La oración

El Obispo de la Diócesis de Avellaneda – Lanús, Monseñor Rubén Frassia en sus reflexiones radiales se refirió al Evangelio según San Lucas 11, 1 -13 (ciclo C).

En este Evangelio, el Señor nos habla de la importancia de la oración, que es esencial para nuestra vida. Porque cuando uno deja de rezar la vida se complica, se torna más pesada; se hace más oscura, se hace más lenta, se hace más compleja. Esto es lo que a veces nos pasa y por eso disminuye la calidad de nuestra vida y la calidad de nuestra respuesta.

La oración, en primer lugar, es respuesta a Dios, más que pedido. Es respuesta porque el que tiene la iniciativa es Dios: El nos habla y nosotros lo escuchamos; El pone las condiciones y nosotros las asumimos o las rechazamos.

A veces, cuando uno reza mal, uno pretende reducirlo a Dios a su modo de ser, a su conveniencia. O si no uno reza y se excusa por sus insuficiencias, sus incapacidades, por su pereza; la oración es saber que Dios está cerca, frente a nosotros, al lado de nosotros y en nosotros. Es como un permanente diálogo pero suscitado por la confianza. Porque uno tiene confianza le habla, le agradece, le pide, lo trata cercanamente, con mucho respeto.

Rezamos para darnos cuenta de poder hacer su voluntad y no la propia. ¡La voluntad de El que es lo mejor que nos puede pasar! Por eso la oración es un hecho vital más que verbal. A veces hacemos gala, o uso verbal de la palabra y nos quedamos en nosotros mismos. En cambio cuando uno reza y expresa verbalmente la vida, ahí empieza a verse involucrado y transformado. Muchas veces nos dirigimos a Dios con la comisura de nuestros labios, pero no con la fuerza y la convicción de nuestro corazón.

Es lo que le puede pasar a un matrimonio: cuando no se hablan luego se tornan como extraños. Y es muy importante hablar, abrir el corazón, escuchar y ponerlo en práctica.

La oración es verdadera cuando uno expresa la vida y la vida es lo que es, es lo que hay que hacer, es lo que Dios nos pide, con ganas y sin ganas ¡pero expresamos la vida! ¿Y cuando es falsa la oración? Es falsa cuando se la disocia, cuando uno quiere convencer a Dios, cuando quiere engañar a Dios, cuando uno se engaña a sí mismo. Por eso esa oración es ineficaz y débil. ¡La vida y la ración no son separadas! Al contrario: la vida se expresa en la oración y la oración asume todo lo de nuestra vida.

Pidamos al Señor rezar, creer, confiar y decir: “Señor ayúdame, ilumíname, para que yo haga tu voluntad y no la mía, que es lo mejor que me puede pasar, y cuando rece así Tú pones las condiciones y yo voluntariamente las acepto.”

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