El valor del dólar ilegal no tiene racionalidad macroeconómica: de convalidarse, Argentina pasaría a formar parte del lote de países con ingresos bajos 

Informe del Observatorio de Políticas Públicas de la UNDAV.

Si hipotéticamente la economía rigiese al dólar a $150, interesa ver cuánto saldrían bienes que suelen acompañar intensamente al movimiento de precios dado que se encuentran en mercados tradicionalmente dolarizados, como lo son los automóviles (que tienen una buena parte de componentes importados, por lo cual impacta el tipo de cambio en la conformación de sus precios) y el sector inmobiliario, que hace décadas se encuentra 100% dolarizado.
Argentina viene retrocediendo en los últimos años, por lo que la medida del PBI y PBI per-cápita es menor que hace un tiempo atrás. Aun así, como sostiene el ministro de Economía Guzmán, nuestro país es un país de ingresos medios. A finales de 2019, el PBI en dólares era aproximadamente de US$ 358.000 millones, mientras que el PBI percápita fue de US$ 7.968. Con la estimación de la evolución del PBI para este, combinado con la inflación proyectada (32%) y el tipo de cambio de cierre esperado ($81,4), el PBI en dólares para el cierre de 2020 será de US$ 323.179 millones y el PBI per-cápita de US$ 7.122, aproximadamente. Es decir, por la recesión de la pandemia del covid19 y el arrastre de la crisis heredada, es lógico que se observe una retracción en estas variables. Ahora bien, si se midiese el producto bruto y el per-cápita a través del tipo de cambio paralelo de $150, las variables caerían de manera ridícula. El PBI sería de US$ 165.899 millones, mientras que el PBI per-cápita daría cuenta de un ingreso promedio de US$ 3.656. Es decir, pasaríamos a tener un Producto Bruto por habitante menor al de países de mayor pobreza y estructuras rezagadas. Algo claramente ficticio si se mide el PBI por habitante a paridad de poder adquisitivo o la capacidad de compra de cada población. Argentina sigue siendo, a pesar de las recurrentes crisis de los últimos 45 años y, en especial, a pesar de la trayectoria de los últimos años, un país de ingresos medios.
Utilizando como referencia a los salarios promedio mensuales de los trabajadores estables (RIPTE) de julio, dicho salario promedio es de $60.441. Con el tipo de cambio oficial, el RIPTE se encuentra hoy en el equivalente a US$ 785, mientras que al dólar blue sería de US$ 403. Haciendo una comparativa internacional con salarios promedios mensuales en dólares de países de ingresos altos, medios y bajos, Argentina, al igual que en lo analizado en la sección anterior, se encuentra, midiendo al salario promedio mensual al tipo de cambio oficial, junto a países de ingresos medios, como Uruguay, Bulgaria, Macedonia e Irlanda, entre otros. Ahora bien, si la economía argentina actualmente estuviese rigiendo a un tipo de cambio como el paralelo, nuestro país tendría un salario promedio de los trabajadores estables similar a países como México y Brasil (que suelen tener salarios promedios bajos históricamente), Georgia, Perú y Azerbaijan, entre otros, que presentar economías y salarios muy por debajo del argentino. Por lo cual queda claro aquí también que, en Argentina, los costos y precios centrales de la economía se rigen al tipo de cambio oficial.
Argentina es un país bi-monetario, donde el dólar es un precio relativo que incide fuertemente en la evolución de los precios. El famoso “passthrough” (traslado del tipo de cambio a precios) es un canal muy relevante para nuestra estructura económica, por lo cual, creer que hoy rige un tipo de cambio 95% más elevado que el oficial es no leer la coyuntura: sería imposible tener una inflación acumulada a agosto de 18,5% (se estima que en septiembre será entre 2,5% y 2,7%), con una inflación interanual a la baja como hasta ahora. El tipo de cambio oficial se encuentra, a principios de octubre, en un nivel 27,3% más alto. Si rigiese un tipo de cambio a $150, el precio del dólar durante 2020 habría crecido 150%. Esto claramente repercutiría en los precios y se cortaría la tendencia a la baja. Además, con alta probabilidad, podría desatarse una fuerte puja que traería mayor nominalidad de manera duradera en una macroeconomía ya golpeada.

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