Exhiben en la UNLa “El paisaje ferroviario”, una muestra con obras del reconocido artista plástico Félix Eleázar Rodríguez
La exposición centrada en los trenes puede visitarse en el edificio Scalabrini Ortiz, durante todo este segundo cuatrimestre, con entrada libre y gratuita. Se compone de dos series, una de 12 dibujos llamada Bérlix y otra de 9 cuadros de la zona de Retiro, además de algunos trabajos más antiguos.
Durante todo lo que resta del segundo cuatrimestre podrá visitarse en el Espacio de Arte del edificio Scalabrini Ortiz de la Universidad Nacional de Lanús (UNLa) –con entrada libre y gratuita- la muestra “El paisaje ferroviario” del reconocido artista plástico Félix Eleázar Rodríguez.
Organizada por la Secretaría de Cultura y Comunicación de la UNLa, la exposición se centra en el universo de objetos y dispositivos que componen el universo de los trenes. La exhibición incluye dos series destacadas: una de 12 dibujos titulada “Bérlix” y otra de 9 cuadros sobre la zona de Retiro, además de algunos trabajos más antiguos y un par de cuadros inéditos.
Rodríguez, que además es arquitecto -profesión que nunca ejerció-, cuenta con un trabajo que abarca desde los bares hasta los andenes y explora en su última muestra en la UNLa lo que llama “el sublime industrial”.
En diálogo con la Revista Viento Sur de la UNLa, el artista señaló que la elección de “la cuestión de los ferrocarriles tiene que ver con este ámbito maravilloso”, en relación a que la temática hace juego con los
viejos talleres de Remedios de Escalada sobre los que se ha erigido la UNLa.
El Encanto del “sublime industrial”
Durante la entrevista con Viento Sur, Rodríguez explicó que su interés “el sublime industrial” comenzó en su adolescencia, cuando un profesor de geografía le asignó un proyecto sobre los ferrocarriles en Argentina. Su fascinación se intensificó cuando, aún en la escuela secundaria, fotografió la estación de Once para un trabajo académico, a pesar de no saber cómo manejar una cámara. Su experiencia en un taller de herrería y su fascinación por el puerto y los barcos también influyeron en su arte, llevándolo a explorar espacios industriales y abandonados, como los galpones y la orilla del Riachuelo.
Una mirada personal y desolada
Cuando se le pregunta sobre su visión de estos lugares, Rodríguez revela que su perspectiva es a menudo desolada, reflejada en la soledad y el silencio de sus obras. Aunque dibuja estaciones llenas de gente, prefiere evitar representaciones de la vida cotidiana para no distraer la atención de los detalles estructurales. “La gente puede ser anecdótica”, afirma, explicando que su enfoque en la arquitectura y los detalles de los techos es fundamental para su estilo.
Influencias y referencias
Rodríguez reconoce que su trabajo está influenciado por obras como *Metrópolis* de Fritz Lang y los grabados de Giovanni Battista Piranesi, cuyas representaciones de cárceles imaginarias y construcciones imposibles dejaron una impresión duradera en él. La idea del sublime industrial en su arte se inspira en las “invenciones arquitectónicas” de Piranesi, donde la grandeza de las construcciones se acentúa mediante la representación de pequeños seres humanos.
Evolución del arte y de la Mirada
Desde sus primeros trabajos hasta la actualidad, Rodríguez evolucionó como artista, aunque mantiene una esencia constante en su enfoque material. Su trabajo con la carbonilla, que él mismo fabrica, y su continua búsqueda de libros para su biblioteca personal reflejan su compromiso con la calidad y la autenticidad en su arte. Su perspectiva sobre el ferrocarril, que alguna vez simbolizó progreso y ahora es un terreno de disputa entre lo público y lo privado, también ha cambiado, reflejando un profundo interés en el simbolismo y la narrativa de sus obras.
El Movimiento en la obra
Los dibujos de Rodríguez, que transmiten una sensación de movimiento, buscan involucrar al espectador y hacer que se sumerja en el cuadro. Aprendió sobre el movimiento visual con su maestro Roberto Páez, quien le enseñó que el ojo, al igual que el objeto representado, está en constante movimiento. Esta noción de dinamismo es esencial en la obra de Rodríguez, quien continúa explorando y reinterpretando el sublime industrial a través de su arte.