Fanática de Independiente, María no deja de acompañar a su equipo: cada vez que puede va a la cancha a alentar al Rojo, su pasión de toda la vida. Pero no es su única salida, también le gusta mucho visitar distintos restaurantes y el bingo.
En una nota realiza por La Ciudad el año pasado, con motivo de celebrar sus 99 años, María relató su llegada a Avellaneda, proveniente desde la ciudad de Escobar, a los 14 años y al poco tiempo ingresó a trabajar como operaria en la fábrica de fósforos «Mantello», hoy desaparecida.
La fiesta organizada por su familia, se llevó a cabo en el salón Héroes de Malvinas (S.E.C.L.A.) de Crucecita.
