La ciudad que no miramos: Casa de la Cultura de Avellaneda

Artículo de Stella Maris Roselló -segunda parte- realizado dentro del Seminario Municipal «Avellaneda: su Arquitectura» a cargo de la Arq. María Descole de la Secretaría de Cultura, Educación y Promoción de las Artes de la Municipalidad de Avellaneda. La última intervención sobre este edificio de valor patrimonial restaura la esencia de su imagen y hace un gran aporte al espacio urbano.
La reconstrucción del volumen de la antigua cúpula, ahora delineado por costillas de acero.

En la última refacción efectuada en el año 2011, se hizo especial hincapié en su aspecto exterior. Se ornamentó el cilindro de la esquina con una nueva cúpula, que si bien mantiene el volumen de la anterior – retirada en los años sesenta por falta de mantenimiento – esta vez está resuelta con costillas de acero rematada con detalle del mismo material. Estas características, así como la iluminación nocturna, la hacen sumamente estética y visible desde variados ángulos.

También se dotó de un nuevo tono a los muros, ahora en color beige, no sin antes sellar las grietas y cambiar las cortinas de enrollar de madera por similares de hierro galvanizado. En la entrada principal, la escalera de material granítico negro, fue sustituída por otra de piedra en tonos grises. La puerta de dos hojas de madera, fue cambiada por otra de vidrio tipo blindex, con la iluminación direccionada a la marquesina de acero y acrílico, donde se destaca al frente CASA DE LA CULTURA DE AVELLANEDA. Todo ello cobra importancia, ya que el tramo de la calle San Martín esta integrado a la Plaza Alsina. Los cambios más marcados se dan en el entorno del edificio que modifican el paisaje urbano, en especial sobre la calle Alsina. Para ello se agrandaron las veredas colocándoles solados de color blanco, y se remodeló la rampa de acceso. La mayor superficie de la vereda, permitió la colocación de seis esculturas en distintos materiales, sobre plataformas separadas por farolas de pie y esferas de cemento.

Así, la cultura se traslada hacia la calle e indica al peatón el destino dado al edificio. La calle Alsina, desde la Avenida Mitre hasta donde termina el edificio en cuestión, se ha convertido en un paseo cultural integrado. Este edificio, pensado sin agua corriente ni electricidad, dio paso a los nuevos tiempos manteniendo siempre su majestuosidad, erigiéndose como símbolo de una esquina centenaria, cumpliendo por siempre su destino: impartir cultura.

Fuente: Aguerre, Susana; Roselló Stella Maris. Trabajo práctico presentado en el Seminario Avellaneda: su Arquitectura, año 2011

Fotos SASA

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