«La Chata Solidaria» sigue recorriendo «El Impenetrable» chaqueño ayudando a los que menos tienen

Hace cinco años y con el objetivo de ayudar a los que más necesitan, nació «La Chata Solidaria», conformada por un grupo de vecinos que, por fuera de toda organización civil, religiosa y política, realiza misiones a «El Impenetrable» chaqueño para acercarles a sus habitantes todo tipo de elementos que puedan mejorar su calidad de vida.

La iniciativa nació de la mano de Jerónimo Chemes, quien tras el fallecimiento de su madre pensó que el mejor homenaje que podría hacerle era volcar todo su dolor en una buena causa.

«Ahí fue cuando agarré mi camioneta, una Ford F100 modelo ’74, la llené de cosas durante todo el año y a fines de 2008 me fui a El Impenetrable chaqueño, que no sabía ni donde quedaba», le contó el propio Chemes a La Ciudad.
Consultado sobre los motivos por los que eligió ese destino para sus «misiones», Chemes explicó que quería llevar ropa, calzado y juguetes a un lugar donde realmente le den valor a esos elementos.

«Yo ya había repartido cosas en diferentes lugares del conurbano y la verdad que las experiencias fueron muy malas porque se genera violencia y porque algunos no les dan valor a lo que se les lleva», aseguró.

Lo que sí tenía en claro Jerónimo Chemes era que la entrega tenía que ser «puerta a puerta», sin intermediarios, para asegurarse que las cosas le lleguen a todos y no solo a los que están cerca de la ruta.

«Nadie se quiere meter 800 kilómetros en la selva para llevar dos pares de zapatillas -afirmó- en cambio nosotros mismos somos los que traemos las cosas al depósito, las clasificamos y las llevamos porque, si no las llevás vos, no llegan».

Aquella primera vez viajó solo, llevando ropa, zapatos y juguetes y la experiencia fue muy enriquecedora. «Una vez que volvés de El Impenetrable, ya no sos más el mismo», sentenció Chemes,

De regreso a Avellaneda tras su primer viaje, Chemes se dio cuenta que necesitaba apoyo para profundizar su ayuda porque «El Impenetrable es el lugar más hostil de la Argentina y el nivel de pobreza es pavoroso».

«Empecé a charlar con amigos cercanos que se fueron sumando de a poco -comentó- y todos estaban interesados en este viaje que tenía cierto nivel de peligro, porque no era un viaje de amigos, sino que realmente nuestras vidas correrían riesgo».

«Todos me dijeron que sí, porque la realidad es que sabía a quién elegía. Fui muy selectivo porque una cosa es que te invite a pasear y otra a poner en riesgo tu vida para llevar zapatillas 800 kilómetros dentro de la selva», remarcó Chemes.

El segundo viaje lo realizó junto a Juan Pablo Gil, con quien logró cruzar El Impenetrable. «La verdad que la pasamos muy mal porque cuando estás ahí adentro, con una sola camioneta, perdidos, te asustás mucho porque no hay contacto con absolutamente nadie», expresó el «creador» de «La Chata Solidaria».

Poco a poco se fueron sumando más amigos, como Diego Vázquez, Emiliano Montes, Marcelo Sorroche, Sebastián y Tomás Méndez Trongé, Fabián Dorso, Claudio Albornoz, Segundo Fernández y Juan Pablo Gauna.
«Somos un gran equipo, que no siempre piensa igual, pero que siempre llega a un acuerdo porque el objetivo primero es ayudar a la gente abandonada», subrayó Chemes.

Consultado sobre el lugar y su gente, explicó que hay una zona que está a 200 kilómetros del asfalto, cuyos habitantes tienen contacto con la gente del pueblo, pero hay una parte de «El Impenetrable» profundo donde es muy raro que vean a alguien.

«Están tan aislados que, cuando llegamos, en estado calamitoso por el viaje y el calor, se pueden asustar. Por eso tenemos desarrollado un protocolo de comunicación, por el cual uno o dos de nosotros van a explicarles quienes somos, de dónde venimos y le dejamos en claro que venimos a ayudarlos sin pedirles nada a cambio», detalló.

«Los grupos familiares son muy heterogéneos -añadió- quizá hay cinco chozas con un montón de chicos y apenas dos adultos mayores».

«Los que están cerca del asfalto están acostumbrados a que vaya gente a pedirles algo, de hecho nos han ofrecido hasta los documentos pensando que éramos punteros políticos, pero darles a ellos, que ya reciben, para dejar de ayudar a gente que está a cientos de kilómetros y que nadie ayuda, no justifica los recursos que ponemos con la Chata», remarcó Jerónimo Chemes.

Organizar una misión
La organización para cada viaje empieza un mes antes de la partida hacia «El Impenetrable». «La Chata Solidaria» cuenta con tres canales de comunicación con la gente que son la página en Internet (www.lachatasolidaria.com.ar), el mail f100solidaria@hotmail.com y el perfil de Facebook.

Previo a cada viaje, se les avisa a todos los contactos para empezar a juntar los elementos a llevar, como mercadería, ropa, calzado o juguetes.

«Somos un canal directo de comunicación porque nosotros mismos les contestamos los mails y nosotros mismos somos los que vamos a las casas a buscar las donaciones. No hay intermediarios de ningún tipo», aclaró.

«La gente valora mucho el compromiso y el esfuerzo y ahora tenemos un cuello de botella porque recibimos más cosas de las que podemos llevar», manifestó Chemes.

Por tal motivo, solo un mes antes de cada viaje empieza la recolección de los elementos a llevar, teniendo en cuenta lo que ya tienen.

Los integrantes del grupo le informan a la comunidad los elementos que hacen falta, un día se lo dedican a clasificar y a embalar de acuerdo a las características y, otro día, a cargar las camionetas.

«Hay empresas que nos han ofrecido camiones para ir pero, como no hay caminos, no sirven, solo podrían entrar 20 kilómetros -sostuvo Chemes- nosotros tenemos ahora dos camionetas que están activas, que pueden llevar 2.000 kilos y estamos en proceso de comprar una tercera».

La escuela, otro sueño concretado
Entre viaje y viaje, «La Chata Solidaria» fue fortaleciendo los vínculos con la gente del lugar, al punto de comprometerse también con otras iniciativas.

«Estuvimos en contacto con una maestra que a 100 kilómetros del asfalto les da clases a 19 chicos y decidimos ir dándole una mano con cada viaje -comentó Chemes- y les dimos tantas manos que ahora tienen comida, juguetes y útiles escolares y, todas las familias del paraje, tienen ropa y calzado».

Como en esa escuela los chicos se quedan a dormir, y lo hacen en una habitación todos juntos, «La Chata Solidaria» hizo una colecta en la comunidad para poder construirles un dormitorio acorde a sus necesidades.

«Le construimos en siete días un dormitorio de cinco metros por tres, todo de material, con piso de cerámica y techo con membrana, equipada con camas, colchones, frazadas, almohadas y sábanas, todo nuevo» destacó.

Además, Jerónimo Chemes resaltó el trabajo de Marcelo Rodríguez y Mario Díaz, porque «si no fuera por ellos, todavía estamos poniendo ladrillos; son dos amigos entrañables que, al saber de albañilería, son los que coordinaban todo».

Por otra parte, en el último viaje realizado a mediados de año también les llevaron «salud» a los habitantes de El Impenetrable.

«La Chata Solidaria» llegó al paraje con un odontólogo que hizo una revisión integral de todos los niños y les enseñó a cepillarse los dientes; con una médica que vacunó a grandes y chicos; y con un paramédico que ofreció cursos de primeros auxilios y de resucitación cardiopulmonar.

«Además participaron del viaje dos técnicos del INTA, quienes les enseñaron a hacer una huerta y les dejaron las semillas», agregó Chemes.

«Fue un viaje en el cual nosotros llevamos conocimiento, porque es la esencia del grupo. La Chata Solidaria corre riesgos que nadie va a correr y recorre El Impenetrable por lugares donde nadie ha pasado», concluyó Jerónimo Chemes.

Juguetes
Llevar juguetes a lo más profundo de «El Impenetrable» chaqueño no es una experiencia más, teniendo en cuenta que los chicos del paraje no tienen «ni idea» de qué se trata.

«Con los juguetes es algo raro lo que nos pasa. Los niños de El Impenetrable no conocen los juguetes, no es que los conocen y sus papás no lo pueden comprar», explicó Chemes. «No saben lo que es un avión ni reconocen a Mickey

-agregó- ellos saben lo que es un hombre y lo que es una araña, pero por ejemplo no tienen el concepto ‘hombre araña’, para ellos es un señor pintado de dos colores».

Próximo viaje
La siguiente aventura solidaria será en diciembre, cuando sus integrantes intenten, con tres camionetas, dar la «vuelta grande» para luego cruzar el río y llegar a Formosa.

Donaciones  
– Juguetes, Calzado y alimentos no perecederos

– Ropa de mujer, varón, niños, adultos, invierno y verano

– Ropa de abrigo, frazadas, toallas, sábanas y cubrecamas.

– Elementos de botiquín y útiles

¿Qué no llevan por una cuestión de espacio?
Muebles, colchones, cosas voluminosas, materiales de construcción y elementos que no sean de primera necesidad.

Financiamiento 
El dinero para solventar los viajes sale de los propios bolsillos de los integrantes de «La Chata Solidaria», más el aporte de personas y empresas que deciden colaborar. 

Los interesados en sumarse, podrán contactarse a F100solidaria@hotmail.com