«Desde el Barrio»

Hugo Caruso está preparando la 2da edición (ampliada) del libro que presentó en 2009 «Desde el Barrio». Con el agregado de notas breves que hacen al espíritu que caracteriza este trabajo, que es resaltar las virtudes del barrio; nos hace llegar este adelanto que evoca a la escuela y la familia.

La salida de la escuela
Escuchamos la campana. Es la última de este día. Entre las clases y los recreos – que son lo más lindo de la escuela- la tarde se pasó muy rápido.

Asistimos respetuosamente al arrío de la bandera. ¡Que honor que la señorita te diga que esta semana te toca a vos encargarte de guardar la enseña patria! Es una alegría para uno y una satisfacción enorme para las madres que orgullosas lo cuentan en el barrio.

Cuando salimos – en fila y ordenados por lo menos hasta la vereda- se van separando los grupos porque los que debemos cruzar la avenida vamos hasta la esquina y esperamos. Allí, junto con las maestras, los alumnos de sexto grado que son los del último año, con unos carteles de “parar” se ubican haciendo un cordón sobre la calle con brazalete que los identifica. Ese brazalete, cuando debimos usarlo, lo hicimos con orgullo además, nos hacía sentir importantes!!! Los autos y colectivos paran y vamos cruzando de manera segura.

Los autos esperan con paciencia, el tránsito es respetuoso.

Nosotros con paso rápido cruzamos mientras charlamos con los compañeros. Muy cerca están nuestros hogares. Saludamos a los vecinos: el hombre de los repuestos que nos compraba las rifas (de a 30 para colaborar), la Sra. que pone las inyecciones, el del taller mecánico, la esposa del hindú, los muchachos del taller de Padovani que su hijo va a la escuela con nosotros y todos los vecinos, los padres de Huerga y tantos más…

En casa, las madres están esperándonos con el mate cocido con leche y pan con manteca. A veces el pan está tostado – para aprovechar el que quedó del día anterior. Y desde la entrada a nuestra casa el olorcito inconfundible de las tostadas nos abre el apetito. Mientras tomamos la merienda mamá pregunta acerca de las novedades de la escuela mientras ojea el cuaderno. Pregunta si hay deberes. Si hay, el paso siguiente luego de la merienda es hacer la bendita tarea para poder salir aunque sea un rato y encontrarnos con los amigos del barrio. Si no hay tarea, nos pondremos enseguida la otra ropa, la que usamos para el potrero y dejamos la de la escuela sobre la cama. Con velocidad nos iremos hasta el baldío de la esquina, allí esperan los amigos para el consabido picadito, a veces no hace falta ir hasta el potreo, nos juntamos en la misma calle porque son pocos los autos que pasan. En tanto las chicas, se juntan a jugar a la rayuela, o con las figuritas y el libro de lectura, muchas de ellas salen con su muñeca para que también pasee un rato. Otras vecinas saltan a la soga en la vereda de su casa. Los vecinos nos cuidan a todos por igual a sus hijos y los hijos del barrio.

En un rato regresaremos a casa. Y si mamá se acordó de algo nos iremos con celeridad a hacer la compra requerida. Sino, cerca de donde ella prepara la cena nos sentaremos para escuchar junto a mamá la radio. En un rato estará llegando del trabajo nuestro padre. Sin duda el trabajo del jefe de familia es importante para la dignidad de la persona, para mantener a la familia y poder hacer realidad las metas. Él también preguntará por la escuela. Es un convencido, siempre lo repite: sin educación no se va a ningún lado. Ambos nos inculcan los grandes principios sobre los que edificaremos nuestras vidas.

Antonio Hugo Caruso

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