Científicos bonaerenses desarrollaron un material líquido para producir piezas dentales de alta calidad
Junto a una empresa de Lanús, los especialistas crearon el producto para realizar prótesis más duraderas y estéticas que las tradicionales. Además, la iniciativa permite abaratar costos y sustituir importaciones.
El trabajo se llevó a cabo junto a la empresa Deflex y se realizó gracias al aporte del Fondo de Innovación Tecnológica de Buenos Aires, una iniciativa impulsada por el gobierno de la provincia de Buenos Aires que vincula a universidades e instituciones de ciencia y tecnología, con empresas bonaerenses para desarrollar soluciones que tengan un impacto inmediato en la sociedad.
“Es una resina fotosensible que mediante la acción de la luz ultravioleta se solidifica en una impresora 3D. Ponés la resina para imprimir, le cargás el archivo que contiene la pieza dental que querés hacer y la máquina la va solidificando capa por capa. Al cabo de una determinada cantidad de tiempo te queda el producto prácticamente listo para usar”, cuenta Hernán Ilari, responsable de diseño y desarrollo de producto de Deflex, en diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes.
La empresa ya empezó a comercializar la resina acrílica para laboratorios que diseñan y desarrollan prótesis dentales. Incluso, explica Ilari, no hace falta una máquina 3D sofisticada ni específica para el uso de este material, sino que cualquier impresora de resina puede procesar el producto.
Aunque siempre se asociaron las prótesis dentales con los adultos mayores, lo cierto es que cada vez hay más personas que necesitan una corona o implante dental. Sin embargo, el alto costo del implante es una barrera difícil de superar. Depende del laboratorio y del profesional, un diente postizo puede superar el millón de pesos.
En este contexto, según un informe de la OMS, 3,5 mil millones de personas (casi la mitad de la población mundial) padecen enfermedades bucodentales. Del total, el 75 por ciento de las personas afectadas viven en países de ingreso bajo y mediano. De la mano del aumento de los alimentos con exceso de azúcar, las golosinas, las bebidas alcohólicas y la higiene deficiente, los casos a nivel global aumentaron más de mil millones durante los últimos 30 años.
Una apuesta necesaria