios de cada chico). Los profesores de educación física les enseñaron iniciación de práctica deportiva, donde aprendieron nociones de fútbol, básquet, softball, hánbol, vóley y rugby.

«Los elegimos porque, por lo general, varios de ellos son deportes a los que estos chicos no tienen acceso. Queremos que conozcan cosas que tienen limitadas por su estado económico y social» explica Julián Loiseau, uno de los coordinadores del programa y también del área de Deportes de la Universidad.

Como novedad, este verano se agregaron actividades extra algunos días, tales como cine y vida en la naturaleza, un taller donde se enseñan actividades pre campamentiles pero con un foco sobre la concientización sobre el buen uso, el cuidado y la preservación de los recursos de la naturaleza. Además, se agregó un taller de laboratorio, donde los chicos aprenderán nociones básicas de química con productos inocuos, como los colorantes. Y otro sobre medios audiovisuales realizado por responsables y estudiantes de la Licenciatura de Audiovisión de la UNLa.

Los chicos más grandes podrán asistir a un taller de fotografía y a otros tres talleres de iniciación en oficios: mécanica general; tallado manual y artesanal de madera; y utilización de máquinas industriales de carpintería. También se ofrecerán actividades para los referentes institucionales de los chicos asistentes: clases de yoga y gimnasia, talleres de bijouterie y otro de confección de indumentaria.

El transporte y la movilidad también estarán, como todos los años, asegurados: la UNLa pasará a buscar a los chicos por las sedes de las instituciones barriales.

Asimismo se realizarán controles pediátricos: revisión antropométrica, cardiorespiratoria, dermatológica y odontológica y se acompaña a las familias en el caso de ser necesarias derivaciones para tratamientos.

Las actividades se llevan a cabo de manera conjunta con los referentes de las organizaciones comunitarias que operan de enlace natural entre las familias y la institución universitaria. Desde la universidad participan además del equipo coordinador y los talleristas, estudiantes, becarios, docentes y no docentes.

«Este programa se fundamenta en el compromiso de la Universidad de Lanús de generar estrategias de vinculación con la comunidad, a fin de favorecer la inclusión social de sectores desfavorecidos, no solamente en términos económicos sino sociales y simbólicos que operan en la naturalización de ciertas representaciones. Esto implica concebir la pobreza como un fenómeno múltiple y complejo imposible de abordar exclusivamente en términos de recursos materiales», dice al respecto Georgina Hernández, Secretaria de Cooperación y Servicio Público de la UNLa.

Desde 2000, los Derechos de los Niños no se toman Vacaciones
Desde el inicio del Programa pasaron por él unos 21 mil chicos del distrito y de zonas aledañas. Además de la recreación, uno de los principales objetivos es que los chicos perciban a la casa de altos estudios como algo cercano, un sitio que resulte ser el disparador de sus aspiraciones.

Aunque por ahora la ven como «la escuela grandota, para gente grande», los organizadores esperan que esta perspectiva se vincule con que todavía son niños. Aun así, «esto habla de que ya adquirieron la idea de que hay algo más. Ya saben lo que es la universidad».

El Programa no es solo una cuestión de entretenimiento, sino también de formación. «Es notable el cambio de esos chicos a quienes vemos en sucesivos veranos, y con quienes hemos logrado ir consolidando un vínculo a través del tiempo –dice al respecto Georgina Hernández; saben que acá hay gente que los conoce, que los quiere, que los va a acompañar.

Aspiramos también a que más tarde esos chicos se integren como monitores y auxiliares del programa de verano y del programa permanente. Y los vamos a ‘martirizar’ hasta que alguno decida ingresar a la Universidad; pero si no lo hacen, igualmente entendemos que hemos podido ofrecerles una experiencia cristalizadora de otro destino, ampliando sus márgenes de libertad».

Una nueva situación
«Hace 13 años que venimos trabajando con este programa, y partir de la implementación de la Asignación Universal por Hijo vemos mejoras en los chicos. Años atrás detectábamos algún caso de inicio de desnutrición, cosa que en los últimos años no ocurre más gracias a esta iniciativa del Gobierno Nacional. Además, antes siempre preparábamos un sector donde había ropa donada para chicos que estaban muy mal vestidos y teníamos gran demanda; pero en los últimos tres años eso se modificó sustancialmente y ahora tenemos algún que otro pedido muy aislado», comentó Juan Loiseau, otro de los coordinadores del programa.

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