“En el 2016, una señora del barrio me pidió que le pintara la imagen de San Jorge en su casa y, cuando terminé, me vaticinó que iba a pintar un mural de San Jorge en la iglesia de San Jorge”, comenzó relatando Joe Sorge, sobre cómo fue la génesis de aquel trabajo en la parroquia.

Luego de pintar en la casa de la vecina, de nombre Miriam, Sorge se hizo muy devoto de dicho santo, conoció la parroquia de Lanús y empezó a ser un habitué visitante.

“En ese momento hablé con el cura que estaba a cargo, le comenté que quería donarles un mural, pero no tuve respuesta”, comentó Sorge. En ese momento, el artista estaba pintando en una casa de Sarandí, cuyo dueño, Gabriel, era amigo del sacerdote de la Parroquia Nuestra Señora de Luján, ubicada en avenida Belgrano y O´Higgins.

“Pasa el tiempo, y Gabriel me comenta que a su amigo lo habían trasladado a la Parroquia de San Jorge, así que le comenté y me contactó con el padre Gustavo y a él si le gustó la idea de pintar (un mural)”, resumió Sorge.

“Fue una donación y un éxito, porque fue muy aceptado, los vecinos se sintieron motivados por la imagen de San Jorge, porque era como una estampita grande”, aseguró.

“Lo que me gusta es que la gente se acerca, toca la pared y reza. Es algo que me llena de satisfacción”, sentenció.

Encontrar la vocación
Joe Sorge es autodidacta y encontró su vocación gracias a un favor que le pidió un amigo que estaba a punto de ser padre. “Un amigo, al que estaba por nacerle un hijo, había pintado la pieza de celeste y a él se le ocurrió pedirme si le podía hacer en la pared como un fondo de mar”, relató el artista a La Ciudad.

Entre risas, reconoció que su amigo le tenía más confianza de la que él se tenía y, cuando empezó con la tarea encomendada, se dio cuenta que estaba descubriendo su vocación.

Sorge remarcó que empezó pintando en el ’99 por “las vueltas de la vida, casi de casualidad porque no estudié, soy autodidacta, y ahora cumplo 25 años con los murales”.

Tras ese primer paso que le marcó un antes y un después, Sorge siguió pintando para su círculo íntimo y sus amistades. “A partir de ahí me salió un barcito a la vuelta de mi casa, la mía está toda pintada, la de mis viejos también, empecé con gente amiga· y, poquito a poquito, fui pintando cada vez más”, dijo.

Joe Sorge salió a conocer el mundo en el año 2000, viajando a Estados Unidos e instalándose por dos años en la ciudad de Los Angeles. Allí, se sumó a la universidad local y comenzó a pintar murales como ayudante de un profesor de la casa de altos estudios, hasta que le “empezaron a salir” trabajos por su cuenta.

“Después volví (a la Argentina) y seguí pintando acá, hasta que en 2004 me fui a Bérgamo, Italia, donde también pude exponer”, aseguró.

Tras su “experiencia italiana” regresó a Avellaneda donde pintó un mural en la esquina de Palaá y Lavalle en 2011, que “tuvo mucha repercusión entre los vecinos”, manifestó Joe Sorge, remarcando que en ese entonces también había sido entrevistado por La Ciudad.

Desde ese entonces, Sorge se suma a la Cuadrilla del Arte de Avellaneda, donde permanece hasta 2017, cuando se independiza y empieza a trabajar por su cuenta hasta el día de hoy.

“Hago murales en la calle, sobre todo en las esquinas con la técnica trap-eye, que sería ‘trampa al ojo’, dándole profundidad y perspectiva. Pinto en comercios, habitaciones infantiles, entre otros espacios”, detalló.

En ese sentido, agregó el año pasado pintó en un apart hotel a una cuadra de la cancha de Boca y tiene en su haber muchas exposiciones donde pudo mostrar su arte a la comunidad.

Aquellos que deseen conocer el arte de Joe Sorge podrán observar sus trabajos en las redes sociales, especialmente en Instragram (@sorgejoemurales) y en Facebook (Joe joe sorge elpela o iosonoarte).