Con una gran fiesta de gastronomía y música, el Jardín Japonés festeja los 50 años

El espacio que difunde la cultura oriental nació hace medio siglo para recibir a los príncipes herederos de Japón y para agradecer al país la buena acogida que tuvieron los inmigrantes de ese origen.

El domingo desde las 11 los porteños podrán disfrutar de un paseo en pleno Palermo que los trasladará a las calles de Tokyo. Desde esa hora arranca la fiesta por los 50 años del Jardín Japonés.

Las actividades no sólo serán dentro del predio sino también en la Avenida Berro hasta Sarmiento. Allí estará ubicado el escenario en el que podrán verse shows de Taiko o tambores japoneses, danzas y canciones típicas, una presentación de la banda militar “Tambor de Tacuarí”, del Regimiento de Patricios y otra de de Carlos “Hiro” Hanashiro, el cantante más popular de la colectividad. En la misma avenida se instalarán 100 stands con artesanías y comidas japonesas.

La fiesta comenzará con la inauguración de un “Torii”, un típico pórtico en el que según la tradición se posa el ave fénix y simboliza la vida eterna. Estarán presentes autoridades nacionales y porteñas, de la embajada de Japón y la Fundación Cultural Argentino Japonesa que administra el jardín. “La cultura japonesa busca difundir ciertos valores importantes para la actualidad: el bienestar, el equilibrio y la armonía para que los hombres y mujeres se alejen del stress cotidiano que realmente es un impedimento para desarrollar una vida plena”, definió Sergio Myyagi, vocero de la Fundación Cultural Argentino-japonesa.

El Jardín Japonés se creó en mayo de 1967 para recibir a quienes eran por entonces los príncipes herederos de Japón, el emperador Akihito y su esposa Michiko. Pero también a modo de agradecimiento de esa nación oriental por la hospitalidad con que los argentinos recibieron a los inmigrantes de ese origen.  El predio de tres hectáreas es un espacio de meditación y recreación. Tiene una cascada, un lago con carpas Koi, puentes. “El jardín también tiene una réplica de la campana por la paz mundial, que está en la ONU, y se toca cada 21 de septiembre en el Día Internacional de la Paz y también en cada apertura de sesiones ordinarias de las Naciones Unidas”, contó Miyagi.

En el complejo hay un restorán, una casa de té y un vivero. Se dedica a difundir la cultura japonesa, por eso organiza actividades como clases de origami, bonsai, pintura, caligrafía, reiki, espectáculos de artes marciales y cursos de animé y manga

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