Las concentraciones de ácido trifluoroacético o TFA están en aumento. En todo el mundo, se halló TFA en cauces de agua, cultivos de cereales, órganos de animales y hasta sangre y orina humanas. Esta sustancia llega al ambiente a través de desechos industriales y lo que preocupa a científicos y ambientalistas es, además, su acumulación. Según un artículo de reciente publicación en la revista Nature, los niveles se quintuplicaron en las últimas décadas. Desde la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes se recorren los posibles motivos y cuáles son las consecuencias para el ambiente y la salud humana.
El TFA es un reactivo muy utilizado en numerosas industrias. Es parte de la fabricación de herbicidas y pesticidas y se usa también en el rubro farmacéutico. La molécula de este ácido presenta uniones entre átomos de carbono y de flúor, que no pueden romperse por procesos naturales. De hecho, ese es el motivo por el cual es difícil retirarlo del ambiente, no se degrada y se acumula, incluso, en los hielos del Ártico. Durante las últimas cuatro décadas, los niveles de TFA aumentaron y encendieron las alarmas de científicos y ambientalistas.
Respecto al efecto en la salud humana y animal, no se considera tóxico ya que se elimina con facilidad en la orina. Sin embargo, el asunto preocupante es que al incrementarse la concentración ambiental, también aumenta la cantidad en el cuerpo humano y este es un factor que los especialistas advierten que hay que revisar. Científicos alemanes aportaron algunos datos al respecto. De acuerdo a ensayos realizado en ratones, las crías de aquellos tratados con dosis altas del polémico compuesto, resultaban con bajo peso y deformidades en comparación con los grupos que recibieron dosis bajas. Aunque las cantidades administradas exceden de forma considerable a las ambientales y no hay aun estudios en seres humanos, estos resultados generan controversia.
Algunos científicos también exhiben su preocupación por los efectos del TFA en plantas y ecosistemas. El conflictoradica en que las plantas pueden absorberlo por las raíces, pero no logran evaporarlo por las hojas y se acumula. Esto trae como consecuencia el incremento de los niveles de acidez en las especies vegetales y en el suelo.
¿Qué es lo que se debe hacer? En primer lugar, los especialistas recomiendan aumentar el conocimiento actual sobre la acumulación y los efectos del TFA. En los últimos años se comenzó a estudiar la acción de este compuesto en la salud y el ambiente, por lo que es fundamental poseer más información. Sin embargo, estos análisis requieren de tiempo y una importante inversión económica. Es por esto que, a corto plazo, se recomienda disminuir la cantidad de TFA que llega al ambiente, al menos de forma preventiva. Por ejemplo, en Dinamarca se anunció la prohibición del uso de pesticidas que producen TFA y en Alemania se dictaminó que la concentración máxima de este compuesto en agua considerada potable fuera de 60 microgramos por litro.
Aunque algunos científicos consideran que las prohibiciones son exageradas, otros advierten que es el momento de evitar tragedias. El tiempo, por ahora, está a favor.
