Según la Organización Mundial de la Salud define a la adicción como un impulso incontrolable dirigido hacia un objeto determinado que se repite con un intervalo no demasiado prolongado.

Entre las adicciones comportamentales se encuentra el Juego Compulsivo o Ludopatía, así como también las compras compulsivas, las adicciones al trabajo, al sexo y entre las más recientes, las adicciones a la computadora, a Internet y otras.

El Juego Compulsivo es considerado una enfermedad que se caracteriza por un trastorno en el control de los impulsos, afectando su vida personal, familiar, social y laboral. Entre los componentes fundamentales en este tipo de adicción se encontraría la pérdida de control y la dependencia del mismo.

El juego como forma de salir o por lo menos evitar por momentos la angustia que determinadas situaciones de su vida les provoca, ya que generalmente son sujetos que han vivenciado en su historia pérdida significativa. Allí donde el tormento por la vida, por la angustia o la tristeza, la insatisfacción, el aburrimiento se hacen presente, el juego aparece mágicamente como ese lugar para “olvidarse de todo”, para dejar de pensar en eso que atormenta al paciente, aparece como un tiempo en suspenso.

¿Cómo se evidencia la presencia de este trastorno?
La persona experimenta una obsesión por jugar y conseguir dinero para continuar jugando. Aumenta paulatinamente la cantidad de dinero apostado y la frecuencia de la apuesta. Se muestra irritable e intranquilo cuando no puede ir a jugar, mostrando a veces estados depresivos. Ante la pérdida repetida de dinero en el juego, vuelve a jugar para intentar recuperarlo. Recurre a engaños y mentiras para ocultar su conducta y la falta de dinero. Contrae deudas para conseguir dinero. Puede llegar a cometer actos delictivos, como robo, fraude, falsificaciones para lograr su propósito.

¿Qué actitud se debe tomar ante una persona que sufre este trastorno?
Se debe tener siempre presente que se trata de una enfermedad; por lo tanto es contraproducente adoptar una actitud crítica frente a quien la sufre.

Es importante tener en cuenta que el jugador adicto no juega porque quiere sino porque no puede dejar de hacerlo, es en este sentido donde es importante considerarla una enfermedad, una adicción, sobre todo para la familia que muchas veces cree que depende de la voluntad del paciente para dejar de jugar. Una gran parte de los individuos considera el juego como un vicio y no una dependencia grave que destruye tanto a quien la padece como a todo lo que lo rodea, especialmente los vínculos familiares.

Una manera de ayudar a la persona con esta patología es que asuma el problema como propio, sin desvalorizarlo, reflexionando sobre el modo en que está realizando las cosas. No hacerse cargo de las deudas, ni facilitarle dinero. A su vez, es importante motivar a la persona para que comience un tratamiento.

Desde los Centros de Prevención y Asistencia al Juego compulsivo, se aborda esta problemática de manera integral, con distintos profesionales: médicos psiquiatras, psicólogos, operadores socio terapéuticos y psicólogos sociales, contando con espacios individuales y grupales. También es importante la participación de familiares o allegados de los pacientes, pues consideramos que la contención y acompañamiento de su entorno es fundamental para sostener y consolidar su evolución en el tratamiento.

¿Dónde consultar?
En los Centros de Prevención y Asistencia al Juego Compulsivo, Programa perteneciente al Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires.

Línea gratuita: 0800-444-4000

En Avellaneda el Centro se encuentra ubicado en Av. Belgrano 4775, Villa Domínico, teléfono: 4353-4415/16

Lic. Gabriela Picco
MN45148 – MP 61635
Centro de Prevención y Asistencia
al Juego Compulsivo de Avellaneda