
“Lo que estamos viendo y lo que varios trabajos sobre cambio climático alertan es que cada vez tenemos lluvias más intensas en tiempos más cortos. De esta manera, lo que debería llover a lo largo del mes quizás llueve en 12 horas o un día como mucho. Entonces, el suelo no da basto porque no soporta esa cantidad de agua”, explica Díaz.
A su vez, Díaz señala que otro fenómeno que favorece las inundaciones en las zonas urbanas es el desarrollo inmobiliario sin ningún tipo de regulación por parte de las autoridades. “Estas lluvias cada vez más intensas se combinan con un crecimiento urbano descontrolado. Como no hay una planificación urbana en varias ciudades, se juntan precipitaciones extremas con poblaciones que habitan en zonas vulnerables que antes no eran habitadas. Por ejemplo, hoy en día hay asentamientos sobre pantanos o descampados alrededor de las ciudades que eran humedales”, detalla el especialista.
En el caso de las provincias que eran conocidas por ser zonas secas o áridas, el problema es que los suelos no están preparados para recibir mucha cantidad de agua en poco tiempo. En este aspecto, al ser más arcillosa, la tierra no está acostumbrada a absorber tanta cantidad de lluvia. Al mismo tiempo, ese terreno seco y agrietado se transforma en una especie de piso impermeable. Por lo tanto, el agua desciende de las montañas o se estanca en las zonas más llanas y se producen daños en rutas, puentes y toda la infraestructura vial.
Cómo enfrentar el cambio climático
Un informe del que participaron científicas argentinas de la UBA señala que las inundaciones en Bahía Blanca fueron “un evento impulsado por condiciones meteorológicas excepcionales cuyas características pueden atribuirse principalmente al cambio climático de origen humano”. A su vez, el documento destaca que estos eventos podrían repetirse con más fuerza y frecuencia si la temperatura mundial sigue en aumento y supera los dos grados en relación a los niveles preindustriales.
“Lo que observamos es que estos fenómenos son cada vez más frecuentes y cada vez más en lugares donde antes no pasaba, algo que en meteorología se conoce como período de recurrencia”, subraya Díaz. Frente a esta situación, el meteorólogo coincide con la mirada de otros expertos y propone dos ejes para luchar contra estos acontecimientos: mitigación y preparación.