El pasado domingo 16 de marzo, en la Catedral de Avellaneda-Lanús, el Padre Obispo Maxi Margni presidió una emotiva Misa junto al Seminario Diocesano. Durante la celebración, impartió su bendición a tres jóvenes que inician su formación sacerdotal en el curso introductorio del seminario: Juan Bautista, de la Parroquia Nuestra Señora de Fátima en Villa Caraza; Lautaro, de la Parroquia Santa Teresita en Dock Sud; y Héctor, también de la Parroquia Nuestra Señora de Fátima, en Isla Maciel.

En su homilía, el Obispo reflexionó sobre las lecturas correspondientes al II Domingo de Cuaresma, alentando a la asamblea, y especialmente a los seminaristas, a profundizar en su encuentro con Dios y a fortalecer su vida de oración. En el marco del Año Jubilar, cuyo lema es “Peregrinos de esperanza”, destacó la relevancia de mantener siempre presente que la meta última es la gloria de Dios, incluso frente a las dificultades, tentaciones y el cansancio que puedan surgir en el camino.

La celebración reunió a fieles de diversas comunidades de la diócesis, así como a familiares y amigos de los jóvenes seminaristas, en un ambiente de gratitud y unidad. Además, fue la ocasión para conmemorar el 7.º aniversario de la ordenación episcopal del Obispo Margni, celebrada en el día de la memoria del Santo Cura Brochero, cuya imagen presidió el altar durante la Misa.

Dirigiéndose a los seminaristas, el Obispo evocó la inspiradora figura del Cura Brochero, recordando una de sus célebres frases mencionada también en su propia ordenación episcopal: “Estos trapos benditos que llevo encima no son los que me hacen sacerdote; si no llevo en mi pecho la caridad, ni a cristiano llego”. Un recordatorio luminoso del sentido profundo de la vocación sacerdotal.