“Feliz Mic”, el lugar para aprender cerámica partiendo de la libertad para crear

De lunes a sábados, Feliz Mic se convierte en el lugar ideal para desarrollar el arte en cerámica. De la mano de Micaela Scalise, recibe en su taller de Wilde a chicos desde los 9 años y a adultos que desean aprender técnicas y secretos de la actividad, en sus diferentes formatos.

Divididos en turnos de acuerdo a las edades y a los intereses de los alumnos, en el taller se trabaja con el concepto de “libertad”, para que cada uno pueda crear lo que realmente desee. “El taller es de cerámica
manual, libre, donde no hay límites de tamaños en las piezas”, resaltó a La Ciudad  Micaela Scalise, remarcado que “contamos con torno alfarero y moldes de yeso para trabajar cerámica por colada”.

“La esencia del taller es venir a aprender cerámica en sus diferentes formatos”, explicó Scalise, quien luego remarcó que “en el taller les enseñamos varias técnicas de modelado y decoración, trabajando sobre deseos, ideas o proyectos que traiga cada alumno”.

“Es un momento de recreación y de conexión con uno mismo y con otros compañeros, para pasar un rato entre mates y cosas ricas, que nunca faltan”, aseguró.

Feliz Mic está en corazón de Wilde, a una cuadra de Las Flores y dos de Mitre, y cuenta con dos aulas que recibe a cuatro o cinco grupos de alumnos por día.

“Seremos unos siete alumnos por clase -remarcó- y también hacemos juntadas post taller, almuerzos de afters y fiesta de fin de año, donde nos encontramos todos desde otro lugar, se generaron vínculos y
generamos amigos dentro del espacio”.

Feliz Mic es un taller libre, al que cada uno de los alumnos va a despejarse y a crear cosas que, en ese momento, tenga ganas. “No hay límites de creaciones en tamaños ni formas, esto sí es una característica
muy importante porque se diferencia de otros talleres de la zona, donde ponen límites para la creación de piezas”, afirmó Micaela Scalise, sentenciando que “nos destacamos por ser superlibres y abiertos”.

Feliz Mic también es un punto de encuentro para las familias, teniendo en cuenta que muchos van con sus hijos, hermanos, cuñados o nietos.

“Es algo muy loco, pero es un taller muy familiar también porque abre desde ese lado también, la invitación para tener un encuentro con nuestros seres queridos”.

 

Un taller de nació en pandemia
Micaela Scalise tenía a la cerámica como un hobby, mientras se volcaba a su profesión vinculada al turismo, hasta que la pandemia trajo aparejada el quiebre del crucero en el que se desempeñaba.

Alentada por sus profesores del taller “Manos al Sur” de Banfield, vio la posibilidad de encontrar en la cerámica una nueva fuente de ingreso.

“La cerámica era un hobby para mí, pero cuando quiebra la empresa en la que trabajaba, empecé a ver la posibilidad de comprarme insumos, de producir en mi casa y vender stock de piezas o hacer cosas a
pedido”, describió Micaela Scalise.

Conjugar la vida hogareña con la cerámica no fue fácil. Por tal motivo, meses después empezó a pensar en un lugar propio para poder desarrollar la actividad y “ensuciar” sin problema. “La verdad que la
convivencia entre el taller en tu casa y vivir y comer en tu casa, era muy difícil”, relató Micaela.

Así fue que comenzó en un pequeño local en una galería de Las Flores, donde instaló su horno para dar respuesta a los pedidos que le llegaban, por lo general a través de Instagram. Con el tiempo, fue vendiendo las creaciones que tenía en stock y, además, los clientes llegaban con pedidos personalizados.

Esos pedidos se fueron incrementando y, después, las consultas ya no eran sobre sus creaciones, sino sobre si dictaba clases. “Y fue ahí que ingresan las primeras consultas para ver si daba taller de cerámica, lo charlo con mi novio y, entre la voluntad y las ganas que yo le pongo a lo que hago, surgen los primeros alumnos”, comentó Scalise.

Luego, cuando a Micaela le surge la posibilidad de volver a trabajar en el sector turístico, no quiso “retroceder” en su emprendimiento y sumó a Yasmín Serrano como profesora, que hoy ya se convirtió en la “mano derecha” de Feliz Mic.

“Le propuse a los dueños de la galería si podía alquilar el lugar de al lado, que era un poquitito más grande, y nos mudamos dentro de la misma galería, pero a un local que era el doble. Ahí fue creo que el
crecimiento más importante de Feliz Mic”, detalló Micaela Scalise.

“Ya cumplíamos nuestros dos años de alquiler -agregó- así que decidimos mudarnos a esta casa, en Wilde Centro”. Sin dudas, Feliz Mic creció, se actualizó y se afianzó como el lugar elegido para aprender las técnicas de la cerámica y desarrollar las ideas en un ámbito de libertad y creatividad.

Su trabajo, su crecimiento se pueden apreciar en Instagram @felizmic, donde además se puede averiguar por turnos y vacantes para desarrollar el arte de la cerámica “en libertad”.

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