El pintor que diseñó el Puente Barracas

Antonio J. González, en su cronigrafía de la ciudad, escribe sobre Prilidiano Pueyrredón.

Él no pudo verlo construido. Lo había diseñado y presentado al Gobierno, ofreciéndose a construir un puente giratorio de hierro sobre el Riachuelo, para no obstruir el paso de los barcos, en el mismo lugar del existente de madera. El 17 de marzo de 1862 se le otorga la concesión. La proyección del puente era excelente, muy de avanzada para la época. Traen la estructura de hierro forjado desde Inglaterra. La obra es finalizada en diciembre de 1867. El mismo día de la inauguración, mientras se realizaban las pruebas finales, ocurre el desastre. Una imprevisión en el número de los pilotes hace fracasar el mecanismo, el brazo de palanca vence al pilar-pivote y se va todo al fondo del río.

Mucho dinero perdieron los empresarios, por lo que firmaron un nuevo contrato para arreglar lo sucedido y construir un nuevo puente. Prilidiano Pueyrredón, el pintor diseñador de aquel primer puente de hierro, quedó muy perjudicado económicamente y su salud se agravó considerablemente. Falleció en 1870, sin verlo terminado. En estos días se cumplieron 139 años de su deceso. El puente quedó listo y funcionando en noviembre de 1871. Era el primer paso de firme estructura que unía las dos orillas del Riachuelo. El viejo puente de madera, construido, destruido y reconstruido, había sido testigo de hechos históricos para el país.

Pueyrredón fue un prestigioso pintor y arquitecto argentino nacido en el seno de una familia patriota. Era hijo de Juan Martín de Pueyrredón, unos de los precursores y gestores de la independencia argentina. Después de dos estadías en Europa regresa y fue el arquitecto asesor de casi todas las obras públicas que se realizaron en ese tiempo en Buenos Aires. Intervino en la restauración de construcciones históricas, tales como la capilla de la Recoleta, la pirámide de la Plaza de Mayo y la remodelación de la Casa de Gobierno. Trazó los planos para la quinta de Olivos, la mansión construida por Miguel de Azcuénaga y más tarde obsequiada al país como residencia presidencial.

Considerado como el más importante artista de su época, es un destacado pintor de paisajes y escenas de costumbres por sus escenas evocativas de la gente. Ayudó para hacer del gaucho una figura familiar por todo el ámbito de la nación, superando la antinonia civilización-barbarie.

Entre sus más famosas pinturas figuran: Hombre ciego, Retrato de Manuelita Rosas, Autorretrato, La siesta, Juan Bautista Peña, San Isidro, Lavanderas del Bajo Belgrano, Un alto en la pulpería, Gauchos, El rodeo, Un alto en el campo y otros retratos de personajes históricos (Manuel Belgrano, Bernardino Rivadavia, Juan Martín de Pueyrredón, etc.) Algunas de estas obras se exhiben en el Museo Nacional de Bellas Artes en Buenos Aires.

Pero el puente, denominado hoy “Prilidiano Pueyrredón”, está todavía funcionando en sus dos versiones: el sufrido andamiaje de hierro que soporta aún el peso de los vehículos no sin rezongos y roturas heredero de aquel diseñado en 1869, y el de cemento como autopista moderna que se levanta a su costado. En ambos casos, sin saber que el pintor no pudo ver “su puente”, salvo en los borradores de su tablero de arquitecto.

“Cada uno tiene una misión que desempeñar en el mundo –diría- la mía es el olvido de mí mismo a favor de los seres amados que me rodean”.

ajgpaloma@yahoo.com.ar

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