Magdalena Mignaburu y un especial recorrido por la historia del Pueblo Vasco
La docente e investigadora avellanedense presenta una exposición de trajes, única en el mundo. En nuestra ciudad, se exhibirá desde el 1º al 17 de septiembre, en el Teatro Roma.
Docente, investigadora y especialista en implementación de proyectos, presenta una exposición itinerante de trajes vascos, única en el mundo.
El País Vasco es un pueblo milenario. Los integrantes de esa Comunidad Autónoma comparten un mismo origen étnico, una lengua y una cultura; pero por sobre todas las cosas, a los vascos los une un sentimiento muy fuertemente arraigado de pertenencia a una Nación que, aunque carente de un Estado, se sobrepuso a las diferencias históricas y las divisiones políticas dentro de los territorios de España y de Francia.
De esa comunidad, que habitó los territorios de Euskalerría en la prehistoria, es descendiente la Licenciada Magdalena Mignaburu Berho, docente, investigadora y especialista en implementación de proyectos; «pero ante todo vasca» -como ella misma define en su página de internet-, no solo por la portación de apellidos sino también por llevar consigo ese sentimiento especial de pertenencia a su pueblo.
«Desde hace muchos años me dedico a investigar sobre temas vascos. He escrito artículos, publiqué un libro, he dado conferencias en distintos lugares de la provincia de Buenos Aires, recorrí distintos centros vascos para recopilar información e hice una página web para difundir la cultura vasca y para el reencuentro de parientes (se lograron reencontrar 200 familias)… Pero siempre me pareció que se podía hacer algo más para difundir toda esta cultura, de una forma amplia y masiva», explicó la Lic. Mignaburu, cuya familia de origen vasco se radicó en Avellaneda en 1860.
Movilizada por armar su árbol genealógico, Magdalena comenzó a bucear en la cultura vasca; y sus investigaciones derivaron en los deseos de dar a conocer, a propios y ajenos, la identidad y el protagonismo que tuvo a lo largo de la historia esta antiquísima comunidad -que constituyó la primera población aborigen de Europa-, de una forma muy novedosa.
Fue así que Mignaburu creó la primera exposición itinerante de ropa tradicional vasca, a partir de la exhibición de trajes típicos que reflejan la cultura, las costumbres y las particularidades de su pueblo, de un modo didáctico y atractivo para todas las edades.
«El lenguaje de la ropa también permite comunicar. De esta manera me propuse explicar las diferencias que tiene el pueblo vasco con respecto a otros pueblos europeos y cuáles son las raíces de esas particularidades. Porque existe toda una historia, una cuestión religiosa, socioeconómica, del lugar de procedencia
»
«A mí me quedó muy grabado un viaje que hice a Guatemala», continuó la investigadora. «Las mujeres guatemaltecas usan una especie de poncho con muchos bordados, que corresponden a cada etnia a la que pertenecen. Me llamó la atención la forma de comunicar a través de la indumentaria», resaltó Magdalena, quien implementó su muestra con veinte trajes en tamaño natural pretende llegar a 40 atuendos-, presentados en maniquís con sus respectivos accesorios y acompañados de una breve reseña bibliográfica.
La Licenciada Mignaburu se sorprendió mucho cuando se enteró que su exposición era «única en el mundo», pero lo que más le llamó la atención fue la rápida repercusión que tuvo su muestra. «Pensé que esto iba a ir más despacio, que me iba a costar conseguir lugares donde exponer. Pero fue algo muy vertiginoso», destacó sonriente.
La gente que ve la muestra queda fascinada porque el trabajo de Mignaburu respeta fielmente cada detalle de las vestimentas típicas vascas. Para ello, Magdalena recorrió museos etnográficos para apreciar las técnicas de costura, las telas, los tipos de puntadas, los bordados, etc.
Por suerte, en su juventud aprendió algo de corte y confección, y esos conocimientos que pensó que nunca le servirían para nada, le ayudaron a reproducir los trajes a partir de ver una fotografía, una postal, un cuadro o algún traje en un museo.
En tal sentido, es fundamental para la investigadora «ser muy cuidadoso al hacer la ropa, porque la línea que separa una vestimenta de un disfraz es muy delgada. Estos no son disfraces. Es ropa que usaba la gente en determinado momento histórico», aclaró, contundente.
Muéstrame cómo te vestías y te diré qué clase de vasco eras
Respecto a su formación académica, Magdalena contó que estudió abogacía en La plata, pero cuando se produjo el golpe militar del 76 fue tal la represión que se vivió en la Facultad de Derecho que no pudo seguir yendo. «Después estudié el Profesorado de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales, aquí en Avellaneda, en el Pío XII. Y luego hice una Licenciatura en Gestión de Proyectos Educativos y finalmente una maestría en Gestión de Proyectos», señaló la docente, a quien siempre le gustó la historia y la investigación, y le interesó, especialmente, conocer sus raíces.
Mignaburu recordó que cuando viajó al País Vasco, en el año 2000, sintió «un sacudón interno terrible». «Ahí terminé de conocer cuál era mi verdadera identidad. Entendí: yo vengo de acá, ésta es mi esencia. Encontré mis verdaderas raíces y fue algo muy movilizador, maravilloso».
La descendiente contó que los Mignaburu vinieron a la Argentina y allá no quedó nadie. Y los Berho allá son como los Pérez acá. «Hay un montón, así que no podría saber quién es mi pariente directo». (Risas)
Otra de las principales dificultades con la que se encontró Mignaburu fue el tema del idioma (el euskera), que es tan cerrado como algunos dialectos italianos. Pero la perseverancia tuvo sus frutos y la emoción fue muy grande cuando Magdalena logró encontrar la casa de sus ancestros. Allí estaba el «caserío» de la rama paterna, sobre una loma. Y en seguida la investigadora comprendió el significado de su apellido: Migna (viña) y buru (arriba), haciendo referencia a los viñedos que sus parientes tenían en la parte más alta del terreno.
Sin dudas ese viaje fue fundamental para comprender cosas que difícilmente aparecen en los libros.
«En mi casa siempre hubo cuadros con figuras típicas, se hablaba de los deportes, de hecho, mi abuelo tenía la nariz fracturada por jugar pelota vasca (producto de un pelotazo).
O la costumbre de tomar vino y sidra, que son bebidas muy características. Fue con ese viaje que comencé a darme cuenta que todo lo que yo tomaba como normal o natural dentro de mi familia, como algo propio de los argentinos, en realidad era todo vasco», reconoció la licenciada, con expresión de asombro.
Lo cierto fue que toda esa información que la expositora fue recabando sobre la cultura vasca, se materializó en los trajes que conforman su muestra itinerante.
En ella se pueden observar atuendos que recorren distintos momentos históricos y abarcan a diferentes estratos sociales.
«Con la muestra se puede hacer un recorrido por todo el territorio de Euskalerría y conocer al pueblo vasco a través de lo habitual», subrayó Mignaburu, que el año pasado se jubiló de su labor docente en la Escuela de Educación Técnica Nº 3 de Wilde, para dedicarse de lleno a las exposiciones.
Bajo el nombre «Gure Arropa» (nuestra ropa), Magdalena inauguró su muestra en el marco del 112º aniversario de la ciudad de Pellegrini (Pcia. de Buenos Aires) en abril de 2011 y de ahí en más se presentó, entre otros sitios, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, durante las actividades de «Buenos Aires celebra al País Vasco».
A poco de visitar Venado Tuerto y próxima a presentarse en Pehuajó y Rosario, la creadora de la exposición itinerante confirmó con gran expectativa que su muestra estará en Avellaneda, desde el 1º al 17 de septiembre, en el Teatro Roma.
«Me alegra que la muestra resulte interesante. Porque tener una pasión y hacer algo con tanto cariño y que a la gente le guste, me gratifica muchísimo. Será todo un desafío y un orgullo enorme presentarla en mi ciudad», finalizó.