Cuidar el patrimonio edilicio de Avellaneda

Escribe la Arq. María Descole. En la foto fachada de la Casa de la Cultura y del Teatro Colonial.

Cuidar el patrimonio edilicio de Avellaneda es una tarea difícil, sin duda, puesto que nuestra ciudad se ha caracterizado por ser un lugar de servicio con respecto a la Reina del Plata.

Desde las vaquerías al matadero, del saladero al frigorífico y la curtiembre, este territorio fue eminentemente utilitario. Luego, en el Siglo XX, se erigieron aquí grandes instalaciones de servicios cloacales y eléctricos a escala metropolitana. Ni que decir de la red de ferrocarriles heredada del proyecto decimonónico inglés o el Nuevo Puente Pueyrredón que segmentaron sectores urbanos.

Paradójicamente muchas de estas instalaciones sumadas a cierta arquitectura tipológica barrial o emblemática del casco histórico constituyen hoy nuestro patrimonio edilicio. En ocasiones se encuentran ligadas al paisaje natural, por ejemplo las barracas y galpones cercanos al Riachuelo. Pero el destino histórico de este suelo ha persistido. Residuos industriales u obras como las Autopistas o el relleno del CEAMSE, todos llegaron a comprometer seriamente los límites de sustentabilidad natural y cultural.

A pesar del esfuerzo local, los grandes decisores de la historia han sido determinantes en la falta de cuidado del patrimonio. Una mención aparte merece la llamada «lógica del mercado», que hace de los sectores urbanos un objeto de pura transacción comercial. Desde esta óptica los valores del patrimonio histórico artístico y arquitectónico poco cuentan a la hora de multiplicar metros cuadrados para su venta.

Como contrapartida el Estado restaura y mantiene muchos de sus edificios más valiosos. Es el caso del Edificio de Rentas (Arba) o de los Tribunales (ex Casa Salas Chaves) ambos pertenecientes a la Provincia de Buenos Aires. También se encuentran los institutos municipales de la calle Alsina, el Teatro Roma, la Casa de la Cultura o el antiguo Mercado de la calle Colón, todos edificios reciclados o restaurados por la Municipalidad de Avellaneda. En cuanto a los privados, se destacan el Teatro Colonial, el Club Pueblo Unido, el Petit Bar y otros edificios emblemáticos y tipológicos que, gracias a la visión inteligente de sus propietarios se mantienen para disfrute actual de los vecinos y como pasaporte/documento de identidad de Avellaneda en la aldea global.

La Arq. Descole dicta los Seminarios anuales «Avellaneda: su Arquitectura» en el Centro Cultural Barracas al Sud

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