Manuel Amado Antelo. Su fallecimiento.

Se llama Manuel. Dicen que tiene 73 años. Y hoy se le ocurrió, así de repente, irse de viaje. Y lo hizo sin avisar. Manuel Amado, dueño de la confitería «La Plaza» de Avellaneda. Sin lugar a dudas uno de nosotros, UN BUENO DE VERDAD. Con trabajo, dedicación y esfuerzo no se ha cansado de construir. Una familia formada en el amor y el respeto. Un comercio al cual dedicó cada una y todas de sus horas, sin descuidar su inagotable culto por la amistad y la vocación de servir a los demás en eso que se llama ser solidario. Y con ello un prestigio que se ganó a fuerza de honestidad, humildad y entrega.

Lo conocí allá por el ’96. Desde ese momento la relación se ha venido fortaleciendo hasta llegar a la amistad SIN HABERLA DECLARADO.

Manuel es uno de esos que, a lo mejor, sin darse cuenta, ha cumplido con creces la misión que le fuera encomendada en su oportunidad cuando llegara a este mundo: SEMBRAR AMOR EN TODAS SUS FORMAS Y DONDE FUERA NECESARIO.

Es una lástima que se haya decidido a viajar justo en este momento cuando se necesita su ejemplo y su presencia ante tanto individualismo, egoismo y desinterés por el prójimo.

El sabrá porqué se tuvo que ir. Dicen que ALGUIEN lo llamó desde muy lejos porque hace falta en algún lugar… para seguir sembrando.

Manuel: no te vamos a pedir explicaciones sobre tu viaje, no te vamos a reprochar nada (no tenemos porqué). Hasta cuando sea el momento del reencuentro, estará tu ejemplo guiándonos y tu recuerdo te mantendrá entre nosotros. Y por eso, estaremos al lado de esa familia que construiste con tanto AMOR. Manuel: Gracias por lo que construiste hasta acá. Seguramente nos volveremos a encontrar en algún momento. Mientras tanto, trataremos de imitarte, que no resultará fácil. Te queremos. LOS BUENOS.

Dr. Luis Carzoglio