Estiman que la brecha salarial entre trabajadores formales e informales trepa al 92%

El dato se desprende de un informe del Instituto de Economía de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE). Los asalariados formales del sector privado cobrarían 211.000 pesos frente a los 110.000 de un trabajador no registrado.

La brecha salarial entre un trabajador en relación de dependencia dentro del sector privado y otro no registrado sería del 92%, según un estudio del Instituto de Economía de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE). Los asalariados formales recibirían, en mano, un promedio de 211.797 pesos mientras que las personas que se desempeñan en la informalidad obtendrían ingresos por 110.210 pesos, muy por debajo del costo de una canasta básica total.

La escalada inflacionaria no pega en todos los sectores de la misma manera. La suba generalizada de precios, que en marzo registró un acumulado del 21,7% y una variación interanual del 104,3% pegó más fuerte en los sectores vulnerables. Así lo reflejan las variaciones de las canastas básica alimentaria y total, que suben más que la inflación general. Estos dos indicadores sirven para medir los niveles de pobreza e indigencia en la sociedad.

Durante el Gobierno del Frente de Todos, el incremento del empleo –pandemia de por medio- se caracterizó por un deterioro en su calidad, ante la mayor tasa relativa de aumento entre los asalariados no registrados.

“Entre los últimos trimestres de 2019 y de 2022, la cantidad de puestos de trabajo creció en términos netos casi 1,1 millones, de los cuales 480.000 fueron puestos asalariados no registrados”, puede leerse en el último informe del Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (CIFRA).

La proliferación de trabajos no registrados, que aumentan a un mayor ritmo que los formales, terminan por bajar la vara salarial del conjunto y, de manera implícita, disciplinan a la sociedad: mejor un mal empleo con baja remuneración que ninguno.

Una canasta lejana

De acuerdo al trabajo del Instituto de Economía de la UADE, una familia tipo que obtiene sus ingresos en el sector informal necesitó trabajar 14 días para adquirir una Canasta Básica Alimentaria, que para marzo se ubicó en los 87.000 pesos.

Por otro lado, para cubrir la Canasta Básica Total, que al tercer mes del año se ubicó en los 191.000 pesos, serían necesarios 31 días. Es decir, sus ingresos solo les alcanzaría para obtener un limitado número de bienes. Cabe destacar que el costo de la CBT no incluye los valores del alquiler. En el caso de una familia tipo que obtiene sus ingresos en el sector privado formal, se necesitarían 7 días de trabajo para adquirir una CBA y 16 días para una CBT.

Según el trabajo de la UADE, la brecha de ingresos entre los asalariados formales e informales asciende al 92%. Pero si se analizan los ingresos por grupo familiar, la brecha sería del 97%. Los sectores informales recibirían un promedio de ingresos de 188.459 pesos frente a los 372.273 pesos para quienes se desempeñan en un ámbito formal.

Este último nivel de ingresos señalado por la UADE está muy cerca del límite establecido por la secretaría de Energía para quitar los subsidios a los servicios públicos por considerarlo, supuestamente, “altos ingresos”.

Trabajadores pobres

Los salarios del sector registrado crecieron un 10,9 en marzo y le ganaron a la inflación registrada en el mismo mes (7,7). Este dato se explicó por un alza del 7,9% del sector privado y del 16% en el caso de los empleados públicos, favorecidos por las últimas paritarias. Sin embargo, los informales volvieron a perder contra la suba de precios de la economía.

El último dato publicado por el Indec no da cuenta de toda la película. “El poder adquisitivo del ingreso laboral promedio sufrió una reducción de 8,6% entre el cuarto trimestre de 2019 y el mismo trimestre de 2022. Más aún, dado que el ingreso laboral ya había sufrido un deterioro aún más fuerte durante la crisis socioeconómica de 2018 y 2019, cuando se compara con el del mismo trimestre de 2017, la caída real resulta del 26,3%”, puede leerse en el último trabajo de CIFRA, publicado a fines de abril.

El empeoramiento real de los ingresos de los hogares provocó un aumento en el nivel de pobreza, tal como lo destacó el propio Indec en su último informe. Pero también un alza de trabajadores con ingresos que no llegan a cubrir una canasta básica. Es decir, trabajadores pobres.

“El 28,7% de las personas ocupadas se encuentra en situación de pobreza a pesar de contar con ingresos laborales. La incidencia de la pobreza resultó significativamente más marcada para las personas asalariadas sin una relación laboral registrada. Alrededor del 45% de las personas de esta categoría ocupacional se encontraría en situación de pobreza”, concluyó CIFRA.

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