Hipólito Irigoyen, Juan Núñez y Barracas al Sud

Escribe: Edgardo Cascante.

Hoy -19 de octubre- se cumple un aniversario del bautismo de Juan Hipólito del Sagrado Corazón de Jesús Irigoyen.

Nació en Buenos Aires el 12 de julio de 1852, y el 19 de octubre de 1856 fue bautizado en Ntra. Señora de la Piedad por el R.P. Juan Páez. El acta (Libro 8 folio 140) está en el archivo de dicha parroquia. Consta que «el niño es hijo de Martín Irigoyen (francés) y Marcelina Alen (natural de esta ciudad)». Sus padrinos fueron Juana Campero y Juan Martín Núñez.

Es sabido que Irigoyen ha vivido en Barracas al Sud (en Belgrano y Beruti), y que su padre ha sido el dueño de un corralón de carros sobre el Camino Real (Av. Mitre) a pocos metros de la calle Maipú.

Cuando todavía no incursionaba en la política, y se dedicaba a los negocios agrarios, Irigoyen solía visitar a su padrino en las fincas que aquél tenía en La Crucesita, sobre la calle Mitre al 1800 y en Zeballos y Rocha.

El padrino (Núñez) era uno de los más importantes propietarios de extensiones rurales en el Partido de Barracas al Sud (poseía títulos de propiedad desde 1856), y además ha sido Presidente de la Municipalidad (Intendente); actualmente un barrio de Sarandí lleva su nombre. A pesar de sus cargos como funcionario, fue uno de los propietarios más denunciados por las autoridades municipales por usurpar calles públicas en beneficio propio. Una importante parte de sus tierras fueron de dudosa legitimidad, principalmente en el área de la costa. Se dice que entre la peonada de él y la del Barón Demarchi (el otro terrateniente) se corrían los alambrados a los tiros por las noches. Quizá por eso nunca aparecieron herederos reclamando aquello que siempre fue propiedad del fisco provincial, y fue escriturado a favor de los quinteros durante la gestión del intendente Luis Sagol.

Juan Martín Núñez nació en 1828 y falleció el 20 de enero de 1902, en la Capital Federal, lugar donde residía durante su segundo matrimonio, ya que había enviudado en el primero en 1874. Nunca se imaginó ni se enteró que su ahijado Hipólito llegaría a ser Presidente de la Nación en dos períodos.

La muerte de Núñez ha sido en verdadero escándalo en la familia y en la justicia desde el mismo día del sepelio. Sus herederos originales eran sus hijos Juan Arsenio y Angélica Núñez de Justo, y posiblemente sus hermanos Antonio y Dalmiro.

Sin embargo en el mismísimo sepelio saltaron a luz todas las miserias, tal como lo reveló El Pueblo (26-01-1902 y 12-02-1902). La puja por la herencia, entre Juan Arsenio y César Dámaso Núñez (hijo de las segundas nupcias) desencadenó una larga secuencia judicial que a la luz de los resultados nunca terminó de resolverse, ya que la dinastía Núñez se fue extinguiendo y sus tierras en gran parte fueron confiscadas.

Argentino Núñez (hijo de Juan Arsenio) se fue a vivir a la Patagonia en la década del 50 y nada más se supo. Muchos lugares de utilidad pública como la Plaza San Martín o el predio de la Unidad Sanitaria de la calle R. Gutiérrez alguna vez fueron de ellos.

Los Núñez que viven ahora en Avellaneda nada tienen que ver con aquéllos con vínculos familiares con Don Hipólito Irigoyen.

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