La Comisión Diocesana de Pastoral de las Adicciones realizó la presentación de la campaña publicitaria de prevención de las adicciones 2011, cuyo lema es «Entrar en la droga es más fácil que salir».

Al dar detalles de la iniciativa, realizada con el apoyo profesional del Consejo Publicitario Argentino, el presbítero Osvaldo de Piero, asesor de la pastoral diocesana, aseguró que «fuimos un país de paso y ahora somos de consumo» y destacó que, según encuestas hechas en parroquias de Argentina, la gente lo considera como uno de los temas más sentidos junto a la inseguridad, la violencia, la desocupación y la pobreza; y se refleja en un «no saber qué hacer».

«Lo cierto es que es un problema y como tal – nosotros sabemos por el Evangelio que Cristo asumió toda problemática humana al asumir nuestra propia carne – tenemos que llevar un mensaje de esperanza a toda la comunidad», subrayó.

La campaña consta de tres piezas, para radio, televisión y gráfica, donde a través de un laberinto se destaca la realidad que incluye a quien consume todo tipo de drogas. «Como Iglesia y como sociedad, debemos dar una respuesta y no podemos dejar que el tema siga adelante» expresó el sacerdote, a la vez que afirmó: «la única ley en prevención de adicciones, que se presentó y se aprobó a nivel nacional, lo hizo la Mesa de Diálogo del Episcopado junto a la Comisión de Adicciones, ahora se está luchando para que se reglamente».

Luego de comentar los spots radiales, el padre De Piero indicó: «hay que educar a nuestras jóvenes generaciones en los valores; prevenir, dar esperanza, porque cada gesto, cada acto que uno emprende, por más pequeño que sea, tiene esa repercusión y los buenos ejemplos contagian, aunque a veces no se difundan tanto. También dar un mensaje comprometido, porque es un tema que nos toca a todos, a cada uno según su responsabilidad y preguntarnos ¿cuál es esa responsabilidad?».

A su vez, para el obispo de Avellaneda-Lanús, Monseñor Rubén Frassia, la droga «gravita seriamente en el seno de nuestras familias y de nuestra sociedad. Se trata de un problema con un conjunto de causas – la pérdida del sentido de la vida (‘la vida no vale nada’, ‘no tiene sentido’, ‘no hay salida’, ‘sólo por hoy’), el individualismo, la pérdida de valores-, donde todo hace que, de alguna forma, uno sea más proclive a alienarse, a enajenarse, a dejar de pensar».

Además, se refirió a aquella «gente que sabe trabajar y perfeccionarse en el mal con una habilidad increíble; están las mafias, los carteles, frente a quienes nosotros somos ‘pichichos’, pequeños, no podemos tirarnos contra ellos. Pero sí hay algo: la Iglesia no perdió el tiempo, vivió y anunció. Nosotros tenemos que vivir en serio y tomar el compromiso que nos toca a todos».

Para el obispo, «en nuestra diócesis de Avellaneda-Lanús estas cosas pasan y son muy serias, por eso hay que seguir tratando el tema, hablarlo en familia; no para acentuar los miedos y sí para formar a la gente; porque si la gente se forma con valores, con sentido, con proyección, con esperanza, con futuro, la droga no entra; porque si estas cosas no están, para matar el hambre uno se puede drogar, para matar la soledad uno se puede drogar, para sentirse omnipotente uno se puede drogar; es la enajenación, la alienación donde uno hace esto para evitar otra cosa».

«Es un círculo vicioso donde todos se enferman. Si queremos ponernos de pie y ser ciudadanos, tenemos que tratar de ser la otra parte de una sociedad que no está enferma todavía. Pero para seguir sanos tenemos que aprender a cuidar, proteger y prevenir a los enfermos, y a los posibles enfermos. Entrar es fácil, salir es difícil», concluyó Monseñor Frassia.