El Hospital Presidente Perón despidió el año con un brindis

El pasado miércoles, un centenar de personas reunidas en el buffet del Hospital Presidente Perón despidieron el año con un brindis, donde los reconocimientos humanos, espirituales, laborales y los mejores augurios para el 2013 estuvieron presentes.

Jorge Trainini, director ejecutivo del Hospital Perón fue el encargado de ofrecer las palabras de bienvenida: «Es un día de reflexión, es un día de convocarse a asimismo porque los cambios inevitablemente deben empezar por uno si queremos cumplir con nuestros cometidos». En otra parte de su discurso expresó «nunca nos arrepintamos de seguir al corazón, él no nos va a llevar nunca a mal puerto, sirve mucho más que la razón, sirve mucho más que esta tecnología desbocada que nos está arruinando el espíritu», sostuvo.

Por su parte el doctor Pablo Garrido, Jefe de Gabinete del Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires, destacó la labor no sólo profesional sino también humana y espiritual que practica diariamente el personal del Hospital: «Como en fin de año siempre nos obligamos a hacer un balance interno espiritual, en qué acertamos, en qué nos equivocamos, qué debemos corregir, qué tenemos que seguir haciendo con más ímpetu. Creo sin duda que esto de la amabilidad y de preocuparnos por el prójimo, de atender con una sonrisa y entender que el otro viene con un problema de salud propio o de un familiar directo, esa sensibilidad que el equipo de salud de profesionales y no profesionales del Hospital Presidente Perón han logrado, creo que no tiene techo y que tiene que ser imitado por otros equipos», aseguró.

En el mismo sentido, el Obispo de Avellaneda-Lanús, Monseñor Rubén Frassia, además de valorar la labor humanitaria que ejerce el personal del Hospital Perón, trajo su mensaje cristiano con motivo a la celebración de la Navidad: «Este hospital es un ejemplo para muchos otros hospitales, pero lejos de la competencia, simplemente expreso mi reconocimiento y admiración del trabajo de ustedes. Es cierto que las cabezas son fundamentales porque son los que ordenan, dirigen, conducen, imaginan, sueñan, ejecutan, pero es un espíritu que está acompañado por todo el personal, por toda esta casa, quienes realmente han sabido encontrar una sintonía común. El espíritu es lo que nos mueve a todos a renovarnos, nos da fuerza para mejorarnos, pero sobre todo para detenernos en un sólo objetivo principal que es el bien integral de la persona humana. El enfermo no es un número, no es una sala, no es una cama, no es una camilla, ciertamente es una persona que tiene sus necesidades de salud, pero también tiene sus necesidades de afecto, contención, tiene soledad, pobreza y de tantas otras cosas más. Qué se trabaje a través de estas realidades ciertamente es algo encomiable, pero también eso produce desgaste y sufrimiento, pero que hermoso desgaste es gastarse por el bien de otra persona. La vida no se tiene para tenerla, la vida se tiene para darla, para ofrecerla, para entregarla. El mejor servicio que uno puede hacer es procurar el bien del otro. La Navidad, para los que son creyentes, es la llegada de Dios, que se hace hombre para que nosotros los hombres podamos llegar a Dios».

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