Con la presentación del Ballet folklórico de Taiko, un estilo de percusión típica de Japón, y acompañando por la secretaria de Cultural, Victoria Onetto, el jefe comunal recorrió las salas y dialogó con los autores de las obras.

Las muestras que se exponen son las siguientes:
Salón Blanco: “Kintsugi, la presencia de tu ausencia (Parte II)”: Un recorrido por las pinturas de Gabi Keiko Oshiro, que expresan un ejercicio de reproducción de retratos, denominando a la práctica a través del nombre de Kintsugi, que en la tradición japonesa es el arte de reconocer la belleza en algo que se ha roto.
A 40 años después de ver a su padre arrebatado para siempre, la artista decidió que, en lugar de reconstruir su vida olvidando, había llegado el momento de recordar. Esta conmemoración no se refiere solamente a la persona amada, sino también a todos los desaparecidos pertenecientes a la colectividad japonesa.
Dicha muestra se realizó junto con organizaciones de Derechos Humanos y la Asociación Japonesa en Argentina y Familiares de Desaparecidos de la Colectividad Japonesa

Sala Naranja: “Transbordador de La Boca: Cien años un puente”: Homenaje al Puente Transbordador Nicolás Avellaneda. Participan 30 destacados artistas de distintas generaciones y estilos, interviniendo maquetas del Puente.

Sala violeta: “Un itinerario colectivo”:  Muestra impulsada por Grupo Remolache, en la que se presentan territorios donde las texturas, líneas, colores y sustancias emulan una naturaleza aparente en una espacialidad y temporalidad que poco tiene que ver con lo lineal o lo tangible.
Exponen en ella: José Luis Bertot Pradas, Carina Jäkel, Cintia Fernández Padín, Mariela Fernández.
Sala Azul: “Metafísico ensueño”: Una serie de trabajos de Ángel Fadul en témperas, tintas, dibujos y óleos que reúnen sus paisajes que adquieren el valor de un espacio despojado y silencioso que rodea las figuras envolviéndolas de forma muy particular, en una atmósfera cargada de sugestión de la etapa llamada metafísica.

Sala Verde: “¡Ay patria mía!”: Un conjunto de pinturas de Eduardo Maradei que están atravesadas por una mirada que interpela lo social, trasciende la imagen y que se asemejan a un informe de situación, en el que figuración, materia y color se unifican en un universo singular.