Ante esta situación, los investigadores del Centro de Geología Aplicada, Agua y Medio Ambiente (que depende de la Comisión de Investigaciones Científicas y la UNS) buscan en las afueras de Bahía Blanca y alrededores un agua que sea de buena calidad y esté a una profundidad menor a 120 metros. “Nosotros tenemos toda la tecnología y los equipos de exploración. Lo que no tenemos son las máquinas para perforar y hacer los pozos. Nuestro trabajo es aprovechar las perforaciones que ya hay y tomar muestras para estudiar la calidad del agua“, cuenta Albouy, director del Departamento de Geología de la UNS.
Además del consumo humano, la ciudad necesita agua para abastecer al polo productivo que está emplazado allí y que funciona como motor del desarrollo. Si bien ese insumo no es necesario que pase por la planta potabilizadora, puede generar un problema en épocas de desabastecimiento y provocar una puja por el recurso. Por eso, los especialistas también indagan nuevas fuentes para proveer a la industria bahiense.
En 2024, el intendente de Bahía Blanca y la provincia de Buenos Aires convocaron a una mesa interdisciplinaria de expertos en temas vinculados al agua para solucionar el problema del abastecimiento. En paralelo a los proyectos de obras hidráulicas, el gobierno bonaerense brindó apoyo financiero a los investigadores de la UNS a través de la convocatoria Ideas-Proyecto de la CIC.
